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Además de la guerra entre Rusia-Ucrania hay otras guerras silenciadas

 

Los que nos confesamos cristianos debemos rezar por los políticos para que termine el azote de la guerra

 

 

 

Francisco Rodríguez Barragán | 04.04.2022


 

 

De lo que pasa por el mundo solo conocemos lo que nos quieran contar los medios de difusión y propaganda del régimen, las cadenas de TVE y las de titularidad privada, pero con subvención pública, han ido enlazando durante meses sucesos puntuales como el volcán de La Palma o el recuerdo permanente de la pandemia del COVID, con sus cifras de contagiados, hospitalizados y fallecidos.

Ahora la guerra de Rusia contra Ucrania deja en segundo plano todo lo demás. Ayudar a los ucranianos que huyen se ha convertido en una obligación ineludible que es secundada por diversas ONG tanto laicas como religiosas.

Pero recibo una página que tiene por título “Reza por un político” que ha ofrecido hace pocos días a sus socios, como yo, un resumen sorprendente de otros 64 conflictos bélicos que se están desarrollando en el mundo pero que como no salen en los medios nos resultan desconocidos o los creíamos ya extinguidos.

La última guerra del Yemen que comenzó en 2014 enfrenta a los rebeldes hutíes apoyados por Arabia Saudita y que tras estos ocho años de guerra se enfrenta a una terrible hambruna, mientras que Arabia sigue lanzándole bombas.

Otra guerra desconocida es la que enfrenta a Etiopía con su territorio de Tigray, en el norte del país, en el que se calculan medio millón de muertos a causa del hambre y la guerra en los últimos 16 meses.

Somalia, una guerra que pensamos estaba acabada, sigue recibiendo bombas norteamericanas para “instaurar la democracia”, mientras que Somalia pide ayuda internacional para paliar una grave sequía que afecta a siete millones de personas.

Nos hemos acostumbrado, y ha dejado de ser noticia, que en Tierra Santa los judíos quieran desalojar de sus hogares a musulmanes que viven en la parte oriental de Jerusalén.

El ISIS, un grupo terrorista musulmán, continúa masacrando civiles en varios países africanos como Mozambique, la República Democrática del Congo, Sudán, Malí y Nigeria.

Otras guerras permanentes son los enfrentamientos entre Armenia y Azerbaiyán, Afganistán y Myanmar.

La misma página que promociona “Rezar por un político” nos advierte de la tendencia a demonizar a Rusia, cuando los cristianos venimos obligados a amar a nuestros enemigos.

Tampoco conviene olvidar, aunque ocurriera hace más de veinte años, cuando la OTAN bombardeó Yugoeslavia que perdió una parte de su territorio, Kosovo y Metohija, mientras que terroristas albaneses llevaron a cabo una limpieza étnica al amparo de la misma OTAN.

Quizás sea un buen momento para meditar sobre la inutilidad de la ONU que, desde su Conferencia sobre población, parece más interesada en la Agenda 2030 y el Nuevo Orden Mundial que en reducir las guerras. Cuando se fundó allá por 1948 también decían los políticos que se ponía en marcha un nuevo orden mundial para la paz, pero que desde el primer momento otorgaron derecho de veto a los países más poderosos. (Mal comienzo)

En varios de mis modestos artículos he expresado mi queja de tener unos medios de información tan politizados como el NODO de otros tiempos.

Cualquiera puede comprobar que la cadena rusa RT, ha sido suprimida de nuestra parrilla de canales de televisión.

También he expresado mi opinión respecto a la Unión Europea, más interesada en difundir el matrimonio entre personas del mismo sexo o la doctrina feminista y de LGTBI que en promocionar valores más auténticos.

 

 

Francisco Rodríguez Barragán