REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

EL FALSO “PROGRESISMO”

 

 

Gervasio Portilla | 26.08.2020


 

 

Ya llegó el señor Sánchez de sus vacaciones palaciegas, con su tez morena, debido al tiempo, me supongo sentado, al pié de una piscina leyendo un libro.

Hay que tener “cuajo” para que siendo Presidente del Gobierno y viviendo lo que estamos viviendo en España, se tome unas vacaciones tan ostentosas con gasto en Jet Falcón (coste de más de 120.000 euros) y en lugares privilegiados; no es que el descanso sea malo, creo que es necesario, pero dice mucho de su  talante la falta de austeridad, de sencillez y de empatía con la gran mayoría de los españoles, que están preocupados.

Siendo esto un síntoma de lo que podemos esperar, con todo ello, es mucho más grave, la actitud de la inmensa mayoría e los medios de comunicación que callan y callan ante tanta falta de respeto al sufrimiento ajeno.

Se acaba el remdisivir, un medicamento al parecer importante en alguna de las terapias contra el Covid-19, nadie dice nada, nadie pide responsabilidades, silencio absoluto y vergonzoso y ¿si alguien fallece por falta del medicamento?.

Se retrasa al pago de el famoso ingreso mínimo vital, la gran medida del Gobierno, publicitada a “todo trapo”, sólo se ha pagado el diez por ciento de la peticiones, tampoco pasa nada.

A este paso, vamos derecho a un estado totalitario, sin critica alguna, pero intoxicados de mentiras, unas mentiras que se están volviendo contra la propia sociedad, porque las dudas de lo que dicen los gobernantes sobre la pandemia son cada vez mayores, es decir, de tanto mentir, todos acabamos con la cabeza llena de dudas, dudas fomentadas por las incoherencias del poder, no sólo del Gobierno, sino también de todos los dirigentes de Comunidades Autónomas, que también andan con perdón, como “pollos sin cabeza”.

La situación de España, empieza a ser de análisis en el diván de un psiquiatra.

En verdad, hay que reconocer que esto es el “progresismo”, pero el progresismo para unos pocos, una gran “estafa política”, un cuento chino, lleno de frases vacías en una sociedad atolondrada.

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista