EL EVANGELIO DEL DOMINGO

 

 

por Gervasio Portilla García

31.07.2019


 

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario (C)

 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (12, 13-21)

 

En aquél tiempo, dijo a Jesús uno de la gente:

― «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».

Él le dijo:

― «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros».

Y les dijo:

― «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».

Y les propuso una parábola:

― «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a hacer cálculos, diciéndose: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha". Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente". Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?". Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

 

Palabra del Señor


 

COMENTARIO:

 

El Evangelio de este Domingo Décimo Octavo del Tiempo Ordinario, parece un calco perfecto de lo que vivimos en la sociedad actual.

La vida no consiste en abundancia de bienes superfluos, lo que sucede actualmente al hombre moderno, asistiendo a una lucha por el poder no para servir mejor, sino para tener más riquezas y dominio sobre los demás y plasmar intereses personales o de grupo.

La desmedida avaricia, resquebraja la unidad de la comunidad cristiana y la espiritualidad evangélica.

Jesús, no condena la riqueza en si misma, sino el afán desmedido por acumular bienes sin compartir, ni tener en cuenta las necesidades de los demás.

El compartir, el generar bienestar con los demás, debe ser la clave de nuestra vida, recogiendo el mensaje de Jesús.

 

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.