COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

VIVIR HACIA DENTRO

 

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor | 12.01.2014


En este trajinar de vuelos a ninguna parte somos lo que hacemos.
Cada uno ha de hacerse y rehacerse asimismo para poder ser.
Somos personas de acción y reacción, de respuestas y preguntas.
Nada nos rejuvenece tanto como desvivirse por querer vivir.

Nuestra naturaleza está en las idas y venidas, en las vueltas
y revueltas, en saber orientarse y reorientarse, en hallarse
acompañado por sí mismo y acompasado por la propia vida,
en reencontrase como la propia semilla con la tierra, y florecer.

Más allá de la flor está el sentimiento y su jardín de sensaciones.
Ahí radica la hermosura, en su manera de sentir y coexistir,
en su modo de despertar al asombro y en su carácter firme,
en la mística sensible de un latido que enamora interiormente.

Quien se mece en la vida interior sabe lo que es estremecerse.
Quien se acuna a la luz de la aurora no conoce ocaso alguno.
Quien se despierta con los ojos del alma, irradia paz su mirada.
Quien se olvida de sí para donarse se convierte en una estrella.

Tenemos que alumbrar tantos caminos como horizontes.
Y tantos horizontes como realidades que nos ensombrecen.
Y tantas realidades como sueños que nos cautivan el espíritu.
Y tantos sueños como ilusiones que nos asombran por su belleza.

Nunca desistas de embellecer caminos y de enderezar sendas.
La senda que uno emprendió ayer, esa misma seguirá mañana.
Tampoco hay mayor aliento que la ilusión recibida como alimento.
Nos llega a través del amor y nos llena tanto que nos renace.

 

Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
12 de enero de 201
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