COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

SOMOS HIJOS DEL MOMENTO PRECISO

 

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor | 11.08.2015


Quiero ser el dueño de mi mismo,
el sirviente de este preciso momento,
por el que me desvivo amándome.

Deseo ser yo, justo ahora, que soy,
por eso aspiro a saber vivir este instante,
porque el tiempo no me pertenece a mí.

Germinamos de un soplo del Verbo.
En camino, cada cual consigo mismo
vamos, y volveremos a ser el poema.

Hemos de saber vivir en la poesía,
por la que un día fuimos manantial,
río y hasta mar, donde bañarnos el alma.

Para hallarnos cultivemos el silencio,
dejémonos cautivar por la esperanza,
por el sueño de sentirnos hijos de Dios.

No estamos huérfanos, tampoco solos,  
somos su familia, y como tal crecemos,
Él nos habla al corazón de cada uno.

En la verdad interior de nuestros actos,
es donde se encuentra presente el Señor,
por el que florecemos  y coexistimos.

Sabiendo que Él siempre nos injerta
su perdón, nos espera para tomarnos
de la mano y, de este modo, trascender.

Únicamente desde la dimensión del don,
que nos hace tan de Dios como inmortales,
se alcanza una actitud que nos embellece.

Por tanto, sentirse amado eternamente,
es lo más sublime y lo más glorioso,
el más nítido abecedario de alabanza.

Ya nunca más suspiraremos por nadie,
nosotros seremos por si mismos la belleza,
aquella que no se muere, que se eterniza.

 

Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
11 de agosto de 201
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