REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

UNA INDECENCIA MORAL

 

 

 

Gervasio Portilla | 28.07.2022


 

 

 

Nuestros políticos, me refiero a los más importantes y no a los que ocupan cargos medios o Ayuntamientos, han perdido en gran parte, la vergüenza y se marchan de vacaciones.

Según recoge OK Diario, el Presidente del Gobierno se va veinte días a Lanzarote, a la Mareta, con todo lujo a su alcance incluido traslado en Falcón y por supuesto todo tipo de seguridad.

Según la información, serán veinte días de vacaciones “a todo tren”, pagadas por los españoles.

No digo que no tuviera derecho a unos días de descanso, en la Sierra de Madrid, o en un lugar discreto de cualquier región de España, pagado por supuesto, con su propio dinero; sería por otro lado lo lógico y un buen ejemplo.

Pero es una obscenidad, un insulto a los millones de españoles que no llegan a fin de mes y no pueden ir de vacaciones e incluso a aquellos que pudiendo viajar, piensan, que hay que ahorrar ante el futuro y buscan un descanso reparador modesto.

Sólo, desde la falta de respeto al pueblo español, que ve como sus ayudas se ralentizan o no llegan, que comprueba como día a día, los precios se disparan, que se da cuenta, como el Gobierno miente continuamente, puede una persona con un mínimo de vergüenza, tomarse unas vacaciones de veinte días, con todo pagado.

¿Me pregunto, por qué el señor Sánchez, puede tener las vacaciones gratis?

Si todos somos iguales ante la ley, este señor, debiera pagarse todos los gastos de comida, viaje y estancia en la Mareta, lo contrario, es moralmente impresentable y creo que a poco que se judicialice sería ilegal.

Si quiere vacaciones, que se las pague, como todo ciudadano, lo demás es la utilización de bienes del Estado en beneficio propio.

Los habitantes de la isla de La Palma, que todavía no han recibido muchas de las ayudas prometidas, tienen que estar muy contentos de tener cerca de un señor, que mientras ellos sufren carencias, disfruta a todo tren a cuenta del sudor de los españoles.

Una vergüenza de democracia y una indecencia moral, aunque sea legal.

 

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista