Virus + crisis + Rusia-Ucrania-Europa, igual a “No a la guerra”

 

 

Miguel del Río | 01.02.2022


 

 

 

 

 

No retumba casi nada el “No a la guerra”, ante las malas intenciones de Rusia y Ucrania. Está visto que no estamos hechos para aprender lecciones. Debe ser que para algunas naciones y sus nefastos dirigentes son suficientes los 75 años transcurridos desde la Segunda Guerra Mundial. Todos los sectores, como ocurrió con Irak, deben mojarse para que bombas y muertos, no sean de nuevo protagonistas. ¿Qué debemos hacer en este sentido los europeos? Con todas las dramáticas historias que cargamos en la mochila, más el Covid y su tragedia tan extendida, no permitirlo. Como ciudadano, quede aquí patente mi “No a la guerra”.

Quien pensará (yo no), que lo que sucede actualmente en el mundo, con la muerte masiva de personas por un virus incontrolable, y con una crisis económica tremenda, no se haría acompañar de conflictos bélicos, bien equivocado estaba, ante la perspectiva de una guerra en suelo europeo, provocada por viejas disputas entre Rusia y Ucrania.

Todos estos listos de la bahía que no dejan de preconizar que hoy las batallas se juegan dentro de la economía, la tecnología, la globalización y digitalización, no con tanques, aviones, portaaviones, submarinos y misiles, a ver qué dicen ahora con la oscura perspectiva que tiene el panorama bélico donde, en esta fecha, suenan los tambores de guerra, pero, mañana, puede ser real. El No a la guerra” debe ser más alto y claro, porque Putin, Biden, Zelenski (Ucrania) están demostrando poca sesera, ya que el mundo no está para más desgracias y, coincidirán conmigo, una guerra siempre lo es. Si de verdad tiene fuerza, es Europa la que debe diluir este conflicto, hablando con unos y con otros, hasta que la sensatez se imponga.

Pienso que una gran mayoría de europeos desconoce el origen del conflicto entre rusos y ucranianos, pero se puede resumir de manera simple: por el gas. Siempre es lo mismo, los intereses, mientras tratan de convencer a la población (nos mienten ya tanto y en tantas cuestiones) de que todo es por nuestra propia seguridad. En Irak fue el petróleo, y un día será la colonización de Marte. Las guerras solo se paran con la máxima tensión y rechazo ciudadano, y tampoco entiendo lo que ahora está haciendo el Gobierno de España frente a este conflicto, enviando soldados y material de guerra. Han pasado 75 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. ¿Es que a algunos les parece ya demasiado tiempo, desde que la humanidad cometió su última gran imbecilidad?

Hace tiempo que no veo sano al gran proyecto europeo que un día, precisamente tras la segunda gran guerra, fue la Comunidad Económica Europea. Pero es ahora cuando nos la jugamos de verdad, si no somos capaces de frenar las pretensiones de unos y otros. Que Putin diga a Macron, el presidente francés, que no tiene intención de invadir Ucrania, es una afirmación que no va a ningún sitio. Las amenazas de sanciones económicas a países tan ricos y poderosos tienen igual valor, cero. Además, este tipo de sanciones no se cumplen en la mayoría de los casos, porque siempre hay otros países dispuestos a suministrar y hacer negocio con la nación penalizada.

Es increíble que, con lo que está cayendo, estemos pendientes de una guerra en ciernes a la que hay que decir ¡no!. La flojera en que ha dejado el Covid a la sociedad civil se nota mucho. Mismamente aquí, en la guerra de Irak, hubo todo un movimiento para contrarrestarla. ¿Y con Ucrania?, ¿no vamos a hacer nada?

Con Irak nos engañaron con lo de las armas químicas; y con Ucrania solo saben hablar de suelo europeo, de la OTAN, y que la diplomacia debe imponerse, mientras Rusia no para de mandar soldados y tanques a la frontera ucraniana. Para no llegar al conflicto bélico, hay que dejar los intereses de lado y apostar por la paz. Los lideres mundiales, si de verdad lo son, este es el momento para demostrarlo. Al tiempo, el resto debemos darnos cuenta de lo que supone asistir a todo lo que pasa como meros espectadores, sin comprometernos en nada.

Todos los sectores, desde los económicos, a la cultura, el periodismo, el educativo, universitario, científico y demás, también es el momento para rescatar el “No a la guerra”. Acabo con la juventud. Se está jugando demasiado con su futuro, y no hay noticia buena, a la que se suma la posibilidad de una nueva guerra dentro de este siglo, que no da noticia buena, ni tregua que valga. Como hacen con la ecología y el Cambio Climático, deben tener muy clara una defensa sin fisuras de la paz en el mundo. Esa defensa tiene un eslogan muy claro y reconocible por todos: “No a la guerra”.

 

 

Miguel del Río