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Mensajes en los autobuses rojos de Londres

Una forma interesante de difundir el mensaje de la esperanza cristiana

 

Francisco Rodríguez Barragán | 07.04.2017


 

Leo que en las próximas fechas de Pascua los famosos autobuses rojos de Londres mostrarán, mensajes cristianos de esperanza: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “Quien crea en mi nunca morirá”, “En la casa de mi Padre hay muchas estancias”… palabras de Jesucristo que nunca pasan y que serán una forma de evangelizar y difundir la verdad en un mundo necesitado de esperanza.

Las esperanzas de mucha gente no pasan de pequeños deseos humanos que quisieran ver realizados tales como ganar más, viajar, sanar de alguna enfermedad, encontrar un trabajo o una vivienda... deseos respetables pero que no tienen nada que ver con la virtud teologal de la esperanza que, como todas las virtudes es un don de Dios que podemos recibir si nos abrimos y hacemos sitio a Dios en nuestras vidas.

Hace unos años una Asociación atea puso en los mismos autobuses un anuncio que decía: “Dios probablemente no existe, deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Una llamada al hedonismo que, en un mundo cada vez más problemático y confuso, pienso que no resulta creíble que podamos vivir alegres y confiados llenos de placeres y libres de  preocupaciones.

Desde todos los medios de comunicación se nos habla cada día de nuestras  organizaciones políticas que, incapaces de resolver sus propios problemas de funcionamiento, esperamos nos resuelvan los nuestros. Nos creímos la milonga del estado de bienestar que iba a cuidarnos desde la cuna a la tumba y vemos que cada vez más el invento hace aguas por todos lados.

Ni la ONU consigue un mundo en paz, ni la Comunidad Europea asegura su propia supervivencia, ni nuestro estado autonómico garantiza que cobremos la pensión de jubilación mientras se endeuda para varias generaciones.

Algunos siguen soñando con revoluciones que en  el pasado y en el presente demuestran de sobra su catadura moral. Son los  que manifiestan, sin pudor, sus deseos de revancha y dictadura, populismos peligrosos.

Cada vez más lejos de Dios y más cerca del desastre. Por eso creo que los autobuses rojos de Londres, con sus frases bíblicas, pueden ser una llamada de atención que nos oriente a poner nuestra esperanza en Dios y en sus palabras que nos llaman a la conversión del corazón, a buscar primero su reino y su justicia porque todo lo demás se nos dará por añadidura.

Es bueno recordar en toda ocasión que Dios nos ama y que nuestro corazón estará intranquilo hasta que no descanse en El, como dijo San Agustín, y los autobuses, siempre rodantes, pueden llevar el mensaje con eficacia publicitaria.

Ojalá fuéramos capaces los cristianos españoles de hacer algo por el estilo, aunque creo que en Barcelona ya se hizo alguna vez. Lo de Londres lo han hecho cristianos evangélicos. Mi enhorabuena.

Esperemos que estos autobuses reciban mejor trato que el de Hazte Oír, que puso una obviedad biológica sobre lo que tienen los niños y las niñas y recibió repetidos ataques y agresiones, aunque… quizás los ataques de que fue objeto hicieron llegar su mensaje mucho más lejos de lo que imaginaban.

 

Francisco Rodríguez Barragán