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El complicado mundo que nos ha tocado vivir

 

Todos los medios de comunicación nos acongojan con lo que ocurre en el mundo y también en España

 

 

 

Francisco Rodríguez Barragán | 18.07.2022


 

 

Siguen cayendo bombas sobre Ucrania destrozando barrios enteros y muriendo vecinos. También nos dicen los noticiarios que mueren rusos abatidos por las tropas de Zelenski.

Parece que Rusia quiere continuar la guerra y Ucrania también. La OTAN parece más empeñada en ser un contendiente que en erigirse en una instancia de paz. Nunca lo fue y sus sangrientas intervenciones en Yugoeslavia o en Irak, por ejemplo, indican claramente que la pugna entre USA y Rusia, con el acompañamiento de naciones europeas no termina, sino que se agiganta.

Rusia ya conquistó la península de Crimea y quiere extender su dominio a todos los territorios que dan al mar Negro que consideran suyo. Zelenski pretende también dominar ese mismo mar, que da salida a sus cosechas, con la ayuda de la Unión Europea que hasta el momento realiza acciones humanitarias, pero no envía las armas que Ucrania necesitaría.

Rusia además tiene la llave del gas, que puede cortar en cualquier momento, sobre todo cuando se deje sentir el frío en toda Europa.

La cabeza de la OTAN está en USA, pero no parece que les importe gran cosa los sufrimientos de los europeos.

Así pues, el gran imperio ruso, dirigido por Putin y el gran imperio americano dirigido por Biden, o quienes actúan en su nombre, solo piensan en su propio beneficio y no en resolver los problemas comunes.

Europa, después de años de pandemia, cuando empieza a coger el ritmo anterior, se da de bruces con los problemas de Rusia contra Ucrania y la dirección de la OTAN en manos de los intereses americanos y el enorme imperio chino ¿qué pasará?

Habrá que rezar para no volver a Kosovo ni a la guerra fría (que puede pasar a calentarse en un momento).

Tampoco España está en su mejor momento, al contrario, empeora cada día con un empecinamiento que no parece tener fin.

Hay que pedirle a Dios que vuelva la cordura y todas las naciones estén más dispuestas a dialogar que a luchar. El demonio estará contento de esta situación que puede llevarnos a los terrores del Apocalipsis. ¿Hacemos algo los cristianos? Ayudamos a los que huyen de la guerra, pero ¿es suficiente?

Aquí, en España, estamos tan entretenidos con nuestras eternas luchas por aprobar tal o cual decreto, que no nos damos cuenta que marchamos hacia una inflación galopante que redundará en hambre y estrecheces que ya han comenzado.

Por encima de gobiernos y decretos existe un capitalismo internacional que hace y deshace a su antojo tanto si hablamos de dinero, como de medios de comunicación.

No quiero acongojar a mis lectores sino invitarles a pensar y rezar para que los problemas del mundo que nos ha tocado vivir encuentren soluciones humanas, dialogadas, acordadas con espíritu de superación.

Los fuegos que destruyen nuestros bosques y nuestros pueblos pueden ser un recordatorio de nuestra ínfima pequeñez frente a los elementos y… los acontecimientos.

A ver si la semana que viene puedo escribir algo más optimista.

 

 

Francisco Rodríguez Barragán