Nuestros Amigos

 

EL PARQUE NATURAL DE LIENCRES, EL GRAN OLVIDADO

 

TRIBUNA QUE NO HAN PUBLICADO LOS MEDIOS

 

 

 

Francisco Javier Toraya | 11/02/2019


 

 

La proximidad de las elecciones produce en nuestros políticos, sus partidos, instituciones e incluso asociaciones una repentina necesidad de propuestas, obras y proyectos, casi todos faraónicos y algunos utópicos. Esta efervescencia por el boceto nunca ha sido caritativa con el Parque Natural de Liencres, el cual presenta un estado de abandono muy palpable, multiplicado estos últimos años donde el mantenimiento ha brillado por su ausencia.

El principal problema que presenta el Parque Natural ha sido competencial, esto es, todos los Entes y Administraciones que de una manera o de otra tienen competencias en el Parque, han entorpecido cualquier decisión, lo cual se incrementa cuando estos órganos son política o territorialmente distintos.

Inicialmente, el Parque Natural comienza su andadura como tal en el año 1987, cuando se aprueba el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG). En este periodo se adquiere sensibilización con el entorno y se establece su protección, a la vez que se comienzan los trabajos de actualización de infraestructuras, limpieza y podas en el interior. A mi juicio, la época donde más se notaron las actuaciones, ya que de ahí derivan la mejora del acceso, los aparcamientos, vallado perimetral y dotación de servicios a la zona, incluso se crean las sendas interiores y se inician los trabajos de poda selectiva y limpieza. Con posterioridad, las actuaciones se ciñeron en mantenimiento de lo existente y en la medida de lo posible, ampliar las zonas limpias de matorral bajo y desbroces. De esta época son la red de caminos y accesos a las distintas bocas de riego para las motobombas.

Posteriormente el Parque se configuro como Patronato, órgano colegiado con mayor número de miembros y que pretendía ser la solución definitiva que diera cobertura y remedio a todos los problemas que tenía el Parque y que irían surgiendo. La realidad ha sido bien distinta, ya que en estos últimos años se ha hecho muy patente la falta de mantenimiento en el mismo. Es evidente, por ejemplo, el estado de conservación de los aparcamientos, la invasión de plantas y matorral en el interior que recupera terrenos que ya estaban limpiados y por lo tanto de esta manera se incrementa de una forma considerable el riesgo de incendio. Por otra parte, las sendas que estaban originariamente trazadas están totalmente desdibujadas y posibilitan que todo el mundo vaya por donde le apetezca. Otra solución que se implantó, según mi entender de forma temeraria, fue el cierre del vial de servicio que discurre por la parte Norte del Parque y que, bien utilizado y regulando su uso, permitía la salida y evacuación del entorno, sobre todo ante un riesgo de incendio. La última noticia, la cual no tenía constancia el Patronato, es llevar una senda por el límite natural del Parque, paralela al regato de Los Ganzarros, que no aporta ninguna solución a las necesidades que tiene el Parque y que vuelve a ser una medida impulsiva con fines electorales.

La Universidad de Cantabria realizo a principios de siglo un estudio de vialidad para todo el Parque Natural, implantando soluciones efectivas, tales como: viales de sentido único, aparcamiento disuasorios, sendas peatonales, carriles bici, además centralizaba las zonas de servicios en áreas de nulo impacto visual e incluso suprimía parte de los aparcamientos en la zona que hoy conocemos, recuperando espacios naturales. El estudio capitaneado por Ángel Ibeas, descendiente de Liencres y gran conocedor de la zona, rozaba la excelencia, pues daba solución a todos los conflictos que se originaban en el entorno y a su vez permitía un uso más racional y lúdico de los espacios dando cabida a todas aquellas personas que quisieran disfrutar de un entorno tan privilegiado. Lo negativo de este soberbio trabajo, es que en la actualidad estará cogiendo polvo en algún cajón de la Conserjería de Ganadería.

La conclusión que quiero trasladar, es que el Parque Natural de Liencres, lleva mucho tiempo sin un rumbo claro, sin definir exactamente los usos que queramos dar al mismo y que a su vez nos permita disfrutar de un maravilloso entorno sin tener que pensar donde puedo aparcar porque los pocos aparcamientos existentes están copados por autocaravanas, si voy a romper mi coche en un bache, o si voy a ver algo que no deseo. Es necesaria una apuesta firme, sólida y valiente que huya de medidas vehementes y que persiga un fin concreto para dar cabida a cualquier uso y disfrute de este privilegiado entorno.

 

 

Fco. Javier Toraya Muñoz
Liencres