Fuera mascarilla y lo que pinta la experta opinión médica: nada

 

 

Miguel del Río | 17.04.2022


 

 

 

 

 

Adiós en España a la mascarilla en interiores, ya que así somos igual de europeos que Reino Unido y Francia, donde no es obligatoria. Sobre lo que no se puede legislar es respecto a que haya dudas e incertidumbre entre la población. Aquí, si el Gobierno fuera de la mano de las principales sociedades médicas nacionales, pues creo que la confianza tendría mejores cimientos. Pero no es así. Entre unos a favor de retirarla, y otros de mantenerla más tiempo, ¿cómo actuar? Se apela a la responsabilidad y sentido común, que, como es sabido, es el menos común de los sentidos.

Hubo una ocasión en que leí una guía para enterarme bien de cómo se circula por las rotondas. El artículo tuvo su eco, aunque me temo que hay aún demasiados conductores que no saben cómo hacerlo correctamente. De cara a la medida inminente de suprimir el uso de las mascarillas en interiores, convendría enterarse antes de cómo hay que actuar. Sepamos proceder bien de antemano, no asumiendo las grandes decisiones porque lo dice tal o cual. Prueba de ello es que no es suficiente para el Ministerio de Sanidad muchas de las opiniones vertidas desde las sociedades médicas nacionales, respecto a mostrarse cautos, dadas las altas tasas (que siguen para arriba) de contagios Covid. Con los que saben, España es un país irrespetuoso. Por eso desde siempre se han ido a vivir fuera intelectuales, científicos, investigadores, y demás jóvenes promesas, que también saben mucho de lo que supone no ser escuchados ni valorados en tu propio país.

Gobiernos y sociedades europeas han dado por finiquitado el Coronavirus, más por intereses de todo tipo, que por mera cuestión sanitaria que, tras evaluarlo, zanje que el virus mortal ya está controlado. La opinión médico-científica no se tuvo en cuenta desde el principio, y por eso la gestión del Covid, al menos en España, tiene tantas luces como sombras, que irán saliendo en la medida de que el paso del tiempo imponga la verdad y los hechos. No creo que haya un solo ciudadano que apueste por mascarilla, en vez de respirar directamente el aire, sin obstáculo alguno en nariz y boca. Pero la pregunta es: ¿Hay que suprimirla ahora?

El Gobierno, con sus prisas, ni siquiera escucha la última rueda de prensa dada por el director general de la Organización Mundial de la Salud, al señalar que tan solo estamos en medio de la pandemia. Por contra, la sensación general en España es que todo ha pasado, y salvo no perder de vista a los enfermos con patologías serias y a los pacientes mayores de 60 años, hay que retomar la vida de siempre. El día después de que se acabe con la mascarilla en interiores, será la prueba de cuánto confiamos en la situación de normalidad que nos presentan y también nos imponen. Lo hemos visto con la retirada de la mascarilla en la calle; cada cual hace lo que cree más conveniente, y el tapabocas sigue muy presente.

Información, credibilidad y veracidad son términos que han quedado un tanto tocados durante los años de la pandemia. Se trataba de no alarmar más de lo debido, pero ya uno no sabe muy bien definir el antes y el después de la situación real por la que atraviesa el gran concepto que es salud pública. De todo lo prometido al sistema sanitario, a sus auténticos protagonistas como son todos y cada uno de sus trabajadores, ya tampoco se habla nada. Cualquier proyecto que quieras acometer hoy en día en España, incluido el mantenimiento del estado del bienestar, pasa por los fondos europeos.

Con este panorama tan ficticio, qué menos que hacer caso a las prevenciones sanitarias de nuestros médicos, cuyas recomendaciones bien poco tienen que ver con las que marcan los Gobiernos. Al menos a mí, me parece super respetable lo que diga el máximo representante de la Sociedad Española de Inmunología, o el de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, el de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primeria, la Sociedad Española de Medicina General y de Familia, o el de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física. Llevan años al cuidado de nuestra salud, aunque parece ser que sus opiniones son poco valoradas por el Ministerio de Sanidad.

El caso es que nos parezcamos cuanto antes a Reino Unido, Francia, Bélgica, Dinamarca, Países Bajos, Suecia, Noruega y Finlandia, donde el cubrebocas no es obligatorio. Actualmente, España da sensación de una relajación total frente a la pandemia. Soy el primero que quiero dejar atrás la mascarilla, pero la responsabilidad y el sentido común me dicen que hay que seguir llevándola encima, y tirar de ella cuando puedas percibir peligro de aglomeraciones. Seguirá siendo necesaria en el transporte público, en centros sanitarios,  residencias de mayores, y parece que los servicios de prevención de las empresas tendrán también la última palabra. Todos los interiores no son iguales, algo que puede generar problemas, si se hace ver a la población que el Covid ya es historia. Por lo pronto, veremos lo que anuncian los datos tras Semana Santa. Se habla más de la Guerra de Ucrania, de la inflación, de la subida de los precios en carne, el pescado y la fruta, de lo cara que está la gasolina, la electricidad y el gas, pero no podemos ni debemos desligarnos del todo de una pandemia declarada, sobre la que aún no se ha colgado el cartel de superada.

 

 

Miguel del Río