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Servicio diario | - |
14
de junio de 2006
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Santa Sede
Corpus Christi, una oportunidad para
profundizar en el amor por la Eucaristía
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI explicó este miércoles que la solemnidad de Corpus Christi
constituye una oportunidad privilegiada para profundizar en el amor por la
Eucaristía.
Al dirigirse a los jóvenes, enfermos y recién casados que participaron en la
audiencia general en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice recordó
que la Iglesia celebra esta fiesta mañana, jueves, aunque en algunos países la
celebración tendrá lugar el próximo domingo.
«La fiesta del Corpus Christi es una ocasión propicia para profundizar en la fe
y en el amor hacia la Eucaristía», dijo antes de despedirse de los 30.000
peregrinos.
Hablando en particular a los jóvenes, les alentó a alimentarse «con frecuencia
del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, nuestra comida espiritual». «Avanzaréis por
el camino de la santidad», les aseguró.
A los enfermos les presentó la Eucaristía como «el apoyo, la luz, y el consuelo
en la prueba y en el sufrimiento».
Y a los recién casados les aconsejó encontrar en este sacramento «la energía
espiritual para vivir el gran amor de Cristo del que nos dio la prueba al
entregarnos su Cuerpo y su Sangre».
El Papa presidirá la tarde de este jueves, en la Basílica de San Juan de Letrán
--del obispo de Roma--, la misa del Corpus Christi.
Tras la celebración eucarística, tendrá la lugar la procesión con el Santísimo
Sacramento por la Vía Merulana de Roma, que concluirá en la Basílica de Santa
María la Mayor.
«Invito a la comunidad cristiana a unirse a este acto de profunda fe hacia la
Eucaristía, que constituye el precioso tesoro de la Iglesia y de la humanidad»
ZS06061407
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Benedicto XVI presenta las perennes
lecciones de san Andrés apóstol
En la audiencia general de este miércoles
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI dedicó este miércoles la audiencia general a presentar las
lecciones que ha dejado a los creyentes de todas las épocas el apóstol san
Andrés.
Al dirigirse a 30.000 peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro del
Vaticano, el pontífice continuó así con la serie de catequesis sobre la Iglesia,
en la que presentará la figura de los doce apóstoles.
Tras haber dedicado tres catequesis a san Pedro, primer obispo de Roma, en esta
ocasión evocó la figura de su hermano, Andrés, discípulo de Juan Bautista,
evangelizador de los griegos, patrono del patriarcado ecuménico ortodoxo de
Constantinopla.
Andrés, como recordó Benedicto XVI, fue el primer apóstol que recibió la llamada
de Jesús a seguirle, motivo por el que la liturgia de la Iglesia bizantina le
honra con el apelativo de «Protóklitos», que significa el «primer llamado».
«Por la relación fraterna entre Pedro y Andrés, la Iglesia de Roma y la Iglesia
de Constantinopla se sienten de manera especial como Iglesias hermanas entre
sí», recordó Benedicto XVI.
Para subrayar esta relación --siguió diciendo-- el Papa Pablo VI, en 1964,
«restituyó la insigne reliquia de san Andrés, hasta entonces custodiada en la
Basílica vaticana, al obispo metropolita ortodoxo de la ciudad de Patrás, en
Grecia, donde según la tradición, el apóstol fue crucificado».
También de acuerdo con la tradición, Andrés, como su hermano Pedro, pidió ser
colocado en una cruz diferente a la de Jesús. En su caso, se trató de una cruz
en forma de aspa.
Andrés --indicó el Papa-- enseña que «la Cruz, más que un instrumento de
tortura», es «el medio incomparable de una asimilación plena con el Redentor,
con el Grano de trigo caído en la tierra».
«Tenemos que aprender una lección muy importante --advirtió--: nuestras cruces
alcanzan valor si son consideradas y acogidas como parte de la cruz de Cristo,
si son tocadas por el reflejo de su luz».
«Sólo por esa Cruz también nuestros sufrimientos quedan ennoblecidos y alcanzan
su verdadero sentido», reconoció el Papa.
«Que el apóstol Andrés nos enseñe a seguir a Jesús con prontitud (Mateo 4, 20;
Marcos 1, 18), a hablar con entusiasmo de Él a todos aquellos con los que nos
encontramos, y sobre todo a cultivar con Él una relación de auténtica
familiaridad, conscientes de que sólo en Él podemos encontrar el sentido último
de nuestra vida y de nuestra muerte», concluyó.
ZS06061406
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Cercanía espiritual del Papa con las
víctimas y poblaciones de Tierra Santa
La Santa Sede pide a la comunidad internacional asistencia para la población
palestina
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Especialmente con la oración, Benedicto XVI está cerca de las poblaciones de
Tierra Santa, ensangrentada por un recrudecimiento de la violencia.
Y es que «la Santa Sede sigue con gran alarma y dolor» los episodios de
«creciente, ciega violencia», que estos días sufre esa región del planeta,
confirmó al final de la mañana de este miércoles el director de la Sala de
Prensa vaticana, Joaquín Navarro-Valls.
«El Santo Padre está cerca, de manera especial con la oración, de las víctimas
inocentes, de sus familiares y de las poblaciones de aquella tierra, rehén de
cuantos se hacen la ilusión de poder resolver los problemas cada vez más
dramáticos de la región a través de la fuerza o de modo unilateral», expresó en
un comunicado en italiano.
El portavoz vaticano hizo pública también la invitación de la Santa Sede «a la
comunidad internacional» para «activar rápidamente los medios necesarios para la
necesaria asistencia humanitaria de la población palestina».
Igualmente la Santa Sede «se asocia en apremiar a los responsables de ambos
pueblos para que se muestre ante todo el debido respeto a la vida humana,
especialmente la de los civiles indefensos y los niños, y se reanude con valor
el camino de la negociación, el único que puede llevar a la paz justa y duradera
a la que todos aspiran», concluye la nota.
El Custodio de Tierra Santa, el padre Pierbattista Pizzaballa, lanzó el martes a
través del servicio informativo del episcopado italiano «Sir» una alerta: «La
tensión es altísima y los riesgos de una guerra civil son concretos».
El franciscano hizo un llamamiento al diálogo entre las facciones palestinas de
Al Fatah y Hamas que se están enfrentando en los Territorios, en particular en
la franja de Gaza.
Además del presente choque inter-palestino, los ataques aéreos israelíes sobre
Gaza de la mañana del martes provocaron una decena de muertos.
Tras infringir la tregua unilateral, el lunes el brazo armado de Hamas seguía
lanzando ataques al sur de Israel.
En Israel el ministro de Defensa, Amir Peretz, excluyó por su parte este
miércoles toda responsabilidad del ejército israelí en la artillería naval que,
el viernes pasado, costó la vida a siete miembros de una misma familia palestina
en una playa de Gaza.
«Estamos viviendo una enorme tensión; esperamos que no explote. La rabia causada
por las muertes de mujeres y niños es utilizada por extremistas para fomentar la
violencia», describió el padre Pizzaballa.
«Las comunidades cristianas no corren más riesgo que las demás --precisó--. En
esta fase es difícil para los cristianos hacer oír su voz, pero ello no quiere
decir permanecer en silencio. Lamentablemente es la hora de quien grita y se
confía a las armas. Y es también por este motivo que ha dimitido Jaoudat Morqos,
ministro de Turismo, único cristiano en el gobierno».
ZS06061408
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Mundo
Monseñor Sgreccia: Ha sido lícito el
soporte vital en muerte cerebral para salvar un embarazo
El prelado comenta un caso límite, ocurrido por primera vez en Italia
ROMA/MILÁN, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Lejos de ser un encarnizamiento terapéutico o un tratamiento desproporcionado,
la ayuda médica para que una mujer embarazada, a la que sobrevivo la muerte
cerebral, haya podido dar a luz ha sido un «acto no sólo éticamente lícito, sino
necesario», explica el presidente de la Academia Pontificia para la Vida.
Midió veinticinco centímetros y pesó 713 gramos tras el parto por cesárea a las
29 semanas de gestación. Se trata de la niña que nació el sábado en el hospital
milanés de Niguarda. Su madre estaba en situación de muerte cerebral, según los
datos recogidos por el diario italiano «La Stampa».
El caso es la primera vez que ocurre en Italia; en el mundo se han registrado
una decena más. Después de la cesárea, se procedió a la extracción de órganos de
la madre para su donación.
Italiana de 38 años, la madre del bebé llevaba 78 días ingresada, clínicamente
muerta, por la rotura de un aneurisma cerebral. Fue mantenida en condiciones de
equilibrio circulatorio para permitir que prosiguiera la gestación de la niña de
entonces 17 semanas, una edad muy corta para hacerla nacer, pero suficiente para
tener esperanzas en que el embarazo prosiguiera.
«Salvar a la niña ha sido un acto no solo éticamente lícito, sino necesario
--declaró el arzobispo Elio Screccia, presidente de la Academia Pontificia para
la Vida--. No se podía actuar de otra manera, ni desde el punto de vista
científico ni moral».
Habría sido encarnizamiento terapéutico «si no hubiera habido una vida que podía
ser salvada», puntualizó en declaraciones a «La Stampa».
Pero «se ha aplicado una práctica bien conocida y justificada en los manuales de
ética: el organismo materno y el niño es como si fueran una única entidad»,
recordó.
«No podemos más que expresar aprecio por el embarazo llevado a término por una
madre en estado de muerte cerebral. La madre estaba ingresada por aneurisma»
«desde hace más de dos meses y la pequeña ha nacido a la semana 29ª» de
gestación; «desde el momento del ingreso las condiciones de la paciente eran
desesperadas», explica el prelado italiano.
«En ese punto la cuestión prioritaria pasó a ser la supervivencia de la niña. Y,
en efecto, día tras día los médicos controlaron las condiciones de salud de la
niña y practicaron la asistencia necesaria con el objeto de superar la semana
29ª de embarazo para minimizar el riesgo de sufrimiento fetal», prosiguió.
De acuerdo con monseñor Sgreccia, se trata de una situación límite que en la
literatura clínica está documentada en un número muy reducido de casos.
«Sin sombra de dudas las conclusiones de científicos y expertos en moral
coinciden --subraya--. La posibilidad de salvar al bebé imponía que se
continuara con la asistencia mecánica de la madre».
Y justifica esta práctica médica --«si no hubiera sido posible salvar al bebé
habría sido encarnizamiento terapéutico»-- «precisamente la edad gestacional.
Entre la madre y el bebé existe una unidad simbiótica que hace indispensable la
prosecución de los tratamientos médicos. Detener las máquinas equivalía a
condenar a muerte al bebé», por lo que «hizo bien el equipo sanitario en
proceder de esta forma hasta la cesárea».
Así que el caso carece de elementos contradictorios con cuanto enseña la
Iglesia: «no estamos en presencia de encarnizamiento terapéutico ni tratamientos
desproporcionados», confirmó monseñor Sgreccia.
«Frente a la posibilidad de salvar al bebé, no se podía dejar de mantener con
vida artificialmente a la madre sin que al mismo tiempo se impidiera al bebé ver
la luz», sintetizó.
«La vida, la vida de los hombres y de las mujeres, de los niños, de los
ancianos, no es un valor que afecte sólo a los creyentes. Es precisamente la
razón la que lo reconoce. Ciencia y ética en casos de este tipo nos sugieren el
mismo comportamiento que hay que mantener», concluyó.
ZS06061404
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Dudosa «libertad» del paciente terminal
que pide la eutanasia, advierte un especialista
Comentario del doctor Carlo Bellieni
SIENA, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Asociada a su padecimiento, la depresión que pueden pasar muchos enfermos
terminales afecta a la voluntad, por lo que siembra dudas de la «libertad» con
que pidan eventualmente la eutanasia, alerta el doctor Carlo Bellieni.
El especialista --neonatólogo del Departamento de Terapia Intensiva Neonatal del
Policlinico Universitario «Le Scotte», de Siena (Italia)-- compartió su
advertencia en su artículo «Datos en mano, es la depresión el verdadero enemigo
de los enfermos terminales», publicado en las páginas de «Avvenire» el pasado 18
de mayo.
Cita «un reciente estudio sobre enfermos terminales oncológicos (“Journal of
Clinical Oncology” de 2005)» que «muestra un dato interesante: los pacientes que
sufrían también un síndrome depresivo asociado al dolor mostraban probabilidades
cuatro veces superiores de pedir la eutanasia».
Un dato confirmado ya por otros trabajos: «El “Journal of the American Medical
Association”, en 2000, mostraba que el 10% de los enfermos terminales pide la
eutanasia sobre todo por depresión o dolor, que sentirse “apreciados” es un
factor que hace evitar pedirla y que la mitad de quienes habían pedido la
eutanasia cambiaba luego de idea», escribe.
El médico italiano da la voz de alarma de lo «socialmente peligroso» que puede
ser «permitir la muerte, sabiendo que en muchos casos bastaría cambiar ciertas
condiciones para hacer aceptar de nuevo la vida».
«De la petición de morir se puede volver atrás, de la muerte no», recuerda.
Con todo, «un grupo de investigadores irlandeses en 2002 escribía que “eran
comunes síntomas de depresión en el grupo que pedía la eutanasia, pero sólo
pocos estaban en tratamiento”», algo «grave –dice el doctor Bellieni-- porque,
concluían, “un reconocimiento y tratamiento de la depresión puede mejorar la
vida en los pacientes terminales y disminuir la petición de morir».
En su opinión, aunque parezca «una obviedad decir que quien está deprimido pide
más que los demás morir, en cambio esto desmonta uno de los pilares de quien
agita la bandera de la eutanasia como opción libre y autónoma».
Y es que «la depresión es una enfermedad que justamente “deprime” la voluntad,
hace ver negro, hace esclavos del peso de la vida», alerta el médico.
«¿Cómo pensar que quien sufre de este mal tome una decisión “libre” sobre
semejante argumento?», interroga.
Los estudios que cita apuntan que «quien quiere morir en gran parte no lo hace
porque decide lúcidamente, sino porque tiene una enfermedad de la voluntad, y a
veces ni siquiera tratada como se debe». «Esto es verdaderamente grave»,
denuncia el doctor Bellieni.
«Y si basta tal vez sentirse “apreciados” para no pedir más la muerte, ¿no sería
más sabio y más humano tratar la depresión y volver a dar esperanza, compañía y
aprecio, en lugar de secundar deseos autodestructivos?», invita.
ZS06061405
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María Teresa de Luxemburgo presenta el
microcrédito como «sendero para la paz»
Al recibir el reconocimiento de la Santa Sede en las Naciones Unidas
NUEVA YORK, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org-El
Obsevador).- El microcrédito puede ser un «sendero hacia la paz», explicó la
Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo el martes al recibir el Premio «Path to
Peace» (Sendero para la Paz) en la sede de las Naciones Unidas.
«Es esencial encontrarse con seres humanos que no solamente den algo a los
demás, sino que se den ellos mismos a los demás», afirmó la princesa.
Añadió que –como embajadora de buena voluntad de la UNESCO, servicio que presta
desde 1997— «una de esas personas ha sido el profesor Muhammad Yunus, padre del
microcrédito» y fundador, en Bangladesh, del «Grammen Bank» (el Banco de la
Aldea), considerado como modelo de pequeños créditos para actividades
productivas, principalmente a mujeres de escasos recursos.
El galardón, que entrega cada año desde 1993, fue concedido por la «Path to
Peace Foundation», institución que apoya la obra de la Misión Permanente de la
Santa Sede ante las Naciones Unidas.
El reconocimiento se adjudica a personas que sirven desinteresadamente a la
familia humana en diversos campos del desarrollo y el entendimiento entre los
pueblos.
Ante el arzobispo Celestino Migliore, presidente de la «Path to Peace Foundation»
y observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, la Gran Duquesa de
Luxemburgo afirmó que durante una visita realizada a Bangladesh en 1998 se
convenció, «como tantas otras personas, de la eficiencia de esta herramienta (el
microcrédito) en la lucha contra la pobreza, basada en los principios de
confianza y solidaridad y mediante la cual a los más pobres de los pobres se les
restituye su dignidad».
Para aplicar los microcréditos, la Gran Duquesa de Luxemburgo tomó el ejemplo de
la Madre Teresa de Calcuta, «como modelo de acercamiento a las personas
necesitadas, basado en la inteligencia del corazón, que le permitió ayudar y
cambiar la vida de miles de personas durante su vida en la Tierra», afirmó.
Al hacer la presentación de la velada, el arzobispo Celestino Migliore destacó
que, en la Gran Duquesa, la Iglesia y la «Path to Peace Foundation» «reconocen
su incansable aportación a las causas humanitarias».
ZS06061409
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Entregados en la ONU los
reconocimientos de la fundación «Sendero para la Paz»
Entre los galardonados, la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo y el director
de Zenit
NUEVA YORK, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org-El
Obsevador).- La misión de la Santa Sede en las Naciones Unidas consiste en
la promoción de la paz y de la justicia, a la luz de la Doctrina Social, afirmó
el cardenal Renato Raffaele Martino, presidente del Pontificio Consejo para la
Justicia y la Paz, en la ceremonia de entrega de los reconocimientos de la
Fundación «Path to Peace» (Sendero para la Paz).
La institución tiene por objetivo apoyar la Misión Permanente de la Santa Sede
ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), suscitando la ayuda y la
comprensión entre los pueblos y personas.
El mismo nombre se da al premio que, en la edición de este año, ha recibido la
Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo, en particular por su promoción de la
paz a través del microcrédito.
En esta ocasión, la Fundación asignó además el reconocimiento «Servitor pacis»
(«Servidor de la paz») a tres personas: Jesús Colina, director de Zenit; Gary L.
Krupp, fundador de la Fundación «Pave the Way» para el diálogo entre judíos y
cristianos; y al embajador Dino Samaja, presidente del Consejo de Dirección de
FARMASA, quien, como Caballero de Malta, se ha destacado por importantes obras
humanitarias en América Latina.
Los galardonados recibieron el reconocimiento de manos del arzobispo Celestino
Migliore, presidente de la Fundación «Path to Peace», nuncio apostólico,
observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.
El cardenal Martino reveló que él mismo había sido testigo de la obra de ayuda
que la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo, así como su esposo, el Príncipe
Enrique, realizan en varios campos. En particular, mencionó su compromiso en los
campos de refugiados de Camboya y Tailandia.
En una cena de gala celebrada en la terraza principal de la sede de la ONU en
Nueva York, el cardenal Martino alentó a su sucesor en la Misión Permanente de
la Santa Sede ante este organismo multilateral, el arzobispo Migliore, a
continuar por el camino de la promoción del entendimiento y de la contribución
de la Iglesia católica en este foro multilateral.
Durante la recepción, que convocó a los miembros de la Fundación «Path to Peace»,
invitados especiales y cuerpo diplomático acreditado ante la ONU, el cardenal
Edward Egan, arzobispo de Nueva York, reconoció la intensa labor diplomática y
humanitaria de la Santa Sede, y el decidido trabajo en el interior de la ONU que
realizó el cardenal Martino y que ahora continúa el arzobispo Celestino Migliore.
La Fundación «Path to Peace» ha premiado, desde 1993, a personalidades como el
rey Balduino de Bélgica; Corazón C. Aquino, ex presidenta de Filipinas; Lech
Walesa, ex presidente de Polonia; Kofi Annan, secretario general de las Naciones
Unidas, o al cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano.
Desde 1995 premia con el «Servitor Pacis» a personas destacadas en la expansión
del pensamiento de la paz y el entendimiento entre los pueblos y las religiones
de todo el mundo.
ZS06061410
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Laos: Se confirma la primera ordenación
sacerdotal de un Oblato de María Inmaculada en 30 años
El domingo Sophone Vilavongsy recibirá el presbiterado
VIENTIANE, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
El próximo domingo Laos vivirá la primera ordenación de un sacerdote Oblato
María Inmaculada en 30 años.
El ordenando es Sophone Vilavongsy, laosiano de 32 años.
Los oblatos tienen un vínculo especial con Laos. Más de un centenar de ellos,
sobre todo franceses e italianos, fueron misioneros en el país asiático entre
1935 y 1975.
Una pequeña pero viva comunidad se desarrolló y algunos pueblos eran casi por
completo católicos. Durante la guerra siete oblatos fueron asesinados y, tras la
victoria de los comunistas, todos los demás expulsados.
Pero se quedó el obispo Jean Khamsé Vithavong --vicario apostólico de Vientiane
y último oblato laosiano, ordenado el 26 de enero de 1975--.
La ordenación sacerdotal de Sophone Vilavongsy debería haber tenido lugar el
pasado 8 de diciembre; por restricciones del gobierno, no podía celebrarse
públicamente en el pueblo natal del ordenando ni podía tener excesiva
participación.
Pero en el último momento, sin dar explicaciones, las autoridades locales
retiraron su autorización.
El 18 de junio «no habrá grandes festejos, pero por fin Fr. Sophone será el
primer sacerdote oblato después de 30 años. Otras cuatro ordenaciones
sacerdotales se han anunciado para el curso 2006-07», confirmaron fuentes
locales a la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, «AsiaNews».
En 1975, cuando llegó al poder el comunista Patheth Lao, fueron expulsados, sin
posibilidad de retorno, todos los misioneros extranjeros del país.
Desde ese año no le es posible entrar ni operar en el país a ningún instituto
religioso internacional con miembros extranjeros. Existen casas de formación de
las religiosas Amantes de la Cruz (vietnamitas) y de las Hermanas de la Caridad
de St. Jean Antida (francesas), pero todas jóvenes laosianas.
Para todo el país existe un seminario mayor en Paksé --aprobado, pero controlado
por el gobierno--, con educadores y docentes laosianos. Un religioso, como
turista, se acerca a Laos una vez al año durante ocho días e imparte un
intensísimo curso de Teología.
Más información sobre los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en
www.omiworld.org.
ZS06061412
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Los obispos de Eritrea piden al
gobierno que no se reclute a sacerdotes ni seminaristas
KÖNIGSTEIN/SUTTON, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Los obispos de Eritrea han dirigido dos escritos al gobierno del país de África
Oriental solicitando que el clero quede exento del servicio militar, obligatorio
para hombres de menos de 40 años.
Y es que, con el temor de que la disputa fronteriza con Etiopía lleve a un
estallido de violencia, Eritrea ha llamado a filas a sacerdotes y seminaristas,
explica este miércoles «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (AIN).
De acuerdo con esta Obra de Derecho Pontifico, el gobierno eritreo ha ignorado
por el momento las cartas de los tres obispos católicos del país en las que
explican que el servicio en el ejército no resulta compatible con el papel del
clero.
Los católicos representan a una pequeña minoría en un país de 4,7 millones de
habitantes; la confesión ortodoxa y el credo musulmán son mayoritarios.
Sin embargo, el papel que desempeñan los católicos en la educación y la
asistencia social ha dado a los prelados motivo para expresarse, visto que el
gobierno está incrementando las tropas en la frontera con Etiopía.
Las fuerzas de paz de las Naciones Unidas llevan controlando la frontera desde
el final de la guerra entre Etiopía y Eritrea en 2000 –recuerda AIN--, pero
ahora la ONU tiene previsto retirar parte de sus 3.000 efectivos.
ZS06061411
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Entrevista
«Relanzamiento» de la romana Vía Appia,
primera de la peregrinación cristiana
Entrevista a monseñor Iacobone, de la Academia Pontificia «Cultorum Martyrum»
ROMA, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
«El redescubrimiento de la peregrinación por las vías de los mártires es
decisivo para redescubrir las raíces y reforzar la identidad cristiana»,
reconoce monseñor Pasquale Iacobone, «sacerdos» de la Academia Pontificia del
Culto de los Mártires.
Fundada el 2 de febrero de 1879, esta Academia Pontificia tiene como objeto
promover el culto de los santos mártires y profundizar en la historia exacta de
los testigos de la fe y de los monumentos relacionados con ellos, desde los
primeros siglos del cristianismo.
El lunes pasado, durante la celebración, en el Vaticano, de la Asamblea General
de la Academia, Zenit tuvo oportunidad de entrevistar a monseñor Iacobone.
Aludió a un libro que acaba de publicar, «La Via Appia: regina viarum, via
peregrinorum», en el que se «relata» la Vía Appia a través de muchos testimonios
de los primeros siglos, como «primera vía de la peregrinación cristiana».
La publicación del volumen ha sido promovida por el Parque Regional de la Appia
y por la propia Academia «Cultorum Martyrum».
«La Vía Appia --precisa monseñor Iacobone-- es el lugar en el que, además de
encontrarse las tumbas apostólicas del Vaticano y de la Vía Ostiense, se lleva a
cabo físicamente la primera peregrinación cristiana».
«Justo en la Appia --añade-- se condensan los primeros testimonios cristianos,
no sólo monumentales, sino también literarios y epigráficos. Pensemos en los
“graffiti” de San Sebastián, en los textos bellísimos de Paulino de Nola, de
Prudencio o de los otros escritores antiguos que, desde el siglo V en adelante,
nos hablan de estas peregrinaciones hechas anualmente el 29 de junio, con motivo
de la memoria de los santos Pedro y Pablo».
La Vía Appia une Roma con el sur de Italia, y se convirtió muy pronto, para los
cristianos, en la principal vía de conexión entre las dos ciudades que
constituyen los polos esenciales de la historia cristiana: Jerusalén y Roma. A
ellas se une la «Roma de Oriente», Constantinopla.
--¿Todo esto se ha perdido hoy?
--Monseñor Iacobone: Todo esto parece perdido pero creo que es muy recuperable,
siguiendo los pasos de lo que se ha hecho con el camino de Santiago de
Compostela, de lo que se está haciendo en la Vía Francigena, por la que justo
estos días van caminando los jóvenes que llegarán a Roma el 29 de junio, para la
fiesta de san Pedro y san Pablo. Estamos trabajando en un proyecto análogo que
valore la Appia no sólo como itinerario arqueológico y turístico, sino sobre
todo como vía de peregrinación para conectar nuevamente Jerusalén y Roma.
--¿Qué ha sido la peregrinación y qué podemos recuperar de aquella
experiencia?
--Monseñor Iacobone: La peregrinación es un ir a las fuentes de la propia
experiencia de fe y de vida. A Jerusalén, a los lugares de la Tierra Santa, a
los lugares de la presencia histórica de Cristo; a los lugares de la primera
comunidad cristiana en Roma, y de modo especial tras las huellas de Pedro y
Pablo y de los primeros mártires.
Rehacer este camino significa actualizar lo que Juan Pablo II y Benedicto XVI
nos están repitiendo, es decir, reencontrar las raíces vivas de Europa y por
tanto de nuestra identidad de italianos, europeos, y sobre todo de cristianos.
Esta peregrinación a las raíces de la fe no está inspirada por un interés
«arqueológico», ni mucho menos es o debería permanecer como un fenómeno para
pocos apasionados, sino que es una experiencia viva, de contacto con la raíces
que, a través de los signos, siguen hablándonos e interpelándonos.
Se trata de volver a reflexionar sobre las raíces mediante el contacto físico
con los numerosos memoriales que no se encuentran sólo en el primer tramo de la
Appia, a las puertas de Roma, sino a lo largo de toda la Appia, con tantos y
lamentablemente tal vez olvidados santuarios martiriales, memoriales y
monumentos que han marcado durante siglos el camino cristiano.
--¿De qué modo piensan relanzar la peregrinación cristiana?
--Moneñor Iacobone: Hay que volver a valorar y redescubrir todas aquellas
memorias cristianas situadas a lo largo de la peregrinación, y para ello es
necesario actuar a tres niveles de participación. A nivel religioso, es decir,
las diócesis y las comunidades cristianas, que están llamadas a redescubrir sus
raíces. A nivel académico, esto es, las universidades, que ya se ocupan de
Arqueología, Historia del Arte, Literatura, etc. El tercer nivel se refiere al
disfrute inmediato, la acogida, el turismo y todo lo demás conectado a la
presencia del trazado de la Appia.
Al respecto es significativo que el domingo 18 de junio parta de Roma la primera
peregrinación a pie a Tierra Santa. Hay una asociación de peregrinos, «Los
peregrinos de la Francigena», que tras haber participado en la Santa Misa, hará
la primera etapa recorriendo el primer tramo de la Appia hasta Capua. El año que
viene hasta Brindisi, y el tercer año hasta Jerusalén.
--¿Cuál es el encuentro más importante que la Academia Pontificia «Cultorum
Martyrum» celebra para recordar a los mártires?
--Monseñor Iacobone: Es indudablemente la celebración y la procesión eucarística
dentro del Vaticano, que tiene lugar en la tarde del 30 de junio, fiesta de los
protomártires romanos. Este año, la celebración será presidida por monseñor
Angelo Comastri, y la procesión se organizará dentro del Vaticano, surcando los
lugares donde los primeros mártires de Roma derramaron su sangre.
ZS06061403
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Audiencia del miércoles
Benedicto XVI presenta al apóstol san
Andrés, «el primer llamado»
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la intervención de Benedicto XVI pronunciada este miércoles durante
la audiencia general --que se celebró en la Plaza de San Pedro del Vaticano--
dedicada a meditar sobre «Andrés, el protóclito».
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
En las últimas dos catequesis hemos hablado de la figura de san Pedro. Ahora, en
la medida en que nos permiten las fuentes, queremos conocer un poco más de cerca
también a los otros once apóstoles. Por tanto, hoy hablamos del hermano de Simón
Pedro, san Andrés, quien también era uno de los doce.
Lo primero que impresiona en Andrés es el nombre: no es hebreo, como uno se
esperaría, sino griego, signo indicativo de una cierta apertura cultural de su
familia. Nos encontramos en Galilea, donde el idioma y la cultura griega están
bastante presentes. En las listas de los doce, Andrés se encuentra en segundo
lugar, en Mateo (10,1-4) y en Lucas (6,13-16), o en el cuarto lugar, en Marcos
(3,13-18) y en los Hechos de los Apóstoles (1,13-14). En todo caso, sin duda
tenía un gran prestigio dentro de las primeras comunidades cristianas.
El lazo de sangre entre Pedro y Andrés, así como la llamada común que les
dirigió Jesús, son mencionados expresamente en los Evangelios. Puede leerse:
«Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a
Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque
eran pescadores. Entonces les dijo: "Seguidme, y yo os haré pescadores de
hombres"» (Mateo 4,18-19; Marcos 1,16-17). Por el cuarto Evangelio sabemos otro
detalle importante: en un primer momento, Andrés era discípulo de Juan Bautista;
y esto nos muestra que era un hombre que buscaba, que compartía la esperanza de
Israel, que quería conocer más de cerca la palabra del Señor, la presencia del
Señor. Era verdaderamente un hombre de fe y de esperanza; y un día escuchó que
Juan Bautista proclamaba a Jesús como «el cordero de Dios» (Juan 1, 36);
entonces, se movió, y junto a otro discípulo, cuyo nombre no es mencionado,
siguió a Jesús, quien que era llamado por Juan «cordero de Dios». El evangelista
refiere: «vieron donde vivía y se quedaron con él» (Juan 1, 37-39). Andrés, por
tanto, disfrutó de momentos de intimidad con Jesús. La narración continúa con
una observación significativa: «Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y
siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Al primero que encontró
fue a su propio hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías", que
traducido significa Cristo», y le condujo hacia Jesús (Juan 1,40-43),
demostrando inmediatamente un espíritu apostólico fuera de lo común. Andrés, por
tanto, fue el primer apóstol que recibió la llamada y siguió a Jesús. Por este
motivo la liturgia de la Iglesia bizantina le honra con el apelativo de «Protóklitos»,
que significa el «primer llamado». Por la relación fraterna entre Pedro y
Andrés, la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla se sienten de manera
especial como Iglesias hermanas entre sí. Para subrayar esta relación, mi
predecesor, el Papa Pablo VI, en 1964, restituyó la insigne reliquia de san
Andrés, hasta entonces custodiada en la Basílica vaticana, al obispo metropolita
ortodoxo de la ciudad de Patrás, en Grecia, donde según la tradición, el apóstol
fue crucificado.
Las tradiciones evangélicas mencionan particularmente el nombre de Andrés en
otras tres ocasiones, permitiéndonos conocer algo más de este hombre. La primera
es la de la multiplicación de los panes en Galilea. En aquella ocasión, Andrés
indicó a Jesús la presencia de un muchacho que tenía cinco panes de cebada y dos
peces: muy poco --constató-- para toda la gente que se había congregado en aquel
lugar (Cf. Juan 6, 8-9). Vale la pena subrayar el realismo de Andrés: había
visto al muchacho, es decir, ya le había planteado la pregunta: «Pero, ¿qué es
esto para toda esta gente?» (ibídem) y se dio cuenta de la falta de recursos.
Jesús, sin embargo, supo hacer que fueran suficientes para la multitud de
personas que habían ido a escucharle.
La segunda ocasión fue en Jerusalén. Saliendo de la ciudad, un discípulo le
mostró el espectáculo de los poderosos muros que sostenían el Templo. La
respuesta del Maestro fue sorprendente: dijo que de esos muros no quedaría
piedra sobre piedra. Entonces Andrés, junto a Pedro, Santiago y Juan, le
preguntó: «Dinos cuándo sucederá esto y cuál será la señal de que ya están por
cumplirse todas estas cosas» (Marcos 13,1-4). Como respuesta a esta pregunta,
Jesús pronunció un importante discurso sobre la destrucción de Jerusalén y sobre
el final del mundo, invitando a sus discípulos a leer con atención los signos
del templo y a mantener siempre una actitud vigilante. De este episodio podemos
deducir que no tenemos que tener miedo de plantear preguntas a Jesús, pero al
mismo tiempo, tenemos que estar dispuestos a acoger las enseñanzas incluso
sorprendentes y difíciles que Él nos ofrece.
En los Evangelios se registra, por último, una tercera iniciativa de Andrés. El
escenario sigue siendo Jerusalén, poco antes de la Pasión. Con motivo de la
fiesta de la Pascua, narra Juan, habían venido a la ciudad santa algunos
griegos, quizá prosélitos o temerosos de Dios, para adorar al Dios de Israel en
la fiesta de Pascua. Andrés y Felipe, los dos apóstoles con nombres griegos,
hacen de intérpretes y mediadores de este pequeño grupo de griegos ante Jesús.
La respuesta del Señor a su pregunta parece enigmática, como sucede con
frecuencia en el Evangelio de Juan, pero precisamente de este modo se revela
llena de significado. Jesús dice a sus discípulos y, por su mediación, al mundo
griego: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En
verdad, en verdad os digo: si el grano de trino no cae en tierra y muere, queda
él solo; pero si muere da mucho fruto» (Juan 12, 23-24). ¿Qué significan estas
palabras en este contexto? Jesús quiere decir: sí, mi encuentro con los griegos
tendrá lugar, pero el mío no será un coloquio sencillo y breve con algunas
personas, llevadas sobre todo por la curiosidad. Con mi muerte, comparable a la
caída en la tierra de un grano de trigo, llegará la hora de mi glorificación. De
mi muerte en la cruz surgirá la gran fecundidad: el «grano de trigo muerto»
--símbolo de mi crucifixión-- se convertirá, en la resurrección, en pan de vida
para el mundo: será luz para los pueblos y las culturas. Sí, el encuentro con el
alma griega, con el mundo griego, tendrá lugar en esa profundidad a la que hace
referencia el grano de trigo que atrae hacia sí las fuerzas de la tierra y del
cielo y se convierte en pan. En otras palabras, Jesús profetiza la Iglesia de
los griegos, la Iglesia de los paganos, la Iglesia del mundo como fruto de su
Pascua.
Tradiciones muy antiguas consideran que Andrés, quien transmitió a los griegos
estas palabras, no sólo es el intérprete de algunos griegos en el encuentro con
Cristo que acabamos de recordar, sino que es considerado como el apóstol de los
griegos en los años que siguieron a Pentecostés; nos dicen que en el resto de su
vida fue el anunciador y el intérprete de Jesús para el mundo griego. Pedro, su
hermano, llegó a Roma desde Jerusalén, pasando por Antioquía, para ejercer su
misión universal; Andrés, por el contrario, fue el apóstol del mundo griego: de
este modo, tanto en la vida como en la muerte, se presentan como auténticos
hermanos, una fraternidad que se expresa simbólicamente en la relación especial
de las sedes de Roma y de Constantinopla, Iglesias verdaderamente hermanas.
Una tradición sucesiva, como decía, narra la muerte de Andrés en Patras, donde
también él sufrió el suplicio de la crucifixión. Ahora bien, en aquel momento
supremo, como su hermano Pedro, pidió ser colocado en una cruz diferente a la de
Jesús. En su caso, se trató de una cruz en forma de equis, es decir, con los dos
maderos cruzados diagonalmente, que por este motivo es llamada «cruz de san
Andrés». Esto es lo que habría dicho en aquella ocasión, según una antigua
narración (inicios del siglo VI), titulada «Pasión de Andrés»: «Salve, oh Cruz,
inaugurada por medio del cuerpo de Cristo, que te has convertido en adorno de
sus miembros, como si fueran perlas preciosas. Antes de que el Señor subiera
sobre ti, provocabas un temor terreno. Sin embargo, ahora, dotada de un amor
celeste, te has convertido en un don. Los creyentes saben cuánta alegría posees,
cuántos regalos deparas. Confiado, por tanto, y lleno de alegría, vengo para que
tú también me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado de ti...
Cruz bienaventurada, que recibiste la majestad y la belleza de los miembros del
Señor..., tómame y llévame lejos de los hombres y entrégame a mi Maestro para
que a través de ti me reciba quien por medio de ti me ha redimido. ¡Salve, oh
Cruz, sí, verdaderamente, salve!». Como podemos ver, nos encontramos ante una
espiritualidad cristiana sumamente profunda, que ve en la Cruz, más que un
instrumento de tortura, el medio incomparable de una asimilación plena con el
Redentor, con el Grano de trigo caído en la tierra. Tenemos que aprender una
lección muy importante: nuestras cruces alcanzan valor si son consideradas y
acogidas como parte de la cruz de Cristo, si son tocadas por el reflejo de su
luz. Sólo por esa Cruz también nuestros sufrimientos quedan ennoblecidos y
alcanzan su verdadero sentido.
Que el apóstol Andrés nos enseñe a seguir a Jesús con prontitud (Cf. Mateo 4,
20; Marcos 1, 18), a hablar con entusiasmo de Él a todos aquellos con los que
nos encontramos, y sobre todo a cultivar con Él una relación de auténtica
familiaridad, conscientes de que sólo en Él podemos encontrar el sentido último
de nuestra vida y de nuestra muerte.
[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final de la
audiencia, el Santo Padre saludó en varios idiomas a los peregrinos. Estas
fueron sus palabras en español:]
Queridos hermanos y hermanas:
Nuestra reflexión de hoy se centra en el apóstol san Andrés, el segundo entre
los Doce. Su nombre griego es signo de una cierta apertura cultural de su
familia. Fue el primero en ser llamado por Jesús. Después condujo ante Él a su
hermano Simón Pedro diciéndole «Hemos encontrado al Mesías», lo que demuestra su
gran espíritu apostólico. Gozó de preciosos momentos de intimidad con Jesús.
Los evangelios lo citan particularmente en tres ocasiones: en la multiplicación
de los panes, donde destaca por su realismo al indicar la insuficiencia de los
pocos recursos de que disponían; escuchando las palabras del Maestro sobre el
fin del mundo ante la vista de los muros del templo de Jerusalén; y antes de la
Pasión, cuando con Felipe hace de intérprete de la profecía sobre la extensión
del Evangelio a los paganos, a un pequeño grupo de griegos.
La tradición relata su muerte en Patrás, donde sufrió el suplicio de la cruz,
pidiendo al igual que Pedro, ser crucificado de manera diversa al Maestro, en
una cruz en aspa, que por eso se llama cruz de San Andrés.
Saludo a los peregrinos de España y América Latina, especialmente a los
feligreses de las parroquias de San José de Utrera, San Miguel Arcángel de Lima
y Emmanuel de Santiago de Chile. Como el Apóstol Andrés, seguid a Cristo con
prontitud, anunciadlo con entusiasmo, cultivad con Él una relación de verdadera
familiaridad, conscientes de que las cruces y los sufrimientos adquieren su
verdadero sentido si se acogen como parte de la Cruz de Cristo.
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana ]
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Nuevos movimientos
Unión Internacional de Guías y Scout de
Europa
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles» --editado por el Consejo Pontificio para los Laicos--
de la Unión Internacional de Guías y Scout de Europa.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: UNIÓN INTERNACIONAL DE GUÍAS Y SCOUT DE EUROPA -
FEDERACIÓN DEL ESCAUTISMO EUROPEO
SIGLA: UIGSE-FSE (Union Internationale des Guides et Scouts d’Europe -
Fédération du Scoutisme Européen)
DENOMINACIÓN HABITUAL: FSE
FUNDACIÓN: 1956
HISTORIA: La UIGSE-FSE se constituyó en Colonia, en Alemania, por iniciativa de
jóvenes responsables scout alemanes y franceses, como asociación internacional
cuya finalidad es practicar el escautismo en el cuadro de un ideal europeo que
tenga sus raíces en el cristianismo. Regulada por un estatuto federal y por un
Directorio religioso, todavía hoy base de entendimiento y de colaboración de
cristianos de distintas confesiones dentro de la misma federación, la Unión,
entre 1962 y 1986, se extendió por toda Europa, bajo la guía del matrimonio
francés Perig y Lizig Géraud-Keraod. En esos años se realizó la revisión del
Directorio religioso, al que se integró gran parte de la Carta del escautismo
católico, aprobada por la Santa Sede en 1962; la redacción de la Carta de los
principios naturales y cristianos del escautismo europeo, firmada por las
asociaciones federadas; la redacción de un nuevo Estatuto federal con el que se
adopta el nombre actual y se reafirma la pertenencia a la Unión de la Iglesia
católica. En cuanto ONG, la UIGSE- FSE tiene estatuto consultivo ante el Consejo
de Europa. El 26 de agosto de 2003 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó
el reconocimiento de la Union Internationale des Guides et Scouts d’Europe -
Fédération du Scoutisme Européen como asociación internacional de fieles de
derecho pontificio.
IDENTIDAD: La finalidad de la UIGSE-FSE es reunir en una misma comunidad de fe,
de oración y de acción asociaciones nacionales que se proponen formar a los
jóvenes mediante la práctica del escautismo tradicional de Baden-Powell, sobre
bases cristianas que son fundamento de la civilización europea. La Unión concibe
el escautismo como un medio de apostolado en la Iglesia y por tanto como
instrumento de formación de hombres y mujeres que realizan los valores
evangélicos en el servicio del mundo. Las asociaciones federadas actúan en la
fidelidad a la herencia de los Fundadores del escautismo católico a la que
pertenecen el texto de la ley, de la promesa y del Ceremonial. Las guías y los
scout, que constituyen unidades distintas y separadas, a nivel asociativo forman
un movimiento único en el espíritu y en la gestión. El “sistema de las tropas”,
fundamento pedagógico del escautismo, lo adoptan todas las asociaciones
federadas, cuya acción se funda en las ideas guías definidas en la Carta de los
principios naturales y cristianos del escautismo europeo.
ESTRUCTURA: La UIGSE-FSE está dirigida por un Consejo federal, un Ejecutivo
federal y un Comisario federal. El Consejo federal, formado por representantes
de las asociaciones federadas, se reúne anualmente y tiene la misión de
establecer los programas y las líneas de acción de la Unión, de decidir la
admisión o la exclusión de las asociaciones, de aprobar el balance federal, de
elegir a los miembros del Ejecutivo federal y de los otros grupos o comisiones
de trabajo. El Ejecutivo federal, que se ocupa de la gestión corriente de la
Federación, está constituido por el Comisario federal, el Presidente, el
Vicepresidente y el Secretario del Consejo federal. El Asistente eclesiástico
federal y los colaboradores del Comisario federal participan en las reuniones
del Ejecutivo con voto consultivo. En el respeto de los principios de la Iglesia
católica sobre el ecumenismo y las disposiciones del propio Directorio
religioso, la UIGSE-FSE acoge, como miembros socios, asociaciones pertenecientes
a otras Iglesias y comunidades eclesiales.
DIFUSIÓN: La UIGSE-FSE cuenta con unos 52.000 socios y está presente, con 19
asociaciones miembros (una de ellas luterana, una ortodoxa, una calvinista y una
evangélica) en 15 países distribuidos del siguiente modo: Europa (14),
Norteamérica (1).
PUBLICACIONES: Nouvelles de notre Fraternité, boletín trimestral de información;
Lettre aux Commissaires généraux, boletín trimestral de enlace. Las asociaciones
federadas se ocupan de las propias publicaciones a nivel nacional.
PÁGINA WEB: http://www.scouts-europe.org
SEDE CENTRAL Union Internationale des Guides et Scouts d’Europe
Le Relais de Poste
BP 17
77570 Château-Landon (Francia)
Tel. [+33]1.64455368 - Fax 1.64294456
E-mail: uigse@scouts-europa.org
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Unión Mundial de Organizaciones
Femeninas Católicas
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles» --editado por el Consejo Pontificio para los Laicos--
de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: UNIÓN MUNDIAL DE ORGANIZACIONES FEMENINAS CATÓLICAS
SIGLA: UMOFC (Union Mondiale des Organisations Féminines Catholiques)
FUNDACIÓN: 1910
HISTORIA: En 1910 un grupo de mujeres europeas y latinoamericanas, con el apoyo
de la Asociación Católica Internacional al Servicio de la Juventud Femenina,
iniciaron la Unión Internacional de las ligas femeninas católicas, encaminada a
la defensa de la fe, a la tutela de la libertad religiosa y a la organización de
una acción social inspirada en los principios del magisterio de la Iglesia. En
1913, año en el que Pío X aprobó los estatutos de la Unión, ya reunía a 27
organizaciones presentes en 17 países. Las actividades de la Asociación, que
sufrieron enormemente los dos conflictos mundiales, resurgieron con vigor
después de la segunda guerra mundial cuando la Unión relanzó su compromiso para
el reconocimiento del papel de las mujeres en el desarrollo y para la afirmación
del derecho de los católicos de participar en la vida internacional. En 1952 la
Unión adoptó la denominación actual. Reconocida por la Santa Sede como
organización internacional católica, la UMOFC es miembro de la Conferencia de
las Organizaciones Internacionales Católicas, en cuya fundación tuvo un papel
determinante. En cuanto ONG, tiene estatuto consultivo ante el ECOSOC, la FAO,
la OIT, la UNESCO, la UNICEF y el Consejo de Europa.
IDENTIDAD: La UMOFC se propone promover la participación y la corresponsabilidad
de las mujeres en la sociedad y en la vida de la Iglesia, favoreciendo de esta
forma su misión evangelizadora y el compromiso por el desarrollo humano. La
Unión logra este objetivo promoviendo una formación que haga a las mujeres
capaces de afrontar los desafíos del mundo contemporáneo; sensibilizando al
respeto de las diversidades culturales; estimulando las propias organizaciones
miembros a abrirse a la dimensión internacional; colaborando con otras
organizaciones internacionales que se proponen el respeto de los derechos de la
persona humana y sobre todo de las mujeres; animando al diálogo en el ámbito
ecuménico e interreligioso.
ESTRUCTURA: Órgano supremo de gobierno de la UMOFC es la Asamblea general, que
se reúne cada cuatro o cinco años. Órgano ejecutivo superior de la Asociación es
el Consejo, constituido por los miembros del Comité ejecutivo y por los miembros
elegidos por los delegados de las organizaciones afiliadas a la Unión, que se
reúne una vez al año con la participación también de las representantes de la
UMOFC ante las Naciones Unidas y el Consejo de Europa. El Comité ejecutivo, al
que pertenecen la Presidenta general, la Vicepresidenta general, la Tesorera
general, la Secretaria general, las Vicepresidentas regionales y el Asistente
eclesiástico, se reúne dos veces al año. La Asociación además está dotada de
Comités permanente, Comisiones y Grupos de trabajo.
DIFUSIÓN: La UMOFC consta de 100 organizaciones miembros en 62 países,
distribuidos de la siguiente manera: África 20, Asia Pacífico 13, Europa 41,
Norte América 6, Latinoamérica y el Caribe 13 y organizaciones internacionales
7.
PUBLICACIONES: Newsletter y Voix de Femmes, boletines periódicos.
PÁGINA WEB: http://www.umofc.org
SEDE CENTRAL: Union Mondiale des Organisations Féminines Catholiques
37 rue Notre Dame des Champs -75006 Paris (Francia)
Tel. [+33]1.45 442765 Fax 1.42840490
E-mail: wucwoparis@wanadoo.fr
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Documentación
Dolor y alarma de la Santa Sede por la
«ciega violencia» en aumento en Tierra Santa
Declaración del director de la Sala de Prensa vaticana, Joaquín Navarro-Valls
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la declaración a la prensa que, al final de la mañana de este
miércoles, ha difundido el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede,
Joaquín Navarro-Valls.
* * *
La Santa Sede sigue con gran alarma y dolor los episodios de creciente, ciega
violencia, que ensangrientan estos días Tierra Santa. El Santo Padre está cerca,
de manera especial con la oración, de las víctimas inocentes, de sus familiares
y de las poblaciones de aquella tierra, rehén de cuantos se hacen la ilusión de
poder resolver los problemas cada vez más dramáticos de la región a través de la
fuerza o de modo unilateral.
La Santa Sede invita a la comunidad internacional a activar rápidamente los
medios necesarios para la necesaria asistencia humanitaria de la población
palestina, y se asocia en apremiar a los responsables de ambos pueblos para que
se muestre ante todo el debido respeto a la vida humana, especialmente la de los
civiles indefensos y los niños, y se reanude con valor el camino de la
negociación, el único que puede llevar a la paz justa y duradera a la que todos
aspiran.
[Traducción del original italiano realizada por Zenit]
ZS06061401
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