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Servicio diario | - |
06
de junio de 2006
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Santa Sede
El Papa pide mostrar a los jóvenes que el cristianismo no pone
obstáculos al amor
Benedicto XVI envía bendición al Perú
Documento vaticano constata que la familia es objeto de ataques
como nunca en el pasado
«La corrupción socava las democracias y hace a los pobres más
pobres»
Se jubila el «legendario» responsable de la seguridad del
Vaticano y del Papa
Mundo
La Gran Duquesa de Luxemburgo recibe el premio «Sendero hacia
la paz»
Cardenal Dziwisz: Juan Pablo II y México, Benedicto XVI y
Polonia; relaciones análogas
Misionera en Timor Oriental testigo de la ola de violencia que
devasta al país
La peregrinación de católicos rusos a Roma más grande de la
historia
Entrevista
El retorno de los ángeles, entre devoción y mistificación
Nuevos movimientos
Obra de Nazaret
Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad
Documentación
Homilía de Benedicto XVI en la misa celebrada en la Plaza
Pilsudski de Varsovia
Santa Sede
El Papa pide mostrar a los jóvenes que
el cristianismo no pone obstáculos al amor
Al inaugurar el congreso eclesial de la diócesis de Roma sobre la transmisión de
la fe
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
Para transmitir la fe a las nuevas generaciones, Benedicto XVI considera que la
Iglesia debe mostrar a los jóvenes que el cristianismo no pone obstáculos a la
alegría del amor.
Así lo constató el pontífice en la tarde de este lunes al inaugurar el Congreso
eclesial de la diócesis de Roma, que se celebra del 5 al 8 de junio, sobre el
tema: «La alegría de la fe y la educación de las nuevas generaciones».
El encuentro, de tres días de duración, tiene por objetivo preparar la
elaboración del programa pastoral del próximo año de la diócesis del Papa, cuyo
vicario es el cardenal Camillo Ruini.
El lugar del encuentro fue precisamente la catedral de la diócesis de Roma, la
basílica de San Juan de Letrán, y el pontífice se dirigió a los sacerdotes,
religiosos, religiosas y laicos que participan en el Congreso sentado, detrás de
una mesa de madera, como hacía en los años en los que era profesor de teología.
«Quien sabe que es amado se siente a su vez solicitado a amar. Precisamente de
este modo el Señor, que nos ha amado antes, nos pide que pongamos en el centro
de nuestra vida el amor por Él y por los hombres que Él ha amado», dijo
explicando el sentido de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones.
«Especialmente los adolescentes y los jóvenes, que experimentan con fuerza
dentro de sí la llamada del amor, tienen necesidad de ser liberados del
difundido prejuicio, según el cual, el cristianismo, con sus mandamientos y
prohibiciones, pone demasiados obstáculos a la alegría del amor».
Así se explica, constató, el que los jóvenes vean en la vida cristiana algo que
les «impide experimentar esa felicidad que el hombre y la mujer encuentran en su
amor recíproco».
«La fe y la ética cristiana no quieren sofocar, sino hacer sano, fuerte y
realmente libre el amor: precisamente éste es el sentido de los Diez
Mandamientos, que no son una serie de "noes" sino un gran "sí" al amor y a la
vida», aseguró.
«El amor humano necesita ser purificado, madurar e ir más allá de sí mismo, para
poder ser plenamente humano, para ser principio de una alegría verdadera y
duradera, para responder a aquella exigencia de eternidad que lleva dentro de sí
y a la que no puede renunciar sin traicionarse».
«Este es el motivo esencial por el que el amor entre el hombre y la mujer se
realiza plenamente solo en el matrimonio».
En toda la obra educativa, explicó el Santo Padre, «en la formación del hombre y
del cristiano, no debemos dejar a un lado la gran cuestión del amor por miedo o
por respeto humano: si lo hiciéramos presentaremos un cristianismo desencarnado,
que no puede interesar seriamente al joven que se abre a la vida».
«Pero tenemos que introducir también la dimensión integral del amor cristiano,
en la que el amor por Dios y el amor por el hombre están indisolublemente unidos
y donde el amor por el prójimo es un compromiso sumamente concreto», propuso.
El cardenal Ruini, que se encontraba sentado a la derecha del Papa durante su
intervención, agradeció al pontífice su ministerio que confirma «nuestra
confianza para poder responder a la llamada y a la voluntad del Señor».
ZS06060607
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Benedicto XVI envía bendición al Perú
LIMA, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).- El
Santo Padre Benedicto XVI recibió en audiencia privada el último fin de semana
al cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima, quien lo visitó para
agradecer su cercanía con los actos conmemorativos realizados en el mes de abril
del 2006, con ocasión del IV Centenario de Santo Toribio de Mogrovejo, segundo
arzobispo de Lima.
El Santo Padre designó al Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo
de Santo Domingo, como su enviado especial para dichas conmemoraciones, además
tuvo otros gestos hacia el pueblo peruano como la declaración de un año jubilar
en honor de Santo Toribio de Mogrovejo que culminó el 27 de abril del 2006.
Por su parte, el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne regaló al Santo Padre un
álbum conmemorativo de las diferentes actividades efectuadas en la Arquidiócesis
de Lima con motivo del IV Centenario, al que asistieron varios obispos de
América Latina y España así como también el cardenal Francisco Javier Errázuriz,
arzobispo de Santiago de Chile y presidente del CELAM (Consejo Episcopal
Latinoamericano).
El Papa Benedicto XVI envió a través del Cardenal Cipriani su bendición
apostólica al pueblo peruano.
ZS06060610
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Documento vaticano constata que la
familia es objeto de ataques como nunca en el pasado
«Familia y procreación humana» un texto del Consejo Pontificio para la Familia
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
«Familia y procreación humana» es el título del documento de 57 páginas que
publicó este martes el Consejo Pontificio para la Familia, presidido por el
cardenal Alfonso López Trujillo.
El texto constata que la familia es objeto de ataques como nunca en el pasado y
pretende por ello «salvar al hombre».
El documento «está destinado a ser objeto de estudio tanto en su doctrina como
en su aplicación pastoral», según explica la nota explicativa a cargo de Fray
Abelardo Lobato, O.P., consultor del Pontificio Consejo para la Familia,
recogida por el Vatican Information Service (VIS)
El tema se aborda en cuatro capítulos: «Qué implica la procreación», «Por qué la
familia es el único lugar apropiado para ella», «Qué se entiende por procreación
integral en la familia», «Qué aspectos sociales, jurídicos, políticos,
económicos y culturales lleva consigo el servicio a la familia».
El capítulo quinto presenta «Dos perspectivas complementarias, la teologal, por
cuanto la familia es imagen de la Trinidad y la pastoral, porque la familia está
en la base de la iglesia y ella es lugar de la evangelización».
«En este documento se hace referencia sobre todo al Concilio Vaticano II, al
Papa Juan Pablo II, que le ha dedicado gran atención, al Catecismo y al reciente
"Compendio de la doctrina social de la Iglesia», recoge la nota.
De este modo, el documento «no sólo se propone lograr una orientación doctrinal
del problema, sino también la de abrir puertas a la investigación futura de las
cuestiones que hoy son objeto de discusión».
En la introducción se evocan las palabras de Juan Pablo II en Puebla (1979),
cuando afirmó que «la Iglesia posee la verdad sobre el hombre y al mismo tiempo
busca la verdad toda entera. El hombre no es solo el "animal racional", es
también un ser familiar. La familia es connatural al hombre y ha sido instituida
por Dios».
«Pero hoy el hombre se ha vuelto un gran enigma para sí mismo y vive la crisis
más aguda de toda la historia en su dimensión familiar --sigue diciendo el
documento--: la familia es objeto de ataques como nunca en el pasado; los nuevos
modelos de familia la destruyen; las técnicas de procreación arrojan por la
ventana el amor humano; las políticas del control de natalidad conducen al
actual "invierno demográfico"».
Si se siguen estos derroteros, asegura el documento, «nos desviamos hacia un
mundo "posthumano". Es preciso salvar al hombre».
«La procreación es el medio de trasmisión de la vida por la unión amorosa del
varón y la mujer», subraya el documento, «y debe ser en verdad humana».
Es decir, «fruto de los actos del hombre» y «además fruto del acto humano,
libre, racional, responsable de la transmisión de la vida».
«El acto unitivo del hombre y la mujer no puede separarse de su dimensión
connatural, que es la procreación, y hace posible la paternidad y maternidad
responsable. Sólo desde esta base personal se comprende la moralidad conyugal»,
aclara.
«Los documentos doctrinales de la Iglesia, como la encíclica "Humanae vitae" y
la exhortación apostólica "Familiaris consortio" recurren al fundamento de la
dignidad del ser personal y a su dimensión ética. La condena radical del aborto
y el rechazo a la separación entre las dos dimensiones, la unitiva y la
procreativa, como la reducción de la sexualidad a la mera función fruitiva,
tienen su apoyo en el ser personal y en su dignidad».
«Aquí está la clave de la solución, en la comprensión integral de lo humano. Sin
una "metantropologia" que llega al ser, a la sustancia, al espíritu, no hay
comprensión integral de lo humano, porque los conceptos de persona y de ser
están vaciados de contenido. La moral y la religión, que son valores
fundamentales y decisivos, se reducen a "asunto privado". El retorno de la
metafísica es urgente para recobrar el sentido de lo humano en el hombre».
El ser humano es un ser familiar y por ello se reviste con las notas de ser
social, político, económico, cultural, jurídico y religioso, afirma el texto.
La familia tiene que ver con cada uno de esos aspectos, que le son esenciales.
Por eso, señala que la familia requiere servicios, ayuda, protección y constante
promoción.
El documento indica cómo deberían desarrollarse cada uno de estos elementos.
Resalta la dimensión jurídica y se recuerda que la Santa Sede ha publicado en
1983 la primera «Carta de los derechos de la familia», «una valiente defensa de
esta institución».
«La doctrina acerca de la procreación humana integral», concluye el documento,
«se corrobora con la teología de la creación y con el misterio de la salvación
revelado en Jesucristo y actuado en la nueva evangelización».
«El Creador quiso al ser humano unidual y el Redentor asumió la condición
familiar en Nazaret y recordó a todos cómo era la familia desde el principio en
el plan divino: dos en una sola carne», afirma.
ZS06060608
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«La corrupción socava las democracias y
hace a los pobres más pobres»
Conferencia Internacional de Justicia y Paz
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
Se acaba de celebrar en El Vaticano, los días 2-3 de junio, una conferencia
internacional sobre la lucha contra la corrupción, promovida por el Consejo
Pontificio Justicia y Paz.
Inaugurando la conferencia, el cardenal Renato Raffaele Martino, presidente de
Justicia y Paz, indicó que «la corrupción socava el desarrollo político y social
de personas y pueblos, afligiendo por igual a naciones ricas y pobres, países
desarrollados y en vías de desarrollo, estados totalitarios o autoritarios y
democracias. Distorsionando en su raíz el papel de las instituciones
democráticas, induce inexorablemente a una cultura de la ilegalidad con trágicos
efectos sobre la vida de los pobres especialmente».
En nombre del Santo Padre, el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado,
envió un mensaje deseando que «este significativo encuentro contribuya a
suscitar un renovado empeño por la promoción de la cultura de la legalidad».
Antonio Maria Costa, director ejecutivo de la Oficina de Naciones Unidas contra
la Droga y el Crimen, subrayó que «la corrupción golpea a todos, y es tarea de
cada uno combatirla» por lo que hay que movilizar a la comunidad en esta lucha.
El funcionario de la ONU presentó la situación mundial. Sólo en África el coste
de la corrupción alcanza los 150 mil millones de dólares al año, equivalente a
un cuarto del producto interior bruto de todo el continente. En muchos países ex
comunistas, la élite política ha seguido haciendo componendas con los
totalitarismos anteriores. En muchos países de América Latina, cerca de la mitad
de los ingresos de las actividades comerciales acaba en comisiones,
incrementando notablemente el coste de producción de las mercancías.
Costa se mostró convencido de que «es posible crear un sistema global
anticorrupción» mediante «la puesta en marcha de la Convención de Naciones
unidas contra la Corrupción», adoptada en México en 2003 y vigente desde
diciembre de 2005.
Y subrayó que «democracia significa para los ciudadanos y los inversores tener
confianza en las instituciones públicas y privadas. Si esta confianza falta,
todo el sistema democrático fracasa. Este es el precio de una cierta
permisividad ante la corrupción».
En la jornada final intervinieron el presidente del Banco Mundial, Paul
Wolfowitz, monseñor Gianpaolo Crepaldi y el cardenal Renato Raffafele Martino.
Wolfowitz profundizó en las causas de la que llamó «cultura de la corrupción»
haciendo hincapié en la voluntad del Banco Mundial de eliminar la pobreza,
incrementando los esfuerzos para desarrollar una obra educativa de alto nivel y
hacer surgir el sentido del Estado y de la legalidad.
Refiriéndose a la relación entre Doctrina Social de la Iglesia y lucha contra la
corrupción, monseñor Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio
Justicia y Paz, recordó que «muchas investigaciones han demostrado que hay una
relación negativa entre corrupción y crecimiento económico, entre corrupción e
índice de desarrollo humano, entre corrupción y funcionalidad del sistema
institucional, y entre corrupción y lucha contra las injusticias sociales».
«En otros términos --afirmó--, una sociedad mayoritariamente corrupta tiende a
crecer menos desde el punto de vista económico, a ser menos promotora de la
persona, menos abierta y menos justa».
Junto a la investigación y represión del fenómeno, el secretario del dicasterio
vaticano dijo que, hacen falta «buenas leyes, sanas relaciones sociales, válida
educación e instrucción, justicia y solidaridad, mantenimiento de la moralidad
de base y formación de las conciencias».
Crepaldi precisó que «hay que incentivar los comportamientos honestos y castigar
los deshonestos» y que estos criterios están «perfectamente en línea con la
doctrina social de la Iglesia» y, al mismo tiempo, expresan «las exigencias
concretas de la lucha contra la corrupción hoy».
«La doctrina social de la Iglesia pone claramente en relación entre sí estos
tres aspectos, entendiendo la justicia de modo inseparable en sentido legal, en
sentido social y en sentido moral. Estos tres aspectos son considerados
inseparables porque los debe mantener juntos el principio de subsidiariedad como
modalidad de articulación del bien común».
En cuanto a la relación entre corrupción y desarrollo, el ponente explicó que
«la corrupción está también en la raíz de la pobreza y el subdesarrollo. Su
negatividad, antes aún de restar recursos al crecimiento y repercutir en el
sistema con costes muy elevados, contribuye a crear un contexto ético, social y
cultural de freno al desarrollo».
«La doctrina social de la Iglesia --añadió el prelado-- cree en la economía y le
confía un gran papel en el desarrollo humano; al mismo tiempo cree que el
verdadero desarrollo es fruto de una economía “limpia” y que la actividad
empresarial requiere por su propia naturaleza virtudes contrarias a la
corrupción: “diligencia, laboriosidad, prudencia en asumir razonables riesgos,
fiabilidad y fidelidad en las relaciones interpersonales, fortaleza en la
ejecución de decisiones difíciles y dolorosas pero necesarias»
Monseñor Crepaldi indicó que «los mercados dominados por la corrupción favorecen
a los menos capaces; en los mercados corruptos prevalecen las rentas
parasitarias; los mercados no pueden subsistir sin reglas escritas y no escritas
que en cambio la corrupción elimina de hecho; el mercado no vive sin una
circulación de informaciones que en cambio la corrupción contamina; un mercado
distorsionado por la corrupción impide la entrada de nuevas empresas; la
corrupción se alimenta de excesos de burocracia que frenan el dinamismo de los
mercados; la conexión entre economía y política, con la participación de hombres
políticos en los consejos de administración de las empresas, alimenta la
corrupción y frena al mismo tiempo la eficiencia productiva y económica».
«Para la lucha contra la corrupción --subrayó el prelado-- hacen falta mercados
abiertos pero regulados, tanto jurídicamente como moralmente».
Al despedirse de los casi 80 estudiosos y expertos de alto nivel internacional,
el cardenal Martino, afirmó que el «dicasterio se empeñará en atesorar cuanto se
ha dicho, preparando a este fin un texto 'razonado' en el que se destacarán los
resultados más significativos y más consolidados y las líneas más maduras e
iluminadoras para combatirlo con eficacia y gobernarlo con decisión».
El cardenal indicó los puntos del esbozo esencial de este texto:
1) el fenómeno de la corrupción desafía antes que nada a nuestra inteligencia.
Debe ser continuamente estudiado y atentamente seguido en sus causas y en sus
efectos. Para gobernarlo adecuadamente hay que comprenderlo adecuadamente.
2) La corrupción desafía a nuestra voluntad para hacer el bien bien y a nuestra
responsabilidad hacia las generaciones presentes y futuras. Todos, cada uno con
su parte de responsabilidad, deben dar su propia aportación: individuos, entes
organizados, instituciones nacionales, organizaciones internacionales.
3) El fenómeno de la corrupción desafía a la Iglesia y la lucha contra la
corrupción debe comprometer a la Iglesia.
ZS06060601
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Se jubila el «legendario» responsable
de la seguridad del Vaticano y del Papa
Camillo Cibin es sustituido por Domenico Giani
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI ha aceptado la renuncia por motivos de edad del director de los
servicios de Seguridad y Protección Civil del Estado de la ciudad del Vaticano e
inspector general del Cuerpo de la Gendarmería vaticana, Camillo Cibin, quien ha
velado por la seguridad de seis Papas.
En su lugar, el Santo Padre ha nombrado a Domenico Giani, de 44 años, hasta
ahora vice inspector del mismo Cuerpo, según anunció este sábado la Oficina de
Prensa de la Santa Sede.
Cibin, casado y con tres hijos, que cumplió 80 años este lunes, pasó a formar
parte del servicio de seguridad del Vaticano hace 58 años.
Su rostro es conocido por telespectadores de todo el mundo, pues siempre se
encontraba junto a Juan Pablo II en sus 104 viajes apostólicos internacionales,
en los realizados por Italia, y en sus vacaciones de verano en las montañas de
Lorenzago di Cadore y de Introd.
El diario «Avvenire», al dar la noticia de su jubilación, recuerda su discreción
y utiliza repetidamente el adjetivo «legendario» por la experiencia de su
trabajo, en el que ha estado en contacto con servicios secretos de los
diferentes países en las últimas décadas.
Cibin se encontraba en Manila cuando Pablo VI sufrió un intento de atentado a
finales de 1970 por parte de una persona con desequilibrios mentales que trató
de golpearle con arma blanca.
El 13 de mayo de 1981, en el día del atentado contra Juan Pablo II en la plaza
de San Pedro del Vaticano, Cibin saltó la barrera para inmovilizar a Alí Agca,
mientras los demás hombres de la seguridad abrían camino al jeep blanco que a
toda velocidad transportaba al Papa herido.
Alto y atlético, el Papa Karol Wojtyla le agradeció siempre su protección un año
después, el 12 de mayo de 1982, cuando fue atacado por otro loco en el santuario
di Fátima con una larga bayoneta de fusil. Los reflejos de Cibin fueron
providencials para salvar la vida del Papa.
Es sustituido por Domenico Giani nacido el 16 de agosto de 1962, casado y con
dos hijos. Licenciado en pedagogía, comenzó su carrera como oficial de la
Guardia de Finanzas de Italia, y después en los servicios de información de ese
país.
En 1999, Juan Pablo II le llamó para encargarle la tarea de ser vice inspector
del Cuerpo de Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano. Desde entonces
ha recibido otros encargos, como el de dirigir el Cuerpo de Bomberos del
Vaticano.
Es uno de los fundadores de la Comunidad Juvenil del Sagrado Corazón y de la
Asociación «Golondrina, Ciudadela de la Paz» surgida en su ciudad natal, Arezzo.
ZS06060606
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Mundo
La Gran Duquesa de Luxemburgo recibe el
premio «Sendero hacia la paz»
Concedido por la fundación que apoya a la misión de la Santa Sede en las
Naciones Unidas
NUEVA YORK, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
El próximo 13 de junio, la Fundación «Path to Peace» (Sendero hacia la paz)
entregará el premio del mismo nombre a Su Alteza Real la Gran Duquesa María
Teresa de Luxemburgo,
El arzobispo Celestino Migliore, nuncio apostólico, observador permanente de la
Santa Sede ante las Naciones Unidas, y presidente de la Fundación «Path to Peace
Foundation», anunció este martes que la Gran Duquesa ha sido seleccionada
unánimemente para recibir el premio.
La Fundación «Path to Peace» ha sido creada para apoyar la obra de la misión de
la Santa Sede en las Naciones Unidas.
El premio será concedido el próximo 13 de junio en una ceremonia que tendrá
lugar en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
María Teresa de Luxemburgo (María Teresa Mestre Batista-Falla) nació en La
Habana, Cuba, el 22 de marzo de 1956, hija de José Antonio Mestre y María Teresa
Batista-Falla de Mestre. A los 3 años, y a consecuencia de la Revolución, sale
de Cuba con su familia que se establece en New York.
En 1965, junto con su familia se establece en una propiedad familiar en
Santander, España. En 1975 obtiene la nacionalidad helvética. Se licenció en
Ciencias Políticas en 1980 en la Universidad de Ginebra. El 14 de febrero de
1981 se casó con el Gran Duque Heredero Enrique. Tienen cuatro hijos y una hija.
Ha recibido el doctorado «Honoris Causa» por la Universidad de Seton Hall
University (New Jersey, Estados Unidos, octubre de 1999) y por la Universidad de
León (Nicaragua – febrero de 2003).
El 7 de octubre de 2000, su marido, el príncipe Enrique, accedió al trono.
Desde 1997, la Gran Duquesa es embajadora de buena voluntad de la UNESCO y apoya
organizaciones activas en el campo del microcrédito y de la protección de los
niños.
«Tiene también una profunda preocupación por la situación social de su país,
dedicando sus esfuerzos principalmente a los niños y a las familias en peligro,
a la integración social de las personas con desventajas físicas, mentales o
sociales, y a cuestiones de género», explica la nota con la que se anuncia el
premio.
ZS06060603
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Cardenal Dziwisz: Juan Pablo II y
México, Benedicto XVI y Polonia; relaciones análogas
CRACOVIA, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org-El
Observador).- Para el cardenal Stanislaw Dziwisz, hoy arzobispo de Cracovia
y por muchos años secretario particular y memoria histórica de Juan Pablo II, la
relación que el papa Benedicto XVI logró establecer con el pueblo polaco en su
reciente viaje tiene semejanza con la que Karol Wojtyla pudo crear con los
fieles de México, informó hoy el portal católico «México Siempre Fiel».
Al terminar la visita del Santo Padre a su país, el cardenal Dziwisz, cansado
por los tres días de trabajo frenético en Cracovia, pero feliz por los
resultados, accede a una charla. Y se emociona al tocar el tema de México.
«Quiero hacer una comparación», dice. «Aquí la gente le gritó al papa Benediicto
XVI: "Polonia, siempre fiel" (en México, los fieles hicieron del "México,
siempre fiel", un canto colectivo). Esto me hace muy feliz. Pero cuando fui al
aeropuerto para despedir al Papa me sentí muy triste».
La razón de su tristeza es que recordó el ánimo de Juan Pablo II cuando se
despedía de los creyentes en sus visitas a Polonia. Cada vez que un amigo
sincero se aleja es ocasión de dolor, dice.
«Polonia fue para Benedicto XVI lo que México fue para Juan Pablo II: su segunda
Patria. México siempre amo a Juan Pablo II y el Papa lo sabía. Me repetía
siempre: "Quiero ir a México, quiero visitar a México". Siempre se informaba de
la situación de allá».
«¿Hasta el final?», «Claro --responde el purpurado--. El papa Juan Pablo II,
aunque enfermo, quería regresar a México y honrar a la Virgen de Guadalupe. Se
emocionaba».
El rostro del arzobispo de Cracovia se ablanda ante el recuerdo, y no vacila
cuando se le pregunta cómo ve la fe de los mexicanos.
«México es un gran patrimonio para el catolicismo. Obviamente hay algunos
problemas, pero todo el mundo católico tiene los mismos problemas. Pero nunca he
encontrado, en ninguna parte del mundo, una fe tan viva, tan sincera, tan
popular, en el sentido más noble del vocablo... Yo amo aquella tierra, todo allá
resulta bueno, valiente».
Dziwisz dice ignorar si el papa Benedicto XVI tiene planes de visitar México y
reitera el balance positivo de la visita papal. La gira, dice, fue «excelente.
Polonia contestó como sabe hacer: con fe y alegría. Se lo repito: Polonia será
la segunda patria de Benedicto XVI».
Pero el cardenal Dziwisz todavía está pensando en la segunda patria de Juan
Pablo II. De pronto tomó de la mano a este enviado y, la voz rota por la
emoción, dice. «Usted habla de México. Por favor, por medio de usted quiero
saludar a todos los mexicanos e impartirles mi bendición».
ZS06060609
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Misionera en Timor Oriental testigo de
la ola de violencia que devasta al país
DILI, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
Ante la situación de violencia en Timor Oriental en las últimas semanas, las
fuerzas australianas en el país intervinieron para acabar con los choques entre
grupos de civiles armados en el centro de la capital, Dili. Se han quemado casas
y automóviles y hay todavía riesgo de saqueos.
En los últimos días, Dili ha sido teatro de choques entre grupos de dos etnias.
La causa de la crisis que afecta a las fuerzas armadas timorenses, al menos
desde abril, y que se ha extendido a la policía, son presuntas discriminaciones
étnicas. Con el empeoramiento de las condiciones de seguridad en la última
semana, y el desmantelamiento de la policía nacional, las autoridades de Timor
han pedido ayuda militar y de policía a Australia, Nueva Zelanda, Malasia y
Portugal.
En algunos ataques a la Fiscalía General y al Ministerio de Justicia, se
perdieron documentos relativos a la independencia de Timor de Indonesia, en
1999, además de procesos de la época y otros más recientes.
Los autores de los ataques robaron centenares de ordenadores, incluso los que
contenían la base de datos de la Sección de Delitos Graves, que realizó las
indagaciones sobre las masacres de 1999, en las que murieron unos 1.500
timorenses.
Sor Vera Palermo, misionera de la Congregación del Divino Salvador, que lleva
dos meses en Timor Oriental, comentó la situación actual a la asesoría de Prensa
de la Conferencia Episcopal de Brasil.
«En Dili, la noches son agitadas debido a tiroteos y saqueos --informó la
misionera--. El pueblo no está satisfecho con el primer ministro. Ahora se están
celebrando negociaciones con el presidente Xanana Gusmão. Las bandas aprovechan
la situación para provocar más confusión, para quemar pólvora. Es una guerra
psicológica».
La misionera explicó que actualmente en Dili sólo funcionan los teléfonos
móviles porque todas las otras formas de comunicación han sido cortadas. Las
noticias, añadió, llegan vía radio porque incluso «el único canal de televisión
no funciona».
«Se habla de negociaciones del presidente con el primer ministro, proponiendo la
reforma ministerial –reveló la misionera--. Se espera superar la crisis en el
plazo de un mes».
En cuanto a la situación de la Iglesia, la religiosa recordó que Dili tiene sólo
dos diócesis y que uno de los obispos está en Portugal.
«El presidente habló con los dos obispos –añadió--. La Iglesia tiene una
posición firme y es escuchada. Cerca del 98% de la población es católica. Los
seminarios y las casas de religiosos son las más respetadas, y el pueblo se
refugia allí».
«Hay que dar asistencia de todo tipo, incluso comida», añadió subrayando que «el
pueblo que baja de las montañas está pasando hambre».
«Los negocios son saqueados, Lo más triste es ver al pueblo hambriento y no
poder hacer nada. Los comercios están todos cerrados. No hay ningún mercado
abierto».
A pesar del momento de gran dificultad, sor Vera afirma que «Dios ama mucho al
pueblo y también a nosotros». Las ayudas, concluyó, en este momento pueden
llegar a través de la Embajada o el arzobispo, monseñor Basílio do Nascimento.
ZS06060604
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La peregrinación de católicos rusos a
Roma más grande de la historia
«Un regalo de Dios», comentan los peregrinos
MOSCÚ, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
Los católicos rusos acaban de vivir la peregrinación más numerosa de su historia
a Roma.
«El objetivo principal de nuestra visita fue orar ante la tumba de Juan Pablo II
por la intención de su pronta canonización y glorificación entre los santos y
beatos, así como encontrarnos con su sucesor, Benedicto XVI, a quien queríamos
atestiguarle nuestro amor y lealtad», comenta a Zenit Olga Karpova, responsable
de organizar uno de los tres autobuses de peregrinos a Roma.
«En un principio se pensaba que fuéramos sólo 92 personas en dos autobuses: uno
“moscovita” y otro de “San Petersburgo”. Y lo digo entre comillas --comenta
Olga--, porque en el de Moscú, había gente de otras regiones como Smolensk,
Vladimir, Ivanov, Volgograd y del mismo San Petersburgo; y en el de “Peter”, se
encontraba gente de las regiones de Petrozavodsk, Murmansk, Kaliningrad,
Novgorod y otras parroquias del Noroeste de Rusia».
«Sin embargo, como había tantas personas que querían unirse a la peregrinación,
se juntó otro autobús con gente de regiones más lejanas como Nizhni Novgorod,
Tyumen, Rostova-na-Dony y otras más. Así, el 16 de mayo en la cripta de Juan
Pablo II y el 17 en la Plaza de San Pedro, en la audiencia con Benedicto XVI,
había alrededor de 150 católicos rusos juntos. ¡Ha sido el grupo más grande en
la historia moderna de la Iglesia Católica Rusa!», exclama con gran alegría
nuestra entrevistada.
La peregrinación puso el broche de oro al Año en Memoria de Juan Pablo II que ha
vivido la Iglesia católica en este país.
¿Cuál era el motivo de tan grande interés? ¿Qué movía, por ejemplo, a una
persona de Siberia, a viajar tantos días en autobús y en tren sólo para unirse
en una misa en oración con el Papa?
Víctor Khrul, director del diario católico ruso «Luz del Evangelio» explica a
Zenit: «Ni en la época del Imperio Ruso, de la Unión Soviética o de la ahora
Federación Rusa, los católicos de este país hemos tenido la oportunidad de rezar
al lado del Santo Padre. Hasta ahora ningún Papa ha podido venir a Rusia y para
realizar este sueño de rezar con él, los católicos hemos tenido que ir a otros
países. En la era soviética incluso esto era impensable, puesto que no se
permitía salir del territorio».
«Hay quienes nos critican porque sostienen que los católicos “idealizamos” o
convertimos en una especie de “fetiche” al Papa. Al pontífice, dicen, lo pueden
ver por televisión o escucharlo por la radio. Sin embargo, resulta que no es lo
mismo. Aunque sea dentro de una multitud, verlo es una gran emoción, una
vivencia irrepetible. Por si fuera poco, peregrinar es un trabajo espiritual
nada fácil que requiere de mucha mesura y paciencia, pero que da muchos dones»,
concluye Khrul.
Prueba de la experiencia inolvidable que resultó para el grupo esta
peregrinación nos la narra Olga Karpova: «Muchos me han escrito que en el
momento de la audiencia general en la Plaza de San Pedro tomaron conciencia por
primera vez de la fuerza de la Iglesia católica».
«Nos dimos cuenta de que no estamos solos, que no somos unos marginados y lo más
importante, de que somos una parte necesaria del Cuerpo de Cristo», escriben los
peregrinos. «Para nosotros, el encuentro con el Papa ha sido la realización de
un sueño y un regalo de Dios».
En un primer momento se había comunicado que un máximo de 70 personas (de 150
que conformaban el grupo), podrían participar en la celebración eucarística que
presidió el arzobispo de la Arquidiócesis de la Madre de Dios en Moscú, monseñor
Tadeusz Kondrusiewicz, junto a la tumba de Juan Pablo II.
Resignados, los peregrinos echaron a suerte quién podría estar dentro de la
cripta. Al final, se otorgó permiso al grupo completo. En la tumba, los
peregrinos dejaron peticiones de cientos de creyentes rusos que, por razones
obvias, no pudieron asistir a Roma.
Otro momento providencial, sucedió en la audiencia general con Benedicto XVI, en
la Plaza de San Pedro, donde se le había informado al grupo que 20 ó 30 personas
como máximo podrían estar en una zona especial donde se acerca el Santo Padre.
Al final, sin embargo, los 150 peregrinos pudieron estar al lado del pontífice.
Al término de la audiencia, los peregrinos entregaron al Vicario de Cristo la
traducción al ruso de la encíclica «Deus caritas est». A decir del propio
arzobispo Kondrusiewicz, el Papa se mostró muy alegre de la publicación en ruso
del documento.
«Es increíble como estando en peregrinación no tengo ningún pretexto para no
rezar --habla Olga Karpova-- . Me considero una persona débil a la cual la vida
cotidina la arrastra. Me es dificil asistir a misa cada día y siempre tengo mil
y un excusas para no orar por la mañana y por la noche. Pero en la
peregrinación, estos problemas desaparecen. Aquí realmente experimento la
presencia de Dios y por ello, siento que me encuentro en el lugar que debo
estar».
ZS06060605
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Entrevista
El retorno de los ángeles, entre
devoción y mistificación
Entrevista con el padre Marcello Stanzione, experto
ROMA, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).- La
devoción al ángel de la guarda parece no estar ya entre las prioridades de la
formación de los católicos, y al mismo tiempo emerge una atención morbosa por
ángeles y demonios suscitada por sectas y movimientos «new age».
Para afrontar este tema de gran actualidad, Zenit ha entrevistado al padre
Marcello Stanzione, párroco de la Abadía de Santa María La Nova, en Campagna
(Italia), gran experto del tema, autor de numerosos ensayos y libros; el último,
publicado en italiano se titula «365 día con los Ángeles» («365 giorni con gli
angeli», editorial Gribaudi),
Don Marcello refundó en 2002 la asociación católica (Milicia
de San Miguel Arcángel), que organiza cada año una reunión
teológico-pastoral sobre los ángeles. Se acaba de celebrar, los días 1-2 de
junio, la segunda edición de esta reunión, en la Abadía de Santa María La Nova,
con el tema «El retorno de los ángeles hoy, entre devoción y mistificación».
--¿Qué representan los ángeles para la fe católica y por qué hoy suscitan más
interés entre otros grupos y movimientos religiosos que entre los cristianos?
--Don Marcello: Lamentablemente, la catequesis sobre la evangelización ha sido
un poco carente en este punto del conocimiento del mundo de los ángeles. Otros
se han aprovechado del vacío que se ha creado. En la teología, lo que es central
es la doctrina sobre Dios, sobre la Santa Trinidad y sobre Jesucristo, pero los
ángeles no son realidades inútiles o superfluas porque forman parte de la
revelación de Dios.
Los ángeles son criaturas como nosotros, con una diferencia ontológica. Nosotros
nacemos y morimos, los ángeles no mueren y nos han sido dados por Dios para
hacernos compañía. Los ángeles son un complemento importante en la creación del
cuerpo, son los mejores amigos de los seres humanos. Un teólogo ha escrito que
los ángeles son siervos de Dios y se hacen siervos de quienes se hacen siervos
de Dios.
Algunos sostienen que Jesucristo, siendo el único mediador, no tiene necesidad
de los ángeles. En realidad, en los Hechos de los Apóstoles, no está sólo el
Espíritu Santo sino la historia de la Iglesia primitiva que revela el papel
fundamental de los ángeles. Podemos decir que Jesucristo es el único mediador y
los ángeles colaboran en la mediación de Jesucristo. El descenso de la atención
y veneración de los ángeles, en los últimos cincuenta años, se debe a una cierta
secularización, influenciada por una deriva protestante, que critica la
veneración de la Virgen, la veneración de los santos y la veneración de los
ángeles. Sobre la naturaleza y el papel de los ángeles no se ha hecho una
evangelización clara y hay una cierta confusión incluso entre los católicos.
He escrito y publicado varios textos de oraciones cristianas a los ángeles para
evitar que también los catequistas creyeran o usaran textos ambiguos que
circulan en las librerías. Varios de estos textos ambiguos son reseñados por
revistas católicas sin hacer ninguna observación crítica. Son ensayos que se
basan en la astrología, en los 365 grados del zodíaco y sostienen que cada cinco
grados hay un ángel protector, por lo que quien ha nacido en esos cinco grados
tiene ese ángel protector.
Es una especie de magia blanca. He conocido a varias personas de Iglesia que
confundían la devoción católica con estos ritos. Por otra parte, bastaría entrar
en una librería para encontrar en el sector esotérico unos 30 ó 40 títulos sobre
los ángeles. Esto indica la gran confusión que hay. Hay pocos autores católicos
que escriban textos ortodoxos sobre los ángeles.
--¿La intercesión de los ángeles ante el Señor se les ha pasado por alto a
los católicos?
--Don Marcello: Existe este problema. A algunas personas les resulta cómodo usar
a los ángeles para falsear la relación con Jesucristo y con las instituciones
eclesiásticas. De este modo, se falsea también la enseñanza de los diez
mandamientos y la de la moral. Es una religión a la carta, con los ángeles que
sirven para hacerte encontrar un novio o aparcamiento para el coche. En resumen,
se hace un uso banal, un uso mágico. En cambio, el ángel tiene una gran
dignidad; incluso el ángel más sencillo es mucho más inteligente y potente que
el ser humano. Es evidente la carencia que se ha dado al educar a las nuevas
generaciones en la devoción y la relación con los ángeles. Desde hace quince
años me ocupo de esta cuestión y, en esta obra de educación, soy apreciado y
apoyado por mi obispo.
--¿Los ángeles son anteriores a la creación del hombre? ¿Qué sucede con
Lucifer?
--Don Marcello: Sobre el nacimiento de los ángeles existe un debate en curso, en
el sentido de que algunos sostienen que los ángeles han sido creados antes que
los hombres, y para otros contemporáneamente a los hombres.
En cuanto a Lucifer, es la prueba de que Dios no impone la fe y no quiere ser
amado por fuerza sino que deja libertad de elección.
Hay que precisar que no hay dualismo, en el sentido de que Lucifer no es
antagonista de Dios. Lucifer es antagonista de Miguel porque Dios no se abaja a
combatir a Lucifer, sino que manda a Miguel.
--¿Cuál es el objeto del congreso que organizan anualmente?
--Don Marcello: Cada año, a principios de junio, hacemos una reunión sobre los
ángeles. El año pasado profundizamos en la figura de san Miguel. Este año
hablamos de los ángeles hoy, entre devoción y mistificación. El año que viene
profundizaremos en la relación entre los ángeles y los santos.
De este modo queremos llenar una laguna y superar el prejuicio por el que la
discusión sobre los ángeles no se considera digna de debate teológico. Nosotros
damos a nuestros congresos un enfoque teológico y sobre todo pastoral.
--¿Es plausible y cristiano pensar que cada uno de nosotros tiene un ángel de
la guarda?
--Don Marcello: Quien no cree en la existencia del ángel de la guarda se sitúa
fuera de la doctrina de fe. Cada persona tiene un ángel como un buen pastor, lo
dice también el Catecismo de la Iglesia Católica. No se puede decir que se cree
en Dios, en el Espíritu Santo, en la Virgen, sin creer en los ángeles.
Nosotros vemos a los ángeles en la historia de la Biblia y en la historia de la
Iglesia. Muchos santos han tenido contactos frecuentes con los ángeles, han
experimentado una relación. Diversos místicos hablan de la relación con los
ángeles.
--¿Qué sugiere, entonces?
--Don Marcello: Pienso que los tiempos están maduros para que en las Facultades
teológicas se creen cursos sobre angelología y demonología.
ZS06060602
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Nuevos movimientos
Obra de Nazaret
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos,
de la Obra de Nazaret.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: OBRA DE NAZARET
SIGLA: ODN
DENOMINACIÓN HABITUAL: Movimiento de compañía (Compañía)
FUNDACIÓN: 1964
HISTORIA: La ODN nació en Reggio Emilia, en Italia, como asociación de hecho,
con un grupo de jóvenes que en los primeros años de la década de los sesenta
empezaron a reunirse alrededor del profesor Giovanni Riva. Llegados a adultos y
advirtiendo la exigencia de una formación y una misión más adecuada a su nueva
condición, conservando la propia identidad de comunión de Compañía, en 1976 se
dieron el nombre de Obra de Nazaret. Desde entonces al Movimiento de compañía
que se desarrolló alrededor de la Obra se empezaron a unir también matrimonios.
El reconocimiento canónico del Arzobispo de la Ciudad del México, concedido a la
ODN en 1989, marca un inicio a su difusión internacional. El 15 de agosto de
1999 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento de la Obra
de Nazaret como asociación internacional de fieles de derecho pontificio.
IDENTIDAD: La ODN individua la propia identidad en la conciencia de que sin
Jesucristo el hombre se encuentra siendo menos hombre. Su fin primario por tanto
es hacer que el rostro presente de Cristo, mediador del rostro del Padre y nunca
separado del amor al destino de felicidad de los hombres, todos lo puedan
encontrar en la cotidianidad de la vida de familia, en la sociedad, en el
trabajo y en la normalidad de los intereses, de la profesión y de los ambientes.
La Obra también anima al desarrollo de experiencias de caridad que,
contribuyendo a nuevas iniciativas sociales, respondan a las necesidades
materiales y espirituales de hombres, lugares y tiempos, siguiendo el camino de
Aquel que «se despojó a sí mismo, asumiendo la condición de siervo» (Fil 2,7).
El plan espiritual de la Obra incluye la oración, la formación y la acción
apostólica, caritativa y misionera. El proceso de formación, guiado a través de
encuentros periódicos, se propone profundizar en el magisterio de la Iglesia,
afrontar temas de incidencia socio-cultural y desarrollar una educación
cristiana integral.
ESTRUCTURA: En la ODN cada persona se adhiere directamente a la única
experiencia universal, cuyo único garante es el Centro alrededor del Presidente.
Las zonas geográficas (las regiones –conjunto de naciones– y, dentro de las
regiones, los grupos a nivel diocesano) no son ámbitos federados, sino que
desarrollan la función tanto de trámite de la catequesis y de las directivas
centrales como de promoción in situ de la comunión cristiana. Donde surja la
necesidad, un grupo puede tener subgrupos. En la ODN participan mayores de edad
de cualquier nacionalidad y su relación de asociación es siempre libre. La
persona vive normalmente la experiencia de la región y del grupo de pertenencia,
aunque el Centro puede permitir que, de forma excepcional, pueda tener una
referencia distinta. Un nivel de agregación particular tienen aquellos que,
comprometidos radicalmente en el espíritu de la ODN, asumen los consejos
evangélicos.
DIFUSIÓN: La ODN cuenta con unos 500 miembros y está presente en 17 países
distribuidos del siguiente modo: Asia (2), Europa (6), Norteamérica (6),
Sudamérica (3). El número de personas que de formas distintas participan de su
apostolado es de unas 5.000.
OBRAS: Los miembros de la Asociación, a título individual o como grupo y también
en colaboración con otras personas, sin implicar a la ODN como tal, promueven
iniciativas civiles y obras de ayuda para los necesitados que tienden a crear
una justa convivencia, como fundaciones caritativas, obras de voluntariado,
instituciones escolásticas de todo tipo o nivel hasta la universidad,
actividades culturales y editoriales. La ODN ofrece a sus responsables el apoyo
del propio Centro de estudios, para movilizarlos hacia responsabilidades mayores
en el contexto social, para solicitarles a libres y adecuadas formas de
coordinación o consorcios, para ayudarles a sinergias con empresas que actúen en
un contexto de economía de comunión y para ofrecerles una constante formación.
Directamente relacionadas con la ODN están “The Great Company”, asociación de
educadores, “The Others”, asociación de estudiantes universitarios, y “Le Domus”,
asociación de familias que gestionan residencias juveniles.
PUBLICACIONES: Compagnia, boletín en italiano y japonés.
PÁGINA WEB:
http://www.operadinazaret.org
SEDE CENTRAL Opera di Nàzaret
Via di Santa Maria Maggiore, 112
I - 00185 Roma (Italia)
Tel. e Fax: [+39]06.47824763
E-mail: operadinazaret@libero.it
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06060611
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Organismo Mundial de Cursillos de
Cristiandad
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos,
del Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: ORGANISMO MUNDIAL DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD
SIGLA: OMCC
FUNDACIÓN: 1980
HISTORIA: El OMCC fue constituido como organismo de coordinación del Movimiento
de Cursillos de Cristiandad nacido en Palma de Mallorca, en España, al final de
los años cuarenta, por iniciativa de un pequeño grupo de laicos y sacerdotes,
que advirtieron la necesidad de formar personas capaces de dar ímpetu cristiano
a una vida que ha dejado de ser cristiana. Partiendo de la convicción de que, en
la fuerza de los sacramentos del bautismo y de la confirmación, los fieles
laicos tienen un papel específico en la misión de evangelización, el Movimiento
busca la constitución de núcleos de bautizados que hagan de fermento para la
evangelización de los ambientes de vida y trabajo. La finalidad de los
Cursillos, que se ponen al servicio de los obispos como instrumento de su
trabajo pastoral, se logra a través de tres fases: el precursillo, para
individuar los ambientes que tienen más necesidad de ser evangelizados y, en
ellos, los líderes, es decir, las personas que sean capaces de “arrastrar” a los
demás hacia el bien; el cursillo, una experiencia espiritual breve, pero muy
intensa, durante la cual un equipo de sacerdotes y laicos presenta a las
personas seleccionadas las verdades fundamentales del cristianismo, acompañadas
del propio testimonio de vida. En los tres días del “pequeño curso”, muchos,
tanto de dentro como de fuera del Movimiento, ofrecen al Señor intendencias, es
decir, oraciones y sacrificios para pedir la conversión de los participantes al
cursillo; el poscursillo, orientado a asegurar la perseverancia en la vida de
gracia, mediante la frecuencia asidua a los sacramentos, la oración y el
encuentro semanal de los cursillistas (Ultreya), durante el cual se comparte la
experiencia personal, se reflexiona sobre ella a la luz de la Palabra de Dios,
se procede a la programación de las acciones apostólicas y a la formación de los
grupos de evangelización.
IDENTIDAD: Reconocido el 30 de mayo de 2004 por el Consejo Pontificio para los
Laicos como estructura de coordinación, promoción y difusión de la experiencia
de los Cursillos de Cristiandad, el OMCC está al servicio de la unidad dinámica
del Movimiento a nivel mundial y es responsable de la coordinación de sus
actividades así como de las directivas programáticas y organizativas. Ejerce su
autoridad sobre los Grupos internacionales, sobre los Secretariados nacionales y
sobre los Secretariados diocesanos de los Cursillos con el fin de sostener el
Movimiento en su fidelidad a la Iglesia y a su magisterio; garantizar la
identidad y la unidad en la fidelidad al carisma originario; promover la unidad
y la cooperación entre los grupos internacionales, coordinando sus actividades;
actuar para la difusión del Movimiento en los países donde todavía no está
presente.
ESTRUCTURA: El OMCC está constituido por su propio Comité ejecutivo y por los
Comités ejecutivos de los grupos internacionales de los Cursillos. Del Comité
ejecutivo del Organismo forman parte al Presidente, que representa el
Movimiento, es decir, al conjunto de Grupos internacionales; el Vicepresidente;
el Asistente eclesiástico; el Secretario y el Ecónomo.
DIFUSIÓN: El OMCC está al servicio de los Cursillos de Cristiandad presentes en
63 países distribuidos del siguiente modo: África (5), Asia (17), Europa (18),
Norteamérica (3), Sudamérica (20).
PUBLICACIONES Boletín OMCC, semestral.
PÁGINA WEB: http://www.cursillo.org
SEDE CENTRAL OMCC
Rua Domingos de Moraes, n° 1334 cj.07 Vila Mariana
04010-904 São Paulo - SP (Brasil)
Tel. e Fax [+55]11.55717009
E-mail: mcc-brasil@uol.com.br
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
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Documentación
Homilía de Benedicto XVI en la misa
celebrada en la Plaza Pilsudski de Varsovia
El viernes 26 de mayo de 2006
VARSOVIA, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI durante la misa que celebró en
la Plaza Pilsudski de Varsovia, el viernes 26 de mayo, segundo día de su viaje
apostólico a Polonia.
* * *
¡Alabado sea Jesucristo!
Queridos hermanos y hermanas en Cristo Señor, "junto con vosotros deseo cantar
un himno de gratitud a la divina Providencia, que me permite encontrarme aquí
como peregrino". Con estas palabras, hace 27 años, comenzó su homilía en
Varsovia mi amado predecesor, Juan Pablo II (cf. L'Osservatore Romano, edición
en lengua española, 10 de junio de 1979, p. 6). Las hago mías y doy gracias al
Señor que me ha concedido poder llegar hoy a esta histórica plaza. Aquí, en la
vigilia de Pentecostés, Juan Pablo II pronunció las significativas palabras de
la oración: "¡Descienda tu Espíritu y renueve la faz de la tierra!". Y añadió,
"¡de esta tierra!" (cf. ib.). En este mismo lugar fue despedido en una solemne
ceremonia fúnebre el gran primado de Polonia, cardenal Stefan Wyszynski, de cuya
muerte recordamos en estos días el 25° aniversario.
Dios unió a estas dos personas no sólo mediante la misma fe, la misma esperanza
y el mismo amor, sino también mediante las mismas vicisitudes humanas, que los
vincularon estrechamente con la historia de este pueblo y de la Iglesia que vive
en él.
Al inicio de su pontificado, Juan Pablo II escribió al cardenal Wyszynski: "No
estaría sobre la cátedra de Pedro este Papa polaco que hoy, lleno de temor de
Dios pero también de confianza, inicia un nuevo pontificado, si no hubiese sido
por tu fe, que no se ha arredrado ante la cárcel y los sufrimientos; si no
hubiese sido por tu heroica esperanza, tu ilimitada confianza en la Madre de la
Iglesia; si no hubiese existido Jasna Góra y todo el período que en la historia
de la Iglesia en nuestra patria abarca tu servicio de obispo y primado" (Carta
de Juan Pablo II a los polacos, 23 de octubre de 1978: L'Osservatore Romano,
edición en lengua española, 5 de noviembre de 1978, pp. 9-10).
¿Cómo no dar gracias hoy a Dios por todo lo que se realizó en vuestra patria y
en todo el mundo durante el pontificado de Juan Pablo II? Ante nuestros ojos
tuvieron lugar cambios de enteros sistemas políticos, económicos y sociales. La
gente de muchos países recobró la libertad y el sentido de la dignidad. "No
olvidemos las maravillas obradas por Dios" (cf. Sal 78, 7). Yo también os doy
las gracias por vuestra presencia y por vuestra oración. Gracias al cardenal
primado por las palabras que me ha dirigido. Saludo a todos los obispos aquí
presentes. Me alegra la participación del señor presidente y de las autoridades
estatales y locales. Abrazo con el corazón a todos los polacos que viven en la
patria y en el extranjero.
"Permaneced firmes en la fe". Acabamos de escuchar las palabras de Jesús: "Si me
amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad" (Jn
14, 15-17). Con estas palabras Jesús revela la profunda relación que existe
entre la fe y la profesión de la Verdad divina, entre la fe y la entrega a
Jesucristo en el amor, entre la fe y la práctica de una vida inspirada en los
mandamientos. Estas tres dimensiones de la fe son fruto de la acción del
Espíritu Santo. Esta acción se manifiesta como fuerza interior que armoniza los
corazones de los discípulos con el Corazón de Cristo y los hace capaces de amar
a los hermanos como él los ha amado. Así, la fe es un don, pero al mismo tiempo
es una tarea.
"Él os dará otro Consolador, el Espíritu de la verdad". La fe, como conocimiento
y profesión de la verdad sobre Dios y sobre el hombre, "viene de la predicación,
y la predicación, por la palabra de Cristo", dice san Pablo (Rm 10, 17). A lo
largo de la historia de la Iglesia, los Apóstoles predicaron la palabra de
Cristo, preocupándose de entregarla intacta a sus sucesores, quienes a su vez la
transmitieron a las generaciones sucesivas, hasta nuestros días. Muchos
predicadores del Evangelio han dado la vida precisamente a causa de la fidelidad
a la verdad de la palabra de Cristo. Así, de la solicitud por la verdad nació la
Tradición de la Iglesia.
Al igual que en los siglos pasados, también hoy hay personas o ambientes que,
descuidando esta Tradición de siglos, quisieran falsificar la palabra de Cristo
y quitar del Evangelio las verdades que, según ellos, son demasiado incómodas
para el hombre moderno. Se trata de dar la impresión de que todo es relativo:
incluso las verdades de la fe dependerían de la situación histórica y del juicio
humano. Pero la Iglesia no puede acallar al Espíritu de la verdad. Los sucesores
de los apóstoles, juntamente con el Papa, son los responsables de la verdad del
Evangelio, y también todos los cristianos están llamados a compartir esta
responsabilidad, aceptando sus indicaciones autorizadas.
Todo cristiano debe confrontar continuamente sus propias convicciones con los
dictámenes del Evangelio y de la Tradición de la Iglesia, esforzándose por
permanecer fiel a la palabra de Cristo, incluso cuando es exigente y humanamente
difícil de comprender. No debemos caer en la tentación del relativismo o de la
interpretación subjetiva y selectiva de las sagradas Escrituras. Sólo la verdad
íntegra nos puede llevar a la adhesión a Cristo, muerto y resucitado por nuestra
salvación.
En efecto, Jesucristo dice: "Si me amáis...". La fe no significa sólo aceptar
cierto número de verdades abstractas sobre los misterios de Dios, del hombre, de
la vida y de la muerte, de las realidades futuras. La fe consiste en una
relación íntima con Cristo, una relación basada en el amor de Aquel que nos ha
amado primero (cf. 1 Jn 4, 11) hasta la entrega total de sí mismo. "La prueba de
que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por
nosotros" (Rm 5, 8). ¿Qué otra respuesta podemos dar a un amor tan grande sino
un corazón abierto y dispuesto a amar? Pero, ¿qué quiere decir amar a Cristo?
Quiere decir fiarse de él, incluso en la hora de la prueba, seguirlo fielmente
incluso en el camino de la cruz, con la esperanza de que pronto llegará la
mañana de la resurrección.
Si confiamos en Cristo no perdemos nada, sino que lo ganamos todo. En sus manos
nuestra vida adquiere su verdadero sentido. El amor a Cristo lo debemos expresar
con la voluntad de sintonizar nuestra vida con los pensamientos y los
sentimientos de su Corazón. Esto se logra mediante la unión interior, basada en
la gracia de los sacramentos, reforzada con la oración continua, la alabanza, la
acción de gracias y la penitencia. No puede faltar una atenta escucha de las
inspiraciones que él suscita a través de su palabra, a través de las personas
con las que nos encontramos, a través de las situaciones de la vida diaria.
Amarlo significa permanecer en diálogo con él, para conocer su voluntad y
realizarla diligentemente.
Pero vivir nuestra fe como relación de amor con Cristo significa también estar
dispuestos a renunciar a todo lo que constituye la negación de su amor. Por este
motivo, Jesús dijo a los Apóstoles: "Si me amáis guardaréis mis mandamientos".
Pero, ¿cuáles son los mandamientos de Cristo? Cuando el Señor Jesús enseñaba a
las muchedumbres, no dejó de confirmar la ley que el Creador había inscrito en
el corazón del hombre y que luego había formulado en las tablas del Decálogo.
"No penséis que he venido a abolir la ley y los profetas. No he venido a abolir,
sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes
que pase una "i" o una tilde de la ley sin que todo suceda" (Mt 5, 17-18). Ahora
bien, Jesús nos mostró con nueva claridad el centro unificador de las leyes
divinas reveladas en el Sinaí, es decir, el amor a Dios y al prójimo: "Amar (a
Dios) con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y
amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y
sacrificios" (Mc 12, 33). Más aún, Jesús en su vida y en su misterio pascual
cumplió toda la ley. Uniéndose a nosotros a través del don del Espíritu Santo,
lleva con nosotros y en nosotros el "yugo" de la ley, que así se convierte en
una "carga ligera" (Mt 11, 30). Con este espíritu, Jesús formuló la lista de las
actitudes interiores de quienes tratan de vivir profundamente la fe:
Bienaventurados los pobres de espíritu, los que lloran, los mansos, los que
tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón,
los que trabajan por la paz, los perseguidos por causa de la justicia (cf. Mt 5,
3-12).
Queridos hermanos y hermanas, la fe en cuanto adhesión a Cristo se manifiesta
como amor que impulsa a promover el bien que el Creador ha inscrito en la
naturaleza de cada uno de nosotros, en la personalidad de todo ser humano y en
todo lo que existe en el mundo. Quien cree y ama se convierte de este modo en
constructor de la verdadera "civilización del amor", de la que Cristo es el
centro.
Hace 27 años, en este lugar, Juan Pablo II dijo: "Polonia se ha convertido en
nuestros tiempos en tierra de testimonio especialmente responsable" (Varsovia, 2
de junio de 1979). Conservad este rico patrimonio de fe que os han transmitido
las generaciones precedentes, el patrimonio del pensamiento y del servicio de
ese gran polaco que fue el Papa Juan Pablo II. Permaneced fuertes en la fe,
transmitidla a vuestros hijos, dad testimonio de la gracia que habéis
experimentado de un modo tan abundante a través del Espíritu Santo en vuestra
historia. Que María, Reina de Polonia, os muestre el camino hacia su Hijo y os
acompañe en el camino hacia un futuro feliz y lleno de paz.
Que no falte nunca en vuestro corazón el amor a Cristo y a su Iglesia. Amén.
[Traducción distribuida por la Santa Sede
© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
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