REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

OTRA EUROPA ES POSIBLE

 

 

 

Gervasio Portilla | 10.04.2022


 

 

 

De aquella Europa de los padres fundadores, de Konrard Adenauer, Jean Monet, Robert Shuman, Winston Churchill, Alcide Gasperi, Paul Henri Spaak, Walter Hallstein y Altiero Spinelli, no queda casi nada, me refiero a su espíritu, su defensa de valores de la civilización cristiana, en la que se asentaba aquel proyecto, del que luego resulto la UE.

La idea sigue siendo valida y tan necesaria como entonces, pero debido a la clase política actual, aquel proyecto de libertad, se ha convertido con perdón, en un sumidero de burocracia, falta de sentido común y proyectos absurdos.

Una Europa con una deuda pública que empieza a ser insoportable, envejecida, poco ilusionante y con cada vez más “tics” totalitarios, cada vez más preocupantes.

El estado de derecho, esta en riesgo a través de las políticas intervencionistas de una Comisión, con muy bajo perfil político y técnico y en manos de un globalismo que quiere controlar todo.

No, no es el proyecto europeo el que falla, lo que fallan son sus dirigentes, faltos de sensatez e incapaces de mantener con dignidad el legado heredado.

Por si fuera poco, la salida del Reino Unido, ha sido un golpe del que la actual UE no se ha recuperado.

Políticas absurdas en materia agrícola, pagando por no producir y dejando miles de hectáreas  en “barbecho”, mientras llegaban productos de fuera, leyes en materia medioambiental imposibles de cumplir sin el empobrecimiento general de la sociedad, como se está viendo; leyes de género que lo invaden todo, incluso el derecho de los padres a educar a sus hijos en valores, en definitiva, sin exagerar la UE se ha convertido en un “magma” que cada vez huele peor, en manos de burócratas con grandes salarios, incapaces de ilusionar.

No, la UE sigue siendo necesaria, lo que hay que cambiar es a los actuales dirigentes políticos, en manos de intereses de todo tipo, algunos, y sin fuerza ni conocimiento, para recuperar lo que debiera de ser una sociedad libre y con valores y no una máquina de generar deuda pública y envejecimiento, además de legislaciones dañinas.

 

 

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista