El gran papel de los Mossos en la crisis catalana

 

 

Miguel del Río | 27.10.2019


 

 

Quién sabe si la historia de España estaba predestinada al hecho de que coincidieran en el tiempo la exhumación del dictador, una sentencia contra un proceso independentista, unos gravísimos disturbios en toda Cataluña y, esperen que no he terminado, unas Elecciones Generales. Como nación, para bien y para mal, estamos hechos de esta pasta. Una clave en este periodo de crisis es la impecable actuación de los Mossos, algo que crispa al Govern “indepe”.

 

No sé si tiene más actualidad la exhumación de Franco del Valle de los Caídos que la nueva crisis en Cataluña, tras la sentencia del “procés” y los consiguientes disturbios, pero el caso es que ambos temas van a ser decisivos en los resultados que se deriven de las próximas Elecciones Generales del 10 de noviembre. Entre una cosa y otra, me inclino por hablar de los Mossos, y del gran trabajo realizado, junto a la Policía Nacional, en la semana posterior a conocerse los años de cárcel de Junqueras, Forcadell y compañía, trabajo policial que TV3 denomina como “putos perros de mierda”. Indecente que una televisión pública, sustentada por los presupuestos de aquella comunidad, muestre abiertamente su ideología independentista, y se ponga del lado de quienes levantan barricadas incendiarias,  antes que apoyar la labor de los funcionarios del orden público, que están precisamente para apagarlas y velar así por la seguridad de los barceloneses y resto de catalanes.

La acción y coordinación de las distintas policías marca la diferencia entre el desastre organizativo acaecido el 1 de octubre de 2017, fecha del referéndum ilegal, y los disturbios en la semana del 14 al 18 de octubre de 2019. La intolerancia ha vuelto a aparecer en escena cuando la principal institución catalana de autogobierno, el Govern, pone en tela de juicio la actuación policial y aplaude a los radicales encapuchados, que han causado destrozos en Barcelona por importe de 3,1 millones, además de los saqueos habidos durante cinco noches negras en la historia de España. Igual que en TV3, se echa en falta por parte de la Cámara de Comercio de Barcelona una declaración firme en contra de la violencia, los destrozos y los negocios reventados, pero es que para su presidente, el independentista Joan Canadell, también los buenos son los violentos radicales. Personajes así, al frente de instituciones que han de representar a todos, no pueden dirigirlas, repudiando como hacen la Constitución, el Estatut y las leyes de convivencia que nos hemos otorgado los españoles.

 

“La coordinación de las policías marca la diferencia entre el desastre del 1 de octubre de 2017 y los disturbios del 14 al 18 de octubre de 2019”

 

Puede que el Govern actual naufrague por muchos motivos, pero uno destaca especialmente como es el control de los Mossos. Cataluña es noticia diaria en España porque esto va de provocación constante y consiguiente desgaste, ¡a ver quién se cansa primero!, algo que hacen muy bien desde el Govern y la potente propaganda que inoculan dentro y fuera de España. La exhumación de Franco ha tapado un tanto las últimas ocurrencias del séquito de Puigdemont y Torra, pero el Gobierno Central no puede dar muestras de debilidad como se ha puesto de manifiesto con la suspensión de su encuentro en Barcelona con los cónsules de otros países que tienen delegación abierta en la Ciudad Condal. Aunque lo digo desde el respeto a las decisiones judiciales, los ciudadanos tampoco hemos entendido que el radical que lanzó un cohete contra el helicóptero de los Mossos, pudiendo haber generado una auténtica tragedia, esté en libertad con cargos. Luego, gente como Guardiola y Xavi, a los que el gran periodista deportivo Paco González denomina como “lamejeques”, se inventan una España totalitaria donde no existe la democracia. Este hecho del helicóptero sucede en Inglaterra, Estados Unidos, Alemania o Bélgica, y el aprendiz de terrorista en cuestión solo ve la luz del día durante largo tiempo desde su celda carcelaria.

Muchos hablan de soluciones al conflicto catalán, aunque tengo muy claro que lo que hay que atajar de raíz es el efecto propagandístico, lo que llaman internacionalización del conflicto, porque Torra y sus voceros en medios de comunicación, más las mal llamadas embajadas catalanas, no pierden oportunidad de contar una nueva milonga al respecto de lo que sucede realmente en España. Llevamos algo así como cinco años con el tira y afloja del Govern, el Parlament, la ANC, el Òmnium Cultural y, ahora, los CDR y Thusnami Democrâtic. Efectivamente, leen bien: la suma va creciendo, no decreciendo, sin olvidar por un instante lo que supone el gravísimo problema del adoctrinamiento de los jóvenes en las escuelas, institutos y universidades catalanas. El Gobierno que surja del 10-N es lo primero que tiene que afrontar, este adoctrinamiento. Su pedagogía política tendrá que pasar por preguntar a los catalanes si están dispuestos a que el futuro prometido por Puigdemont instaure disturbios y saqueos como norma de convivencia. Por eso resulta un gran un éxito de la democracia el gran papel de los Mossos d´Escuadra en el cumplimiento de la legalidad y los dictámenes de los jueces, frente al radicalismo impulsado desde organismos públicos y sociales controlados por el secesionismo. Ahí es donde duele y escuece a los violentos, al tiempo que supone un mazazo mortal a la sociedad fracturada que propugna el soberanismo.

 

“El problema que supone el adoctrinamiento en las escuelas catalanas es lo primero que tiene que afrontar el Gobierno que surja del 10-N”

 

 

Miguel del Río