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05
de junio de 2006
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Santa Sede
Programa nuclear iraní: La Santa Sede cree que se puede superar
la crisis con diálogo
Benedicto XVI y Tony Blair hablan sobre el diálogo con el islam
y la paz
Mundo
La Iglesia católica es la organización no gubernamental más
comprometida en la lucha contra el sida
Universitarios descubren cómo promueve la paz la Santa Sede en
la ONU
Suiza: Compañías de seguro más baratas por no abortar
Cumbre mundial de jefes religiosos en Moscú para prevenir el
extremismo
El culto a la Virgen de Montserrat es la primera advocación
mariana universal
Así será la visita del Papa a Valencia (España) durante el V
Encuentro Mundial de las Familias
Entrevista
Las televisiones católicas unen esfuerzos
Nuevos movimientos
Heraldos del Evangelio
Documentación
Discurso de Benedicto XVI en el encuentro ecuménico de Varsovia
Discurso del Papa en el encuentro con el clero en Varsovia
El cardenal Lozano ilustra la acción de la Iglesia católica en
la lucha contra el sida
Santa Sede
Programa nuclear iraní: La Santa Sede
cree que se puede superar la crisis con diálogo
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
La Santa Sede publicó este sábado un comunicado para impulsar abiertamente el
diálogo como camino de superación de la crisis internacional abierta por los
proyectos de Irán de continuar con su programa nuclear.
La toma de posición vaticana tuvo lugar después de que los cinco miembros
permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania acordaran el jueves
ofrecer a Irán un nuevo paquete de incentivos en caso de que detenga su programa
de enriquecimiento de uranio.
«La Santa Sede apoya, como siempre, cualquier iniciativa encaminada a un diálogo
abierto y constructivo», afirma el comunicado emitido por el director de la
Oficina de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls.
«La Santa Sede está convencida firmemente de que incluso las dificultades
presentes puedan y deban superarse por vía diplomática, empleando todos los
medios de los que esa misma diplomacia dispone», afirma la nota.
El Vaticano considera «particularmente necesario que, a través de contactos
confidenciales, se remuevan los elementos que impiden objetivamente la confianza
recíproca, sin descartar ningún signo de buena voluntad procedente de una u otra
parte, y prestando atención al honor y la sensibilidad de cada país».
«Así se podrán dar pasos de acercamiento recíproco», concluye el comunicado.
ZS06060505
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Benedicto XVI y Tony Blair hablan sobre
el diálogo con el islam y la paz
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
El papel de la religión, el diálogo con el islam, y la ayuda a África fueron
algunos de los argumentos de la audiencia que concedió este sábado Benedicto XVI
al primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair.
El encuentro «cordial», según fue definido posteriormente por Joaquín Navarro-Valls,
director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, tuvo una duración de unos 35
minutos y se celebró en la biblioteca privada del Papa.
Según ha explicado una nota difundida por Navarro-Valls, «el argumento principal
fue el papel de la religión en la política y en las sociedades».
En particular, «se hizo hincapié en la contribución al diálogo que pueden
aportar los valores comunes de las religiones, en particular con el Islam
moderado, sobre todo en los temas concernientes a la paz y a la solidaridad».
En la audiencia, según afirma la nota vaticana, «también se habló de África,
evidenciando la exigencia de que la comunidad mundial favorezca y respalde con
todos los medios la convivencia pacífica y el desarrollo de aquel continente».
«Finalmente, se ha hablado de los progresos decisivos del proceso de paz en
Irlanda del Norte», concluye Navarro-Valls.
Ha sido el primer encuentro entre Blair, anglicano, y Benedicto XVI desde que
fue elegido Papa. El primer ministro llegó al Vaticano acompañado por su esposa
e hijos.
La señora Cherie Blair, católica, ya había sido recibida por el Papa el 28 de
abril en audiencia privada, pues se encontraba en el Vaticano participando en la
sesión plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias.
Por su parte, un comunicado de Downing Street especifica que en el encuentro el
Papa y Blair «hablaron de los desafíos de la globalización, del diálogo entre
los diferentes credos, y de la importancia de que voces moderadas de las
diferentes religiones se unan para afrontar el extremismo y el terrorismo».
La oficina del primer ministro revela que en la audiencia también se tocó la
situación de China.
ZS06060504
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Mundo
La Iglesia católica es la organización
no gubernamental más comprometida en la lucha contra el sida
Informe del cardenal Lozano Barragán ante las Naciones Unidas
NUEVA YORK, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
Uno de cada cuatro enfermos de sida es atendido en el mundo por un centro
católico, según ha podido comprobarse en Reunión de Alto Nivel sobre esta
pandemia celebrada por la Asamblea General de las Naciones Unidas del 31 de mayo
al 2 de junio.
En el encuentro tomó la palabra, en representación de la Santa Sede, el cardenal
Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de
los Agentes Sanitarios, quien ilustró además la obra de prevención que promueve
la Iglesia, basada «en la información y educación hacia conductas dirigidas a
evitar la pandemia».
El purpurado mexicano comenzó su intervención para transmitir el saludo a la
asamblea de Benedicto XVI «a todos los que están empeñados en la lucha contra el
VIH/SIDA».
«El Papa abriga una gran preocupación por el avance de la pandemia y garantiza
la continuidad e incremento del trabajo que la Iglesia católica lleva a cabo
para frenar esta desgracia», aseguró el cardenal.
Al explicar con números la acción de la Iglesia en este campo, reveló que «el
26.7% de los centros en el mundo para tratar enfermos de VIH/SIDA están dentro
de la Iglesia católica».
Este trabajo implica, aclaró, «la capacitación de profesionales de la salud,
prevención, cuidado, asistencia y acompañamiento tanto de los enfermos como de
sus familias».
Esta presencia sobre el terreno tiene lugar gracias a las diferentes
instituciones católicas.
En concreto explicó que, Caritas Internacional está comprometida en este frente
en 102 países.
Asimismo, ilustró la labor que ofrecen las congregaciones religiosas y las
asociaciones internacionales como «las Vicentinas, Comunidad de San Egidio,
Camilianos, Juaninos, Jesuitas, religiosas de la Madre Teresa, el Hospital del
Niño Jesús de la Santa Sede y los Farmacéuticos católicos».
Al hablar de la prevención, explicó que «somos conscientes de que el papel de la
familia en el campo de la formación y de la educación es indispensable y
eficaz».
«La educación e información las damos también a través de documentos,
conferencias e intercambios de experiencias y prácticas», constató.
«Para el cuidado y asistencia de los enfermos acentuamos la capacitación de
médicos y personal para médico, de capellanes y voluntarios; combatimos el
estigma, facilitamos el diagnóstico, el “counselling” y la Reconciliación.
Proveemos los antiretrovirales, los medicamentos para evitar la transmisión
vertical materno filial y el contagio sanguíneo», siguió informando.
«En el ramo de la atención y acompañamiento al enfermo evitamos los contagios,
atendemos a huérfanos y viudas, a los presos, ayudamos a la reintegración social
de estos enfermos y colaboramos con los Gobiernos y demás Instituciones que se
ocupan de la pandemia, tanto a nivel ecuménico como civil», siguió diciendo.
Por último, informó que la Santa Sede por voluntad de Juan Pablo II ha lanzado
una iniciativa para ayudar económicamente a los enfermos de sida, la Fundación
«El Buen Samaritano».
«Hasta la fecha hemos facilitado antiretrovirales a 18 países --explicó el
cardenal Lozano--: 13 de África, 3 de América y 2 de Asia. En estos países hemos
repartido el dinero recibido de católicos de 19 países, tanto de África misma,
como de América, Asia y Europa».
ZS06060507
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Universitarios descubren cómo promueve
la paz la Santa Sede en la ONU
NUEVA YORK, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
Veintinueve estudiantes de los Estados Unidos y Canadá participaron en el primer
seminario sobre el magisterio social y moral de la Iglesia ofrecido por la
Fundación «Path to Peace» , cuyo presidente es el arzobispo Celestino Migliore,
observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.
El curso, que tuvo lugar del 21 al 26 de mayo, tenía por argumento «La doctrina
social católica en el espíritu de Juan Pablo II: aprender a crear un mundo
justo».
Entre los conferenciantes se encontraban la profesora de Derecho de la
Universidad de Harvard, May Ann Glendon, presidenta de la Academia Pontificia de
las Ciencias; el escritor George Weigel, así como embajadores y oficiales de las
Naciones Unidas.
Había estudiantes en representación de la Universidad de San Diego, de la
Universidad Fairfield, de la Universidad St. Thomas, de la Universidad St.
John's, de la Univesidad St. Bonaventure, del College of St. Mary, del St.
Peter's College, de la Universidad Loyola, y de la Universidad Fordham.
Los estudiantes pudieron descubrir la diplomacia de la Santa Sede, que se basa
en la doctrina social de la Iglesia, afrontando cuestiones como «Pobreza y
desarrollo social», «Paz y seguridad mundial», «Derechos humanos e impacto
global», «Comunidad cristianas, mantenimiento y construcción de la paz»,
«Tráfico de mujeres», «Terrorismo y droga».
Los universitarios pudieron visitar al mismo tiempo los lugares en los que tiene
lugar la acción de la misión de la Santa Sede en las Naciones Unidas recibiendo
un tour en la sede de esta institución.
Según ha explicado monseñor Migliore a los micrófonos de «Radio Vaticano», «la
idea surgió precisamente porque se ve que en muchas universidades, también en
los Estados Unidos, está naciendo un interés por la enseñanza social de la
Iglesia, que pone en el centro a la persona humana. Parecía importante comenzar
precisamente por los estudiantes y darles una introducción en el lugar en el que
se trata de aplicar esta doctrina social de la Iglesia».
El prelado considera que en estos momentos en el palacio de cristal de la ONU se
da un mayor interés por la doctrina social católica, pues «en todos los campos
existe la convicción de que hace falta una ética que esté detrás de las demás
lógicas».
«Todo argumento tiene su lógica particular, pero con frecuencia falta la ética.
Desde este punto de vista, muchos están felices de escuchar la palabra de la
Santa Sede», reconoce.
El prelado informa que a los jóvenes les interesó particularmente el descubrir
«que uno con "clergyman", es decir, con uniforme religioso, puede formar parte
plenamente de la comunidad diplomática internacional».
En el seminario los descubrieron que «naturaleza, la dimensión de su diplomacia
es, ante todo, de carácter religioso, moral, ético, pues se ocupa sobre todo de
la paz», explicó el arzobispo.
«Tiene una naturaleza universal que va más allá de las fronteras, se ocupa de
los pueblos, de las poblaciones, de las personas y tiene una naturaleza
humanitaria», añade.
En particular, señala, los jóvenes han descubierto que «nuestra diplomacia
utiliza métodos que adoptan largas sendas, las de la convicción, las de la
palabra, el testimonio».
ZS06060508
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Suiza: Compañías de seguro más baratas
por no abortar
ROMA, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).- En
Suiza, existen ya al menos cinco compañías de seguro de enfermedad que mantienen
desde 2004 un acuerdo con la asociación contra el aborto «Ayuda suiza para la
madre y el niño», según informa el servicio informativo de la
Fundación Jérôme Lejeune.
Estas aseguradoras conceden reducciones de entre el 10 y el 40% a las aseguradas
que renuncian al aborto y a la fecundación in vitro, así como al diagnóstico
prenatal. Miles de personas han firmado estos contratos especiales.
Josef Zisyadis, consejero nacional del Partido Obrero Popular (POP), presentó
recientemente una intervención con vistas a prohibir estas prácticas.
El Consejo Federal acaba de declarar que no desea intervenir contra estas
aseguradoras y ha propuesto al Consejo Nacional que rechace la moción del
consejero del POP.
ZS06060503
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Cumbre mundial de jefes religiosos en
Moscú para prevenir el extremismo
Anuncia la Iglesia ortodoxa rusa
MOSCÚ, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).- En
Moscú, en julio de 2006, tendrá lugar una cumbre mundial de jefes religiosos,
según ha anunciado el boletín de la representación de la Iglesia Ortodoxa rusa
ante la Unión Europea, «Europaica».
El encuentro fue anunciado por el metropolita Kirill de Smolensko y Kaliningrado,
encargado del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú en
un reciente entrevista con el secretario general del Ministerio de Asuntos
Exteriores de la República Francesa, Hubert Colin de Verdière.
La cumbre se celebrará el 4 y 5 de julio de 2006, de la Cumbre de jefes
religiosos del mundo y precederá al encuentro de jefes de Estado del G-8,
programado algunos días más tarde en San Petersburgo.
Está previsto que esta cumbre reúna a los jefes o los representantes de las
Iglesias ortodoxas, las Iglesias pre-calcedonias y de la Iglesia Católica
romana.
Los organizadores de la cumbre cuentan también con la presencia de responsables
religiosos chinos, de la Iglesia luterana alemana, del Consejo Nacional de las
Iglesias de Estados Unidos, de los grandes rabinos de Israel, Estados Unidos y
los países europeos, responsables musulmanes de los países de la CEI, de Medio
Oriente y de la península arábiga, budistas, hinduistas, dirigentes del Consejo
Ecuménico de las Iglesias y de otras organizaciones religiosas internacionales.
El metropolita espera que esta cumbre de Moscú desempeñe «un papel importante en
la prevención del extremismo».
ZS06060502
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El culto a la Virgen de Montserrat es
la primera advocación mariana universal
Lo revela el abad de Montserrat en una conferencia en Roma
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
El culto a la Virgen de Montserrat (Cataluña, España) es la primera advocación
mariana con alcance universal. Lo explicó el 31 de mayo el padre Josep Maria
Soler, abad de ese Monasterio, durante una conferencia en la Iglesia de Santiago
y Montserrat en Roma que se enmarcó en los actos conmemorativos del 125
aniversario de la coronación canónica y de su proclamación de la Virgen como
patrona de Cataluña.
El abad explicó como «ya desde el primer tercio del siglo XI el abad Oliva, muy
vinculado a la sede romana, funda un pequeño monasterio junto al convento de
Santa María que crece con la fama de los milagros que obra la Virgen». De ahí
»el nombre de Montserrat se extiende sobretodo gracias a los peregrinos de
Santiago que lo divulgan y a Alfonso X el Sabio que dedica seis cantigas a seis
milagros de la Virgen».
El superior benedictino explicó que fue el Papa León XIII en el 1881 --hace 125
años-- quien concedió el patrocinio de la Virgen montserratina sobre las
diócesis catalanas, así como su coronación, el rango basilical al templo y la
fiesta propia el 27 abril.
«Ahora gracias a Benedicto XVI celebramos el aniversario de todos estos
acontecimientos pidiendo al Señor que por intercesión celestial de la patrona a
los que la invocan la gracia de sentir su protección como madre de consuelo y
esperanza», afirmó.
Dom Josep Maria Soler observó que el culto a la «Moreneta» (apelativo cariñoso
con el que se conoce a la Virgen de Montserrat, que es de color negro) no se
quedó solo en Europa sino que con el descubrimiento de América se empezaron a
dedicar iglesias en México, Chile y Perú. En Brasil existen hoy dos monasterios
bajo su advocación.
El abad reveló que Montserrat es, al mismo tiempo, una de las casas editoriales
más antiguas de Europa y contó que en su «Scriptorium» se elaboró el Códice «Llibre
Vermell» de finales del siglo XIV. De ese monasterio salieron xilografías con
imágenes de la Virgen y más de 200.000 hojas de indulgencias de cofrades.
Familias reales, santos y papas
La importancia de Montserrat se revela en la «afluencia de peregrinos anónimos»
y también de «personalidades y benefactores que con exvotos o por su fe
ofrecieron joyas y paramentos litúrgicos, especialmente familias principescas
como los Duques de Urbino o de Calabria y extirpes como los Savoya o en España
el monarca Carlos I. El abad le definió «el más montserratino de los monarcas
españoles: él y su hijo Felipe II murieron con una candela bendecida típica de
Montserrat en la mano».
En cuanto a los pontífices, el abad reconoció que «sería mas fácil contar los
papas no relacionados con el monasterio» y entre los que tuvieron una relación
especial con este santuario mariano y con su comunidad benedictina citó a
Gregorio XIII, Julio II, el beato Pío IX, León XIII, el beato Juan XXIII, Pablo
VI y Juan Pablo II, que lo visitó en 1982».
Los santos y beatos que han pasado por Montserrat, en particular citó a «Ignacio
de Loyola, Luis Gonzaga y José de Calasanz» y de los más recientes «Antonio
María Claret, Joaquina Vedruna, Enric d’ Ossó, Josep Mañanet, Francesc Palau,
Francesc Coll, Paula Montal, Josemaría Escrivá, Pere Tarrés, Francesc Castelló y
otros mártires de la persecución religiosa».
La Virgen de Montserrat en el mundo
«La Virgen Morena no conoce fronteras», afirmó el abad, revelando que abadías en
Australia (New Norcia), en Filipinas (Manila y Malay Malay) y en Colombia
(Medellín y Guatapé) están vinculadas con Montserrat.
Actualmente en el monasterio de Montserrat en Cataluña acuden anualmente dos
millones de peregrinos al año y según el abad «en esta hora de replanteamientos
intentamos responder a las necesidades de un mundo en rápida evolución sin dejar
perder los antiguos valores que conservan sentido y eficacia».
El abad entregó al rector de la Iglesia de Santiago y Montserrat, monseñor José
Luis González Novalín, la medalla del Año Jubilar de Montserrat «para que quede
en esta casa hermana». El rector hizo saber que «en esta casa se veneró a la
Virgen de Montserrat ya desde final de la Edad Media» y contó como «también aquí
en Roma existe una Virgen de Montserrat coronada desde el 8 de abril de 1656».
A la conferencia en esta Iglesia Nacional Española acudieron representantes de
la Iglesia española en Roma, miembros del cuerpo diplomático y el director de
Asuntos Religiosos de la Generalitat de Cataluña, Jordi López Camps.
[Más información
http://www.abadiamontserrat.net]
ZS06060521
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Así será la visita del Papa a Valencia
(España) durante el V Encuentro Mundial de las Familias
VALENCIA/ROMA, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
Un itinerario que posibilitará el contacto con los peregrinos marca la agenda
--adelantada provisionalmente por la organización del V Encuentro Mundial de las
Familias-- que seguirá Benedicto XVI en su viaje apostólico a Valencia (España)
con ocasión de esta gran cita de fe y fiesta.
Impulsada por Juan Pablo II, esta convocatoria parte cada tres años del Papa:
peregrinos de los cinco continentes se reúnen para intercambiar experiencias y
profundizar en el papel de la familia cristiana ante los retos que plantea el
siglo XXI.
El V EMF se celebrará del 1 al 9 de julio bajo el lema «La transmisión de la fe
en la familia».
Cuatro manifestaciones principales configuran un EMF: un congreso internacional,
celebraciones eucarísticas (por grupos lingüísticos) para las familias en
peregrinación, una vigilia con testimonios de familias y la Misa conclusiva.
Estos dos últimos actos serán presididos por Benedicto XVI, cuyo vuelo,
procedente del aeropuerto Leonardo da Vinci de Fiumicino (Roma), llegará al
aeropuerto de Valencia-Manises el sábado 8 de julio hacia las 11.30 horas.
Después de la ceremonia de bienvenida y del discurso del Santo Padre, será
trasladado en un vehículo panorámico desde el aeropuerto hasta la Catedral de
Valencia, en el centro de la ciudad.
El Papa visitará la Catedral y la capilla del Santo Cáliz. La alcaldesa de
Valencia, Rita Barberá, hará entrega de las llaves de la ciudad al Santo Padre,
y éste luego se dirigirá a pié a la Basílica de la Virgen de los Desamparados.
Después de visitarla, rezará la oración mariana del Ángelus en la plaza de la
Virgen. A continuación será recibido en el Palacio Arzobispal, residencia del
Santo Padre durante su estancia en Valencia --cuyo arzobispo es monseñor Agustín
García-Gasco--.
El programa prevé el posterior traslado de Benedicto XVI al Palacio de la
Generalidad valenciana (sede del gobierno autonómico), donde tendrá un encuentro
con la Familia Real española.
A su regreso al Palacio Arzobispal, el Papa recibirá la visita del presidente
del gobierno del país.
Después de ello, Benedicto XVI se encaminará en vehículo panorámico al Encuentro
Festivo-Testimonial que, a partir de las 20.00 horas, reunirá a cientos de miles
de familias del mundo en el Puente de Monteolivete en un contexto de oración y
testimonios de experiencia de fe vivida en circunstancias especialmente
particulares. Se alternarán presentaciones artístico-culturales realizadas por
artistas de reconocimiento mundial.
Se está acondicionando el lugar para que haya espacio suficiente para poder
acoger a más de un millón de peregrinos. Los asistentes escucharán también el
mensaje del Papa y el acto se cerrará con un espectáculo pirotécnico, muy típico
de esta región española.
El Papa regresará en vehículo panorámico al Palacio Arzobispal, donde pasará la
noche.
Repetirá este itinerario al día siguiente, domingo 9 de julio, cuando regrese en
vehículo panorámico al Puente de Monteolivete, donde presidirá la solemne
Eucaristía conclusiva a partir de las 9.30 horas; pronunciará la homilía.
En los EMF concelebran esta Misa cardenales, obispos y sacerdotes de todo el
mundo.
Durante la Eucaristía, algunos esposos que han cumplido 50 años de matrimonio
renovarán sus promesas matrimoniales
Al concluir la celebración, Benedicto XVI dirigirá el rezo del Ángelus.
Tras despedirse de los peregrinos se trasladará al aeropuerto de Manises desde
donde, tras la ceremonia de despedida y los discursos correspondientes, partirá
el vuelo papal hacia las 13.00 horas con destino al aeropuerto romano de
Ciampino.
Aparte del Congreso Internacional Teológico-Pastoral (4-7 de julio), el programa
preparado para el próximo EMF prevé la celebración simultánea de un Congreso de
Hijos (de 16 a 25 años de edad) y otro de Abuelos.
Además incluye, por primera vez en la historia de los EMF, la celebración de una
feria internacional dedicada íntegramente a las familias (1-7 de julio) y la
convocatoria a un Rosario de las Familias (7 de julio).
En cuanto a las celebraciones eucarísticas por grupos lingüísticos (hasta ocho,
por el momento), el sábado 8 de julio, a partir de las 10.00 horas, habrá actos
litúrgicos de forma simultánea en la mayoría de los templos de la ciudad.
Más información e inscripciones (que solicita la organización a todos los
peregrinos) en la web plurilingüe
www.wmf2006.org .
ZS06060501
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Entrevista
Las televisiones católicas unen
esfuerzos
Entrevista a Leticia Soberón Mainero
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
Leticia Soberón, oficial del Consejo Pontificio para las Comunicaciones
Sociales, ilustra en esta entrevista concedida a Zenit algunas claves para
entender la televisión católica hoy y valora los resultados del primer Congreso
de Televisiones Católicas de América Latina (22-25 mayo).
Esta psicóloga, responsable de la Red Informática de la Iglesia en América
Latina (RIIAL) observa que la mayoría de
televisiones católicas se inspiran en una espiritualidad radicada en María.
--¿Cuál es su valoración del reciente encuentro latinoamericano y cuál será
su incidencia en el Primer Congreso
Mundial de Televisiones Católicas de Madrid que tendrá lugar en octubre?
--Soberón: El Congreso de Medellín fue excelente por varios motivos: son cada
vez más las realidades televisivas (emisoras y productoras) católicas en América
Latina, y el Congreso tuvo muy buena respuesta. Pudimos ver la multiplicidad de
estilos y carismas, y la riqueza que ello implica para la comunicación católica.
La metodología del Congreso, muy bien pensada por el Departamento de
Comunicación Social del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) favoreció el
mutuo conocimiento y el establecimiento de pistas de colaboración muy positivos.
El CELAM, además, espera mucho de la televisión para la preparación de la Quinta
Conferencia General del Episcopado latinoamericano. Quedó de manifiesto la
disposición de este medio para contribuir a este proceso eclesial de reflexión y
conversión. Todo ello hace que las iniciativas católicas de televisión en
América Latina ofrezcan una importante aportación para el Congreso de Madrid.
Por otra parte, la invitación del Consejo Pontificio de las Comunicaciones
Sociales para que los participantes aporten generosamente algunas de sus
producciones para el Banco de Programas que se presentará en Madrid, despertó
gran interés y espíritu de cooperación. Están ya puestas las bases
para este proyecto.
Fue conmovedor el ver que estas instituciones, más o menos nuevas, tienen algo
muy importante en común: la mayoría comparten una espiritualidad mariana. Es
Nuestra Señora la fuente de inspiración y ayuda a la que todos dijeron recurrir.
Con motivos se ha dicho que Ella es la «Estrella de la Nueva Evangelización».
--América Latina otorga mucha importancia a la televisión. ¿Se han creado
formas de cooperación?
--Soberón: La importancia de las entidades televisivas católicas de América
Latina y el papel del CELAM como impulsor de colaboración y mutuo conocimiento,
hacían sentir la necesidad de este Congreso que se ha celebrado en Medellín.
Ayuda ciertamente la proximidad cultural y también ahora el impulso del próximo
Congreso de Madrid. Se nota, además, que está calando el lema de la Quinta
Conferencia: «Discípulos y misioneros de Cristo, para que nuestros pueblos en Él
tengan vida». El ser verdadero discípulo del Señor implica muchas cosas, y entre
ellas está el suscitar espacios de comunión.
Evidentemente no estamos partiendo de cero; es larga la trayectoria recorrida en
el continente; desde hace años que el propio CELAM y numerosas instituciones,
las organizaciones de comunicación y muchas personas se han dedicado con ahínco
a lograr estos objetivos, pero creo que somos conscientes de que aún hay mucho
camino por recorrer, y todos anhelamos una mayor organicidad y estabilidad en
tales esfuerzos; pero aprovechemos esta ocasión para, sin temor y con valentía,
recoger lo cosechado y continuar juntos ampliando el campo de la siembra.
El momento presente nos facilita, quizá más que nunca, esta tarea. Por una parte
los aspectos tecnológicos de la comunicación convergen hacia el lenguaje
binario, y facilitan la compatibilidad entre distintos soportes que antes no
“dialogaban” entre sí. Ello revertirá, a buen seguro, en un abaratamiento de los
costos de producción y de transmisión radiotelevisiva.
--¿Cuál es el reto para las televisiones católicas hoy?
Soberón: El momento histórico actual nos interpela para, en palabras de Juan
Pablo II, hacer presente el rostro de Cristo en esta «mediosfera» tan abigarrada
y confusa. Ello supone encontrar la raíz más honda de la identidad católica que
nos une, respetando a la vez la pluralidad de estilos, carismas, culturas y
sensibilidades que constituyen la riqueza de la Iglesia. Buscaremos con
creatividad esos objetivos, sabiendo que la generosidad no está reñida con la
necesaria financiación de nuestras producciones, y es necesario seguir
impulsando una mayor profesionalidad y formación en el personal de nuestras
televisoras.
Es muy importante la tarea de «tejer redes» de colaboración que nos ayuden a dar
testimonio de unidad y sintonía en el momento histórico que nos ha tocado vivir,
en una sociedad marcada por la comunicación. El Santo Padre Benedicto XVI nos
impulsa a ser mensajeros de un Dios que es Amor en la cultura de hoy. Confiamos,
ciertamente, en la ayuda del Señor, y de Nuestra Señora de Guadalupe que nos
acompaña siempre como pionera de una evangelización perfectamente inculturada.
ZS06060520
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Nuevos movimientos
Heraldos del Evangelio
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos,
de los Heraldos del Evangelio.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: HERALDOS DEL EVANGELIO
SIGLA: EP (del nombre latino de la asociación Evangelii Praecones)
FUNDACIÓN: 1999
HISTORIA: Los orígenes de los EP se remontan a los años sesenta, cuando un grupo
de jóvenes católicos de São Paulo, en Brasil, dirigidos por João Scognamiglio
Clá Días, Pedro Paulo de Figueiredo y Carlos Alberto Soares Corrêa empezaron a
encontrarse para hablar, reflexionar y rezar juntos. Esta experiencia, que
creció durante esos años incorporando a otras personas, hizo madurar en ellos el
deseo de perseguir la perfección cristiana y la aspiración de anunciar el
Evangelio. Como respuesta a la llamada que Juan Pablo II hizo a los fieles
laicos de lanzarse con valentía en la obra de la nueva evangelización, empezaron
una asociación llamada Arautos do Evangelho, erigida canónicamente en 1999 por
el Obispo de Campo Limpo y que en pocos años se difundió en otros países. El 22
de febrero de 2001el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el
reconocimiento de los Heraldos del Evangelio como asociación internacional de
fieles de derecho pontificio. IDENTIDAD Los EP quieren ser instrumentos de
santidad en la Iglesia favoreciendo la íntima unidad entre la fe y la vida y
actuando para la evangelización de las realidades temporales, sobre todo
mediante el arte y la cultura. Su apostolado, cuya modalidad viene adaptada a
los distintos ambientes, privilegia la animación parroquial; la evangelización
de las familias; la formación catequética y cultural de los jóvenes; la
divulgación de la prensa religiosa. Un amplio espacio está reservado a la
organización de representaciones artísticas (música, teatro) en iglesias,
colegios, hospitales, fábricas, oficinas, cárceles. La pedagogía de la
asociación quiere favorecer una vida interior fuertemente radicada en la
Eucaristía, en la devoción a la Virgen María y en la fidelidad al Sucesor de
Pedro. El itinerario de formación de los miembros prevé el estudio de
disciplinas como teología moral, exégesis, historia, además de una preparación
profunda en el campo de las artes y de las lenguas modernas.
ESTRUCTURA: La autoridad suprema de los EP es la Asamblea general, que elige al
Consejo general con la misión de asistir al Presidente general, principio de
unidad de la Asociación, en el gobierno de la misma. A la Asociación se puede
pertenecer como miembros asociados, colaboradores (familias o religiosos que
desarrollan el carisma de la Asociación en los respectivos ambientes), miembros
honorarios. Todos se agrupan en los distintos países en fraternidades,
masculinas y femeninas, que tienen un gobierno propio elegido por la Asamblea y
están coordinadas por un Consejo regional. Los miembros asociados que viven en
común viven en casas para hermanos y para hermanas.
DIFUSIÓN: Los EP cuentan con más de 4.000 miembros de vida común y están
presentes en 50 países distribuidos del siguiente modo: África (8), Asia (6),
Europa (13), Norteamérica (12), Oceanía (1), Sudamérica (10). Las familias
comprometidas en obras de evangelización son unas 40.000. En sus actividades
participan más de un millón de personas.
OBRAS: Los EP son promotores de asociaciones culturales, obras de asistencia a
la familia, centros juveniles y campañas de evangelización.
PUBLICACIONES: Heraldos del Evangelio, revista mensual en portugués y español.
PÁGINA WEB: http://www.heraldos.org
SEDE CENTRAL: Arautos do Evangelho
Rua Dom Domingos de Silos,238
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Documentación
Discurso de Benedicto XVI en el
encuentro ecuménico de Varsovia
Jueves 25 de mayo de 2006
VARSOVIA, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos el discurso que pronunció Benedicto XVI en iglesia luterana de la
Santísima Trinidad de Varsovia en el encuentro ecuménico con los representantes
de siete iglesias reunidas en el Consejo Ecuménico Polaco, el jueves 25 de mayo
de 2006.
* * *
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
"Gracia y paz a vosotros de parte de Aquel que es, que era y que va a venir, de
parte de los siete Espíritus que están ante su trono, y de parte de Jesucristo,
el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes
de la tierra" (Ap 1, 4-5). Con estas palabras del libro del Apocalipsis, con las
que san Juan saluda a las siete Iglesias de Asia, quiero dirigir mi afectuoso
saludo a todos los que están aquí presentes, ante todo a los representantes de
las Iglesias y las comunidades eclesiales reunidas en el Consejo ecuménico
polaco. Agradezco al arzobispo Jeremías, de la Iglesia ortodoxa autocéfala y
presidente de este Consejo, el saludo y las palabras de unión espiritual que
acaba de dirigirme. Saludo al arzobispo Alfons Nossol, presidente del Consejo
ecuménico de la Conferencia episcopal polaca.
Nos une hoy aquí el deseo de encontrarnos para dar gloria y honrar, con la
oración común, a nuestro Señor Jesucristo: "Al que nos ama y nos ha lavado con
su sangre de nuestros pecados y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para
su Dios y Padre" (Ap 1, 5-6). Damos gracias a nuestro Señor, porque nos reúne,
nos concede su Espíritu y nos permite invocar, por encima de lo que aún nos
separa, "Abbá, Padre". Estamos convencidos de que él mismo intercede sin cesar
en nuestro favor, pidiendo para nosotros: "Que sean perfectamente uno, y el
mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has
amado a mí" (Jn 17, 23).
Juntamente con vosotros doy gracias por el don de este encuentro de oración
común. Veo en él una de las etapas para realizar el firme propósito que hice al
inicio de mi pontificado: considerar una prioridad de mi ministerio el
restablecimiento de la unidad plena y visible entre los cristianos. Mi amado
predecesor el siervo de Dios Juan Pablo II, cuando visitó esta iglesia de la
Santísima Trinidad, en el año 1991, subrayó: "Por mucho que nos esforcemos en
lograr la unidad, ella es siempre un don del Espíritu Santo. Sólo estaremos
dispuestos a recibir este don si hemos abierto nuestra mente y nuestro corazón a
él a través de la vida cristiana y especialmente a través de la oración"
(Encuentro ecuménico de oración, 9 de junio de 1991, n. 6: L'Osservatore Romano,
edición en lengua española, 19 de julio de 1991, p. 8). En efecto, no podemos
"lograr" la unidad sólo con nuestras fuerzas. Como recordé durante el encuentro
ecuménico del año pasado en Colonia: "Podemos obtenerla solamente como don del
Espíritu Santo" (Discurso a los representantes de otras Iglesias y comunidades
eclesiales, 19 de agosto de 2005: L'Osservatore Romano, edición en lengua
española, 26 de agosto de 2005, p. 9).
Por eso, nuestras aspiraciones ecuménicas deben estar impregnadas por la
oración, el perdón recíproco y la santidad de vida de cada uno de nosotros. Me
complace que aquí, en Polonia, el Consejo ecuménico polaco y la Iglesia católica
romana emprendan numerosas iniciativas en este ámbito.
"Mirad, viene acompañado de nubes: todo ojo lo verá, hasta los que le
traspasaron" (Ap 1, 7). Estas palabras del Apocalipsis nos recuerdan que todos
estamos en camino hacia el encuentro definitivo con Cristo, cuando él desvelará
ante nosotros el sentido de la historia humana, cuyo centro es la cruz de su
sacrificio salvífico. Como comunidad de discípulos, nos encaminamos a ese
encuentro, con la esperanza y la confianza de que será para nosotros el día de
la salvación, el día que se hará realidad todo lo que anhelamos, gracias a
nuestra disponibilidad a dejarnos guiar por la caridad recíproca, que su
Espíritu suscita en nosotros. No edificamos esta confianza sobre nuestros
méritos, sino sobre la oración en la que Cristo revela el sentido de su venida a
la tierra y de su muerte redentora: "Padre, los que tú me has dado, quiero que
donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me
has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo" (Jn 17, 24).
En camino hacia el encuentro con Cristo que "viene acompañado de nubes", con
nuestra vida anunciamos su muerte, proclamamos su resurrección, a la espera de
su venida. En efecto, experimentamos el peso de la responsabilidad que implica
todo esto, pues el mensaje de Cristo debe llegar a todos los hombres de la
tierra, gracias al compromiso de quienes creen en él y están llamados a
testimoniar que él fue enviado verdaderamente por el Padre (cf. Jn 17, 23). Por
tanto, es necesario que, al anunciar el Evangelio, nos impulse el anhelo de
cultivar relaciones recíprocas de caridad sincera, de modo que, a la luz de
ellas, todos conozcan que el Padre mandó a su Hijo y ama a la Iglesia y a cada
uno de nosotros como lo ama a él (cf. Jn 17, 23). Así pues, los discípulos de
Cristo, cada uno de nosotros, debemos tender a esa unidad, a fin de que nos
convirtamos, como cristianos, en signo visible de su mensaje salvífico,
destinado a todo ser humano.
Permitidme que haga referencia una vez más al encuentro ecuménico que tuvo lugar
en esta iglesia con la participación de vuestro gran compatriota Juan Pablo II y
a su intervención, en la que delineó del siguiente modo la visión de los
esfuerzos tendentes a la unidad plena de los cristianos: "El reto que se nos
lanza es el de superar gradualmente los obstáculos (...) y crecer juntos en esa
unidad de Cristo, que es única, unidad con la que la dotó desde el comienzo; la
seriedad de este cometido impide obrar precipitada o impacientemente, pero el
deber de responder a la voluntad de Cristo exige que permanezcamos firmes en el
camino hacia la paz y la unidad entre todos los cristianos. Sabemos bien que no
somos nosotros los que vamos a cicatrizar las heridas de la división y a
restablecer la unidad; somos simples instrumentos que Dios puede utilizar; la
unidad entre los cristianos será don de Dios, en su tiempo de gracia. Tendamos
humildemente hacia ese día, creciendo en el amor, el perdón y la confianza
recíprocos" (Encuentro ecuménico de oración, 9 de junio de 1991, n. 6:
L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 19 de julio de 1991, p. 8).
Desde aquel encuentro, han cambiado muchas cosas. Dios nos ha concedido dar
muchos pasos hacia la comprensión recíproca y el acercamiento. Permitidme atraer
vuestra atención hacia algunos acontecimientos ecuménicos que tuvieron lugar en
ese tiempo en el mundo: la publicación de la encíclica Ut unum sint; las
concordancias cristológicas con las Iglesias precalcedonias; la firma en
Augsburgo de la "Declaración común sobre la doctrina de la justificación"; el
encuentro con ocasión del gran jubileo del año 2000 y la memoria ecuménica de
los testigos de la fe del siglo XX; la reanudación del diálogo católico-ortodoxo
a nivel mundial; el funeral de Juan Pablo II, con la participación de casi todas
las Iglesias y comunidades eclesiales.
Sé que también aquí, en Polonia, este anhelo fraterno de unidad ha logrado
éxitos concretos. Quisiera mencionar en este momento: la firma de la declaración
de reconocimiento mutuo de la validez del bautismo, realizada en el año 2000,
también en este templo, por la Iglesia católica romana y las Iglesias reunidas
en el Consejo ecuménico polaco; la creación de la Comisión para las relaciones
entre la Conferencia episcopal polaca y el Consejo ecuménico polaco, a la que
pertenecen los obispos católicos y los jefes de otras Iglesias; la creación de
las comisiones bilaterales para el diálogo teológico entre católicos y
ortodoxos, luteranos, miembros de la Iglesia nacional polaca, mariavitas y
adventistas; la publicación de la traducción ecuménica del Nuevo Testamento y
del libro de los Salmos; la iniciativa llamada "Obra navideña de ayuda a los
niños", en la que colaboran las organizaciones caritativas de las Iglesias
católica, ortodoxa y evangélica.
Constatamos muchos progresos en el campo del ecumenismo y, sin embargo,
esperamos siempre algo más. Permitidme señalar hoy, un poco más detalladamente,
dos cuestiones. La primera se refiere al servicio caritativo de las Iglesias.
Son numerosos los hermanos que esperan de nosotros el don del amor, de la
confianza, del testimonio, de una ayuda espiritual y material concreta. A este
problema me referí en mi primera encíclica, Deus caritas est. Afirmé en ella:
"El amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada
fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, y esto en todas sus
dimensiones: desde la comunidad local a la Iglesia particular, hasta abarcar a
la Iglesia universal en su totalidad. También la Iglesia en cuanto comunidad ha
de poner en práctica el amor" (n. 20).
No podemos olvidar la idea esencial que desde el inicio constituyó el fundamento
muy fuerte de la unidad de los discípulos: "En la comunidad de los creyentes no
debe haber una forma de pobreza en la que se niegue a alguien los bienes
necesarios para una vida digna" (ib.). Esta idea es siempre actual, aunque a lo
largo de los siglos hayan cambiado las formas de la ayuda fraterna; aceptar los
desafíos caritativos contemporáneos depende en gran medida de nuestra
colaboración recíproca.
Me alegra que este problema tenga mucho eco en el mundo en forma de numerosas
iniciativas ecuménicas. Noto, complacido, que en la comunidad de la Iglesia
católica y en las demás Iglesias y comunidades eclesiales se han difundido
diversas formas nuevas de actividad caritativa, y han reaparecido con renovado
impulso algunas antiguas. Son formas que a menudo unen la evangelización y las
obras de caridad (cf. ib., 30 b).
Parece que, a pesar de todas las diferencias que hay que superar en el ámbito
del diálogo interconfesional, es legítimo atribuir el compromiso caritativo a la
comunidad ecuménica de los discípulos de Cristo en la búsqueda de una unidad
plena. Todos podemos insertarnos en la colaboración en favor de los necesitados,
aprovechando esta red de relaciones recíprocas, fruto del diálogo entre nosotros
y de la acción común. Con el espíritu del mandamiento evangélico, debemos tener
esta amorosa solicitud en favor de los hermanos necesitados, sean quienes sean.
A este propósito, en mi encíclica escribí que "para un mejor desarrollo del
mundo es necesaria la voz común de los cristianos, su compromiso "para que
triunfe el respeto de los derechos y de las necesidades de todos, especialmente
de los pobres, los marginados y los indefensos"" (ib.). Ojalá que la práctica de
la caritas fraterna nos acerque cada vez más a todos los que participamos en
este encuentro y haga más creíble nuestro testimonio de Cristo ante el mundo.
La segunda cuestión a la que quiero referirme atañe a la vida matrimonial y
familiar. Sabemos que entre las comunidades cristianas, llamadas a testimoniar
el amor, la familia ocupa un lugar particular. En el mundo de hoy, en el que se
están multiplicando las relaciones internacionales e interculturales, jóvenes
provenientes de diversas tradiciones, de distintas religiones, de diferentes
confesiones cristianas cada vez más a menudo se deciden a fundar una familia.
Muchas veces, para los jóvenes mismos y para sus seres queridos es una decisión
difícil, que implica varios peligros relativos tanto a la perseverancia en la fe
como a la construcción futura del orden familiar, al igual que la creación de un
clima de unidad de la familia y de condiciones oportunas para el crecimiento
espiritual de los hijos. Sin embargo, precisamente gracias a la difusión a gran
escala del diálogo ecuménico, la decisión puede dar origen a la formación de un
laboratorio práctico de unidad. Por eso son necesarias la benevolencia
recíproca, la comprensión y la madurez en la fe de ambas partes, así como de las
comunidades de las que provienen.
Quiero expresar mi aprecio a la Comisión bilateral del Consejo para las
cuestiones del ecumenismo de la Conferencia episcopal polaca y del Consejo
ecuménico polaco, que han emprendido la elaboración de un documento en el que se
presenta la doctrina cristiana común sobre el matrimonio y la familia, y se
establecen principios, aceptables por todos, para contraer matrimonios
interconfesionales, indicando un programa común de solicitud pastoral para
dichos matrimonios.
Deseo a todos que en esta delicada cuestión se acreciente la confianza recíproca
entre las Iglesias y una colaboración que respete plenamente los derechos y la
responsabilidad de los cónyuges por la formación en la fe de la propia familia y
por la educación de los hijos.
"Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el
amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos" (Jn 17, 26). Hermanos
y hermanas, poniendo toda nuestra confianza en Cristo, que nos da a conocer su
nombre, caminemos cada día hacia la plenitud de la reconciliación fraterna. Que
su oración haga que la comunidad de sus discípulos en la tierra, en su misterio
y en su unidad visible, se transforme cada vez más en una comunidad de amor en
la que se refleje la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
[Traducción distribuida por la Santa Sede
© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06060510
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Discurso del Papa en el encuentro con
el clero en Varsovia
Pronunciado el jueves 25 de mayo de 2006
VARSOVIA, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos el discurso que pronunció Benedicto XVI en la catedral de Varsovia al
encontrarse con el clero en su primer día de viaje apostólico en Polonia, el
jueves 25 de mayo de 2006.
* * *
"Ante todo, doy gracias a mi Dios, por medio de Jesucristo, por todos vosotros
(...), pues ansío veros, a fin de comunicaros algún don espiritual que os
fortalezca, o más bien, para sentir entre vosotros el mutuo consuelo de la común
fe: la vuestra y la mía" (Rm 1, 8-12). Con estas palabras del apóstol san Pablo
me dirijo a vosotros, queridos sacerdotes, porque en ellas encuentro
perfectamente reflejados mis actuales sentimientos y pensamientos, deseos y
oraciones. Saludo, en particular, al cardenal Józef Glemp, arzobispo de Varsovia
y primado de Polonia, a quien expreso mi más cordial felicitación por el 50°
aniversario de su ordenación sacerdotal, que celebra precisamente hoy.
He venido a Polonia, a la amada patria de mi gran predecesor Juan Pablo II, para
compartir —como solía hacer él— el clima de fe en el que vivís y para
"comunicaros algún don espiritual que os fortalezca". Espero que mi
peregrinación de estos días "confirme nuestra fe común: la vuestra y la mía".
Me encuentro hoy con vosotros en la archicatedral metropolitana de Varsovia, que
con cada piedra recuerda la dolorosa historia de vuestra capital y de vuestro
país. Habéis afrontado grandes pruebas en tiempos no muy lejanos. Recordemos a
los heroicos testigos de la fe, que entregaron su vida a Dios y a los hombres,
santos canonizados y también hombres comunes, que perseveraron en la rectitud,
en la autenticidad y en la bondad, sin perder jamás la confianza.
En esta catedral recuerdo en particular al siervo de Dios cardenal Stefan
Wyszynski, a quien llamáis "el primado del milenio", el cual, abandonándose a
Cristo y a su Madre, supo servir fielmente a la Iglesia aun en medio de pruebas
dolorosas y prolongadas. Recordemos con estima y gratitud a los que no se
dejaron vencer por las fuerzas de las tinieblas; aprendamos de ellos la valentía
de la coherencia y de la constancia en la adhesión al Evangelio de Cristo.
Me encuentro hoy con vosotros, sacerdotes llamados por Cristo a servirlo en el
nuevo milenio. Habéis sido elegidos de entre el pueblo, constituidos para el
servicio de Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Creed en la
fuerza de vuestro sacerdocio. En virtud del sacramento habéis recibido todo lo
que sois. Cuando pronunciáis las palabras "yo" o "mi" ("Yo te absuelvo... Esto
es mi Cuerpo..."), no lo hacéis en vuestro nombre, sino en nombre de Cristo, "in
persona Christi", que quiere servirse de vuestros labios y de vuestras manos, de
vuestro espíritu de sacrificio y de vuestro talento. En el momento de vuestra
ordenación, mediante el signo litúrgico de la imposición de las manos, Cristo os
ha puesto bajo su especial protección; estáis escondidos en sus manos y en su
Corazón. Sumergíos en su amor, y dadle a él vuestro amor. Cuando vuestras manos
fueron ungidas con el óleo, signo del Espíritu Santo, fueron destinadas a servir
al Señor como sus manos en el mundo de hoy. Ya no pueden servir al egoísmo;
deben dar en el mundo el testimonio de su amor.
La grandeza del sacerdocio de Cristo puede infundir temor. Se puede sentir la
tentación de exclamar con san Pedro: "Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre
pecador" (Lc 5, 8), porque nos cuesta creer que Cristo nos haya llamado
precisamente a nosotros. ¿No habría podido elegir a cualquier otro, más capaz,
más santo? Pero Jesús nos ha mirado con amor precisamente a cada uno de
nosotros, y debemos confiar en esta mirada. No debemos dejarnos llevar de la
prisa, como si el tiempo dedicado a Cristo en la oración silenciosa fuera un
tiempo perdido. En cambio, es precisamente allí donde brotan los frutos más
admirables del servicio pastoral. No hay que desanimarse porque la oración
requiere esfuerzo, o por tener la impresión de que Jesús calla. Calla, pero
actúa.
A este propósito, me complace recordar la experiencia que viví el año pasado en
Colonia.
Entonces fui testigo del profundo e inolvidable silencio de un millón de
jóvenes, en el momento de la adoración del santísimo Sacramento. Aquel silencio
orante nos unió, nos dio un gran consuelo. En un mundo en el que hay tanto
ruido, tanto extravío, se necesita la adoración silenciosa de Jesús escondido en
la Hostia. Permaneced con frecuencia en oración de adoración y enseñadla a los
fieles. En ella encontrarán consuelo y luz sobre todo las personas probadas.
Los fieles esperan de los sacerdotes solamente una cosa: que sean especialistas
en promover el encuentro del hombre con Dios. Al sacerdote no se le pide que sea
experto en economía, en construcción o en política. De él se espera que sea
experto en la vida espiritual. Por ello, cuando un sacerdote joven da sus
primeros pasos, conviene que pueda acudir a un maestro experimentado, que le
ayude a no extraviarse entre las numerosas propuestas de la cultura del momento.
Ante las tentaciones del relativismo o del permisivismo, no es necesario que el
sacerdote conozca todas las corrientes actuales de pensamiento, que van
cambiando; lo que los fieles esperan de él es que sea testigo de la sabiduría
eterna, contenida en la palabra revelada.
La solicitud por la calidad de la oración personal y por una buena formación
teológica da frutos en la vida. Haber vivido bajo la influencia del
totalitarismo puede haber engendrado una tendencia inconsciente a esconderse
bajo una máscara exterior, con la consecuencia de ceder a alguna forma de
hipocresía. Es evidente que esto no ayuda a la autenticidad de las relaciones
fraternas, y puede llevar a pensar demasiado en sí mismos. En realidad, se crece
en la madurez afectiva cuando el corazón se adhiere a Dios. Cristo necesita
sacerdotes maduros, viriles, capaces de cultivar una auténtica paternidad
espiritual. Para que esto suceda, se requiere honradez consigo mismos, apertura
al director espiritual y confianza en la misericordia divina.
El Papa Juan Pablo II, con ocasión del gran jubileo, exhortó muchas veces a los
cristianos a hacer penitencia por las infidelidades del pasado. Creemos que la
Iglesia es santa, pero en ella hay hombres pecadores. Es preciso rechazar el
deseo de identificarse solamente con quienes no tienen pecado. ¿Cómo habría
podido la Iglesia excluir de sus filas a los pecadores? Precisamente por su
salvación Cristo se encarnó, murió y resucitó. Por tanto, debemos aprender a
vivir con sinceridad la penitencia cristiana. Practicándola, confesamos los
pecados individuales en unión con los demás, ante ellos y ante Dios.
Sin embargo, conviene huir de la pretensión de erigirse con arrogancia en juez
de las generaciones precedentes, que vivieron en otros tiempos y en otras
circunstancias. Hace falta sinceridad humilde para reconocer los pecados del
pasado y, sin embargo, no aceptar fáciles acusaciones sin pruebas reales o
ignorando las diferentes maneras de pensar de entonces.
Además, la «confessio peccati», para usar una expresión de san Agustín, siempre
debe ir acompañada por la «confessio laudis», por la confesión de la alabanza.
Al pedir perdón por el mal cometido en el pasado, debemos recordar también el
bien realizado con la ayuda de la gracia divina que, aun llevada en recipientes
de barro, ha dado frutos a menudo excelentes.
Hoy la Iglesia en Polonia se encuentra ante un gran desafío pastoral: prestar
asistencia a los fieles que han salido del país. La plaga del desempleo obliga a
numerosas personas a irse al extranjero.
Es un fenómeno generalizado, en gran escala. Cuando las familias se dividen de
este modo, cuando se rompen las relaciones sociales, la Iglesia no puede
permanecer indiferente. Es necesario que las personas que parten sean
acompañadas por sacerdotes que, manteniéndose unidos a las Iglesias locales,
realicen el trabajo pastoral en medio de los inmigrantes. La Iglesia que está en
Polonia ya ha dado numerosos sacerdotes y religiosas, que prestan su servicio no
sólo en favor de los polacos que están fuera de los confines del país, sino
también, y a veces en condiciones muy difíciles, en las misiones de África,
Asia, América Latina, y en otras regiones.
No olvidéis, queridos sacerdotes, a estos misioneros. Debéis acoger con una
perspectiva verdaderamente católica el don de numerosas vocaciones con que Dios
ha bendecido a vuestra Iglesia. Sacerdotes polacos, no tengáis miedo de dejar
vuestro mundo seguro y conocido para servir en lugares donde faltan sacerdotes y
vuestra generosidad puede dar abundante fruto.
Permaneced firmes en la fe. También a vosotros os encomiendo este lema de mi
peregrinación. Sed auténticos en vuestra vida y en vuestro ministerio.
Contemplando a Cristo, vivid una vida modesta, solidaria con los fieles a
quienes sois enviados. Servid a todos; estad a su disposición en las parroquias
y en los confesonarios; acompañad a los nuevos movimientos y asociaciones;
sostened a las familias; no descuidéis la relación con los jóvenes; acordaos de
los pobres y los abandonados.
Si vivís de fe, el Espíritu Santo os sugerirá qué debéis decir y cómo debéis
servir. Podréis contar siempre con la ayuda de la Virgen, que precede a la
Iglesia en la fe. Os exhorto a invocarla siempre con las palabras que conocéis
bien: "Estamos cerca de ti, te recordamos, velamos".
A todos imparto mi bendición.
[Traducción distribuida por la Santa Sede
© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06060509
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El cardenal Lozano ilustra la acción de
la Iglesia católica en la lucha contra el sida
NUEVA YORK, lunes, 5 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la intervención del cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del
Consejo Pontificio para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, presentada ante
la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que se analizaron los
progresos alcanzados en el cumplimiento de las metas fijadas en la Declaración
de Compromiso sobre el VIH/SID, el 2 de junio pasado.
* * *
Sr. Presidente:
Me honro en ser portador del saludo de su Santidad Benedicto XVI a todos los que
están empeñados en la lucha contra el VIH/SIDA. El Papa abriga una gran
preocupación por el avance de la pandemia y garantiza la continuidad e
incremento del trabajo que la Iglesia católica lleva a cabo para frenar esta
desgracia.
Desde el inicio de la pandemia del SIDA la Iglesia católica la ha combatido
desde los niveles médicos, sociales y espirituales. El 26.7% de los centros en
el mundo para tratar enfermos de VIH/SIDA están dentro de la Iglesia católica.
Nuestro trabajo versa sobre la capacitación de profesionales de la salud,
prevención, cuidado, asistencia y acompañamiento tanto de los enfermos como de
sus familias.
Caritas Internacional reporta trabajar en 102 países. Según las respuestas a
nuestra encuesta que realizamos en la Santa Sede se nos reportan acciones contra
la pandemia en 62 países: 28 de África, 9 de América, 6 de Asia, 16 de Europa y
3 de Oceanía. Además del personal local (religioso y no religioso) se distinguen
en el ramo Congregaciones y Asociaciones internacionales tales como las
Vicentinas, Caritas Internacional, Comunidad de San Egidio, Camilianos, Juaninos,
Jesuitas, religiosas de la Madre Teresa, el Hospital del Niño Jesús de la Santa
Sede y los Farmacéuticos católicos. La acción de la Santa Sede y de la Iglesia
católica jamás se encierra en sí misma sino que va dirigida a promover y
reforzar el sentido indispensable de pertenencia y responsabilidad que cada país
debe fuertemente desarrollar en cada fase de respuesta de la pandemia.
Las principales acciones que realizamos en la formación se refieren a los
profesionales de la salud, a los sacerdotes, religiosas y religiosos, a los
mismos enfermos, a las familias y a la juventud. En la prevención insistimos en
la información y educación hacia conductas dirigidas a evitar la pandemia. Somos
conscientes de que el papel de la familia en el campo de la formación y de la
educación es indispensable y eficaz. La educación e información las damos
también a través de documentos, conferencias e intercambios de experiencias y
prácticas. Para el cuidado y asistencia de los enfermos acentuamos la
capacitación de médicos y personal para médico, de capellanes y voluntarios;
combatimos el estigma, facilitamos el diagnóstico, el “counselling” y la
Reconciliación. Proveemos los antiretrovirales, los medicamentos para evitar la
transmisión vertical materno filial y el contagio sanguíneo. En el ramo de la
atención y acompañamiento al enfermo evitamos los contagios, atendemos a
huérfanos y viudas, a los presos, ayudamos a la reintegración social de estos
enfermos y colaboramos con los Gobiernos y demás Instituciones que se ocupan de
la pandemia, tanto a nivel ecuménico como civil.
En el aspecto económico el anterior Papa Juan Pablo II creó la Fundación “El
Buen Samaritano” para atender a los enfermos más desprotegidos y ahora en
especial a los enfermos de SIDA. Hasta la fecha hemos facilitado
antiretrovirales a 18 países: 13 de África, 3 de América y 2 de Asia. En estos
países hemos repartido el dinero recibido de católicos de 19 países, tanto de
África misma, como de América, Asia y Europa.
Para mayor información de lo expuesto, presentamos un folleto que ofrecemos a la
Asamblea y que se encuentra en los lugares destinados a ello en este recinto.
Gracias, Sr. Presidente.
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