Cartas al Director

La catalanidad de Teresa de Jesús

 

“Las personas no están jamás tan cerca de la estupidez como cuando se creen sabias”
Jean-Baptiste Molière
Dramaturgo francés

 

César Valdeolmillos Alonso | 23.10.2014


Como es sabido, el Premio Nobel es un galardón internacional que se otorga anualmente para reconocer a personas o instituciones que hayan llevado a cabo investigaciones, descubrimientos o contribuciones notables a la humanidad.

A la vista de las acciones que están protagonizando algunos figurantes de la tragicomedia del separatismo catalán, yo me atrevería a instar a las academias suecas, para que establecieran el premio al más universal de los ridículos, eligiendo tan prestigiosas instituciones al fantoche del año.

La razón en que se asienta  tan extemporánea propuesta, son algunas de las declaraciones públicas que se han presentado como resultado de unos supuestos estudios, tan insólitos, tan grotescos, tan extravagantes y tan insensatos, que merecerían tener el reconocimiento universal de su infinita necedad.

Razón tenía Albert Einstein cuando afirmó: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Y eso que no consta que cuando pronunció tan certera sentencia, tuviera conocimiento de hasta donde son capaces de llegar en sus delirios de grandeza los separatistas catalanes.

Ciertamente, los desvaríos y alucinaciones que puede producir la pérdida de la razón son ilimitados en el tiempo y el espacio y muchas veces incomprensibles para la mente humana.

Quizá sea esta la razón que nos pueda ayudar a comprender el por qué los separatistas catalanes han fundado el «Instituto Nueva Historia», una fundación cultural radicada en Barcelona (España) y cuyo objetivo, partiendo de la premisa de que la historia de Cataluña ha sido sistemáticamente manipulada y ocultada desde los siglos XV-XVI, es «recuperar y divulgarla, para reescribir la auténtica historia de Cataluña y crear un nuevo concepto histórico entre los catalanes».

Y uno, en su natural ingenuo, piensa que si a los fundadores del «Instituto Nueva Historia» les asiste la razón al afirmar que la historia de Cataluña ha sido sistemáticamente manipulada y ocultada desde los siglos XV-XVI, ha debido de tratarse de la mayor conspiración universal durante 500 años, del mundo de la literatura, el arte, la historia, la investigación y la ciencia.

A lo peor es que uno, que es cortico de entendederas, no ve más allá de sus narices, y no termina de entender muy bien cómo se puede mantener un fraude de tal envergadura durante cinco siglos sin que nadie se percatase de tan monumental falsificación.

Para remediar tan injusto devenir, el «Instituto Nueva Historia» promociona la investigación, el estudio y la divulgación mediante publicaciones, conferencias, foros y simposios.

En uno de los recientes foros celebrados, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, como este año se ha celebrado el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, los autodenominados investigadores catalanes, Jordi Bilbeny y Josep Mayolas, han proclamado que la Santa de Ávila, no sólo tenía un origen catalán, sino que llegó a ser abadesa del monasterio de Pedralbes en Barcelona, y según los estudiosos que esto afirman, en realidad se llamaba Teresa Enríquez de Cardona,

La verdad es que no son más extravagantes, fantásticos y sectarios, porque en 500 años no les ha dado tiempo a serlo más. Sí, porque o lo son ellos o por el contrario lo son quienes en el transcurso de los últimos 500 años han demostrado su impericia e ignorancia, los cientos de científicos, investigadores, biógrafos, historiadores y eruditos de la vida y obra de la fundadora de las carmelitas descalzas, que habrían sido unos mendrugos.

En definitiva, que según se desprende de las investigaciones realizadas por los separatistas catalanes, todo lo que nos han contado hasta ahora de Santa Teresa, ha sido un contubernio judeo masónico en el que una vez más España ha robado a Cataluña, en esta ocasión la gloria de una figura tan trascendente en la historia, como es Santa Teresa de Jesús.

 

César Valdeolmillos Alonso