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De lo impensable a lo aceptado

 

Alguien piensa por nosotros: de lo impensable a lo obligatorio

 

 

 

Francisco Rodríguez Barragán | 02.03.2018


 

No hace falta tener una imaginación calenturienta para observar que las decisiones de los gobiernos de occidente se producen con sospechosa unanimidad y con idéntica técnica de aplicación, ya sea la liberación sexual, el aborto, la ideología de género, el divorcio y ahora la eutanasia. Está claro que existen mentes potentes perfectamente sincronizadas para conseguir sus propósitos.

Estas mentes poderosas llevan mucho tiempo maniobrando para hacerse con los resortes del poder mundial, preparando la ruina de  la civilización cristiana, que ellos entiende como el triunfo total del hombre, liberado de cualquier lazo con la divinidad. Para ellos es necesario eliminar a Dios para que triunfe el hombre, para que el hombre sea su propio Dios. Es la antigua tentación del Génesis: seréis como dioses, y si somos como dioses no tenemos que servir a nadie, pues de nadie dependeríamos.

Esta locura que asumieron como tarea propia los masones, ha ido durante siglos  perfeccionando sus armas de destrucción y disimulo. Las logias donde los iniciados estudian sus estrategias, han estado a veces perseguidas, otras, como ahora, prácticamente públicas, con locales rotulados y localizables por internet, saben utilizar con arte a los políticos y activistas de cualquier color. La agitación y propaganda no la realizan directamente, para ello tienen a activistas que actuarán convencidos de que están haciendo la revolución de las mujeres, de los homosexuales, de los parados y hoy de los pensionistas.

Las técnicas de manipulación masiva consisten en convertir cualquier cosa impensable en justificable, deseable, defendible. Son los nuevos derechos, las nuevas libertades a defender, aunque haya que retorcer y vaciar de contenido la ya vieja Declaración de derechos humanos. La ventana Overton puso de manifiesto que algo tan impensable como el canibalismo, podía abrirse paso como práctica aceptable.

También ara impensable que el sexo con el que nacemos pudiera ser objeto de elección a lo largo de la vida ¿cuántas veces? Que un nacido varón pudiera decidir ser mujer y jugar en un equipo femenino o viceversa. No hace mucho eso era impensable hoy puedes ser sancionado por criticarlo.

Era impensable que pudiera hablarse de una unión distinta a la de un hombre y una mujer. Ahora ya parece defendible cualquier clase de unión y… ¡llamarle matrimonio!

Los que somos mayores teníamos claro lo que era una familia, pero ahora  nos dicen que hay diversos tipos de familia, ya  no hay padres sino progenitores  a) y  b) o  personas solas que encargan un hijo para que sea gestado por otra, o gestar un embrión de laboratorio, que no podrá llamar papá o mamá a nadie con certeza.

Ahora está en el telar de la manipulación la eutanasia. Los mayores teníamos claro que lo mismo que no dispusimos del inicio de nuestra vida tampoco podíamos disponer de su final, pero puesto en marcha por algunos cerebros y jaleado por todos los medios, la patraña de “una muerte digna”, el asunto va rodado cuesta abajo: si estás enfermo o viejo alguien  puede decidir poner fin a tu existencia. Cuando una persona decidía poner fin a su vida, eso no se llamaba eutanasia sino suicidio y ayudarle era un delito. Hoy quizás ya no y mañana seguro.

Los iluminati y sus logias parecen ir ganando la partida que juega Satanás. Los cristianos podemos darle la vuelta a todo esto si nos volvemos a Dios, pedimos perdón por nuestros estúpidos pecados y proclamamos la buena noticia del Evangelio.

 

Francisco Rodríguez Barragán