Oído Cocina

UN PINTOR LLAMADO JOSÉ RAMÓN ÁLVAREZ REDONDO

 

Miguel del Río | 28.08.2016


 

Llamarse José Ramón Álvarez Redondo es que la Wikipedia le recuerde como consejero de Turismo, Transportes y Comunicaciones e Industria en el gobierno de Cantabria entre los años 1995 y 2001. Internet es lo que tiene de bueno, especialmente cuando has ostentado un cargo o llevado a cabo una labor profesional que haya redundado en un bien común general. Aunque en esta columna voy a hablar del actual Álvarez Redondo como pintor que acaba de exponer su obra en Laredo, me da también la oportunidad de recordarle como el aquel consejero de industria que logró la implantación en Cantabria de la gran fábrica con que cuenta la tabaquera Altadis en El Bosque, Entrambasaguas. Se inauguró el 9 de enero de 2003 y Europa Press definía entonces aquel gran acontecimiento como la llegada a la región de una de las empresas “más modernas de Europa, con una inversión de 24,4 millones de euros, y en la que trabajarán 441 empleados fijos, el 70 por ciento mujeres”. Sin duda, fue toda una gesta industrial, añorada en los malos tiempos que corren.

Pero vayamos a los cuadros que he visto de José Ramón en la Casa de Cultura de Laredo y en los que no ha pintado, por ahora, la belleza natural que también encierra Entrambasaguas. Sus lienzos son un comenzar esta nueva andadura, con escenarios cotidianos, que van desde un bosque a la belleza costera cántabra, que parece llamarle especialmente la atención y saldremos de la duda en sus próximos trabajos. Por todo lo que ha hecho y hace, le viene al pelo esa expresión dedicada a pocos como la de polifacético. Personajes así van a dar guerra siempre, en el buen sentido, porque los cuadros que he visto, si algo denotan, es fuerza interior. Muchos amigos estuvimos con él en una jornada de inauguración pictórica, acompañada de buena velada posterior en la que hay ocasión de hablar de lo que más te ha llamado la atención de las obras del tenaz A.R. Nos desveló que lleva años de clases y conocimiento de técnicas para depurar estilo y alcanzar con el tiempo nuevos retos que consumar con nuevos lienzos. Así será, como fruto de una vida intensa que va por capítulos, nunca el último, de aquel ex consejero que hizo todo lo que pudo por traer riqueza a Cantabria y dimensionar más su turismo, y lo hizo realmente bien. Lo mismo se propone ahora como artista.

 

Miguel del Río