COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

CUÁNTO MÁS SE AMA MÁS SE SUFRE

 

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor | 21.02.2015


En el fondo de los días quedan prendidos los deseos.
Las noches me pesan como losas.
Con el silencio nacen los poemas como quien suspira.
Es el momento de pensar tan alto que me trasciendo.
Sobre el árbol del recuerdo las rosas encarnadas
tejen abecedarios que son puñales para el alma.

Quisiera ser un ángel y aguardarte en cada esquina.
Quisiera ser un poeta y eternizar nuestro amor.
Quisiera ser tu aire y respirar tu primer verso.
Quisiera ser tu camino para salvarme y salvarte.
Quisiera ser, al fin, tu morada para mostrarte quien soy.
Porque ahora somos lo que nunca hemos querido ser.

Maldigo tu desamor hacia mí que no merezco,
quisiera injertarte la vida que vivimos compartiendo,
volver a los cantares que respiramos,
volar por entre las madreselvas del tiempo
y resucitar tan vivos como ayer de esta inicua visión.
La dicha fue un sueño, pero la realidad son tus espinas.

No me indignes con tu odio,
sino puedes dignificarme con tus caricias.
Tampoco me honres con tus palabras
a quien no podrías honrar con tus acciones.
Cuánto más pequeño es el corazón más rencor hospeda.
Sin embargo, yo he aprendido a perdonar con amor.

A pesar de que hayas rotos tantos vínculos.
El de un padre con sus hijos
El de unos abuelos con sus nietos.
El de un enamorado que vive por su amada.
Por eso, tantas veces he querido recuperarte.
He sido capaz de todo y tú has sido capaz de matarme.

No olvides, de ningún modo, que aún muerto
mi corazón te seguirá enhebrando versos
y traspasando latidos como si fuese tu aliento.
Ni la ausencia ni el tiempo son nada cuando se quiere.
Ojalá halles la palabra exacta
y reencuentres el espacio preciso para ser tu misma.

Me temo que no has tenido la libertad necesaria
para ser dueña de ti, de tu propia vida,
pues si en verdad me querías como me expresabas,
el amor no finaliza de la noche a la mañana,
se dona siempre, tampoco se desdice, nunca se venga,
porque no entiende de leyes, sino de pensamientos.

 

Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
21 de febrero de 201
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