Fe y Obras

¡Nazarenos!

 

 

26.07.2014 | por Eleuterio Fernández Guzmán


Últimamente se ha hecho famoso una especie de símbolo que tiene un significado muy concreto: en Irak a los cristianos perseguidos se les señala la casa donde viven con el mismo (¿Les suena eso de señalar la casa para acusar?). Es una especie de letra u con un punto en medio de la misma. En esta misma página web de Soto de la Marina puede verse el tal símbolo que es, además, uno que representa el honor y la esperanza de muchos que así son, se consideran y que de ninguna de las maneras van a dejar de serlo por muchas amenazas que recaigan sobre sus vidas. Amenazas, además, cobardes de quienes ostentan el poder o, muchas veces (y esto es mucho peor) sin ostentarlo sino usando de la fuerza de la forma más vergonzosa que hay y ¡en nombre de Dios!

Lo mejor de todo es que significa, en lenguaje árabe, “nazareno” y es como los radicales musulmanes identifican a los discípulos de Cristo que, de la forma que sea, quieren que desaparezcan de tierra irakí.

Esto no debe hacer pensar acerca de lo siguiente:

1º. Lo que hacen los Gobiernos de las naciones llamadas “civilizadas” y antaño cristianas para que eso no pase.

2º. Lo que hacemos nosotros, discípulos de Cristo y hermanos de los perseguidos, por aquellos que defienden su fe hasta dar la vida por ella o, en su defecto, tienen que salir corriendo de una tierra que, históricamente, ha sido siempre tierra cristiana muchos siglos antes de que los seguidores de Mahoma la empiezan a ocupar y a estropear.

En cuanto a lo primero vemos que no se está haciendo absolutamente nada. Podemos decir, por tanto, que les importa un bledo, un pepino y un comino lo que pase a los cristianos de Irak y de tantos otros territorios sojuzgados por el islamismo más radical y consentido por todo el islamismo llamado moderado por miedo o, al fin y al cabo, por estar de acuerdo con el fin perseguido por sus hermanos de fe más radicales (recordemos aquello de que “unos mueven el árbol y otros recogen las nueces).

En cuanto a lo segundo, alguien podría decir que podemos hacer poco desde Europa o desde América o desde otro lugar del mundo donde decir que eres cristiano no suponga bien la discriminación social bien la muerte asegurada.

Sin embargo, sí que podemos hacer algo.

Al menos podemos presionar a los Gobiernos de nuestras “civilizadas” naciones que nada hacen para que los cristianos allende nuestras fronteras pasen penalidades ¡por serlo! y no por haber cometido delito alguno o causa legal y legítimamente justificada.

Al menos podemos rezar y pedir a Dios que cambie los corazones que están perturbados por entender su religión, digamos de forma caritativa, de forma equivocada. En realidad, es más que posible que la entiendan como es porque no da más de sí en cuanto al amor y a la misericordia...

Lo que pasa, en este muy particular caso, es que muchos miran para otro lado porque no les gusta lo que ven y piensan que pueden verse perjudicados por defender lo defendible y por levantar la voz y alzar la mano para decir ¡basta!.

Bien deberíamos gritar que ¡todos somos nazarenos! A lo mejor no tienen manos suficientes para abofetear tantas mejillas.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net