EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

24.01.2015


III Domingo del Tiempo Ordinario (C)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (1,1-4; 4, 14-21)

Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra. También yo he resuelto escribírtelos por su orden ilustre Teófilo, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo; encontró el pasaje donde estaba escrito:

«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista;
a poner en libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor».

Y, enrollando el rollo y devolviéndolo a l que le ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles:

― «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

Palabra del Señor


COMENTARIO:

En este Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, el anuncio de Jesús, realiza las aspiraciones judías, pero de un modo distinto a como ellos esperaban.

El anuncio del Señor es universal, se dirige realmente a todos, por supuesto, incluso a los que estaban excluidos: los pobres, los pecadores, los extranjeros y recaudadores de impuestos.

La única condición que Él nos pone, es la conversión autentica; apareciendo en el Señor el perdón infinito.

La llamada de Jesús no instala un estado, sino que traza un camino que es necesario seguir aún sabiendo que está lleno de dificultades. Se trata de vivir con un nuevo sentido. de mirar al futuro con la absoluta confianza de que Él esta con nosotros.

En definitiva, los cristianos de hoy y de siempre, debemos aceptar el desafío de comprometernos con la historia y transformar las realidades con la la fuerza y el mensaje de Jesús.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.