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Cosas que no entiendo

Mi envejecido cerebro cada vez entiende menos. Seguiré pensando por si me aclaro.

 

 

Francisco Rodríguez Barragán | 30.07.2017


 

Cientos de miles de personas han firmado apoyando a Charlie Gard y a sus padres, pero nadie dice nada por más de cien mil niños abortados. Por lo visto los abortos carecen de importancia, aunque cada vez el envejecimiento de la población es mayor. Pues no lo entiendo.

La falta de niños se compensa, al parecer, con la abundancia de mascotas, perritos de encargo a los que se mima, pasea y alimenta con delicatesen. Se habrán fijado que los estantes dedicados a comida para perros y gatos cada vez ocupan más espacio en los supermercados. Sin duda los propietarios de mascotas se sentirán felices por tener a estas criaturas a quienes amar que no les causan ningún problema. Pues no lo entiendo

Puestos a amar a los animales, los toros de lidia ocupan el corazón de mucha gente que no quiere que sufran en los ruedos, por tanto que se prohíban las corridas, los circos o el toro de la Vega y si los toreros sufren una cogida, pues mejor. Amar más a los animales que a las personas parece muy progresista. Pues no lo entiendo.

Estoy de acuerdo en que todas las personas gocen de los mismos derechos con independencia de su orientación sexual. Pero que una minoría insignificante de personas que tienen problema con su sexo biológico consiga imponerse a la mayoría de la gente con banderas, cabalgatas, leyes y amenazas y hasta pretenda adoctrinar a nuestros hijos y crearles problemas de identidad. Pues no lo entiendo.

Luchar contra  el calentamiento global es una especie de consigna-mantra muy en boga. Recuerdo cuando el problema era un agujero en la capa de ozono y no sé lo que pasó con aquello. Para calentamiento los incendios forestales, que cada año arrasan miles de hectáreas de arbolado. Nos dicen que pueden ser intencionados, es decir, una especie de terrorismo pirómano, pero no sé que haya detenidos por los de este año y por los pasados. Tampoco veo que se tomen medidas a lo largo del año para evitarlos. Créanme: no lo entiendo.

Todos los días nos desayunamos, comemos y cenamos con la murga catalana, ayer Mas hoy Puigdemont, de querer crear una república independiente, quizás para escapar de la justicia que puede condenarlos por el famoso 3%. Como ha habido legislaturas en las que se les ha cortejado y regalado demasiadas cosas, solo les falta un paso más: la independencia a través de un golpe de estado a cámara lenta, mientras los demás hablan de tribunales, recursos y apelaciones a no sé qué diálogo. Pues no lo entiendo.

Hay muchas más cosas que no entiendo, posiblemente porque soy un zoquete, pero a pesar de escuchar a una multitud de tertulianos, que pontifican sobre todos los temas, cada emisión acaba como empezó y al día siguiente lo mismo, unos defendiendo a los populares, otros a los socialistas de variadas obediencias, otros a los podemitas, otros a los de Ciudadanos y otras minorías que luego resultan indispensables para aprobar los presupuestos o sacar adelante cualquier cosa. Está visto que nuestra democracia no funciona de forma aceptable, pero no espero que haya acuerdo para repararla.

 

Francisco Rodríguez Barragán