Red Iberoamericana de

Estudio de las Sectas

 

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Nº 963

2 de ago. 2022

 

BOLETÍN MONOGRÁFICO: CULTOS AFROAMERICANOS

 

1. Víctima de santería confiesa: “viví 8 años consumida por el miedo”.

2. El mayor mercado de vudú en el mundo está en Togo.

3. España: encuentran una cabra decapitada en un ritual de santería.

4. México: los colibríes, en peligro de extinción por su uso para rituales.

5. México: ahorcan a un perro para usar su sangre en un ritual de santería.

6. Nigeria: oleada de homicidios rituales realizados por jóvenes para lograr éxito y dinero.

7. España: condena a una red de tráfico de nigerianas sometidas a rituales vudú.

8. Venezuela: la conversión de un policía que se hundió en el pozo de la santería.

9. Argentina: juzgan a un pae umbanda por abusar sexualmente de sus nietas.

10. Una asociación católica africana ayuda a las víctimas del vudú y la brujería.

 

 

1. Víctima de santería confiesa: “viví 8 años consumida por el miedo”.

FUENTE: Portaluz

 

 

“El ocultismo te revienta la vida. Te quita la paz. Te deja sola, sin amigos, que sienten rechazo ante tu comportamiento extraño, producto de la psicosis diaria que vives. Es un suicidio a cámara lenta”. Son las palabras duras y directas que expresa una joven española, a la que llamaremos Victoria, porque desea mantener el anonimato para proteger a su familia. “Mi hija está todavía traumatizada de lo que tuvo que vivir de niña y adolescente y no quiero abrir más heridas cuando ella intenta por fin olvidar y llevar una vida normal”, aclara. Así comienza el artículo que ha publicado Portaluz, escrito por Luis Santamaría, de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).

Desde niña, creyente no practicante

Victoria, que ahora tiene 43 años, nació y creció “en el seno de una familia católica pero no practicante. Creía en Dios, pero no en los curas. Mi madre rezaba a la Virgen, pero no iba a la iglesia”. Como tantos niños españoles de su tiempo, recibió la Primera Comunión y la Confirmación. Incluso formaba parte del coro parroquial… “pero tampoco iba a misa”. En su familia había una fe costumbrista entremezclada con superstición. “Desde siempre yo había tenido sueños premonitorios de desgracias que mi abuela paterna y mi padre también tenían”.

Nunca ha dejado de creer en Dios, “incluso cuando estaba en la santería y alejada de la Iglesia”. Y, mirando hacia atrás en su vida, reconoce: “Nunca fui creyente de brujería o de espiritismo. De hecho, me producían risa por lo absurdo que me parecía que alguien creyera en ello. Hoy sé que nada de lo que me ocurrió hubiera pasado de haber tenido la información y el apoyo necesario en la Iglesia”.

Por eso, desde la perspectiva que le da su dura experiencia, hoy Victoria puede decir: “Como católicos tenemos grandes carencias de conocimiento sobre nuestra fe que nos hacen muy vulnerables. Yo siempre pensé que el demonio era una entidad simbólica que no existía como tal en forma de entidad personal. El que no se hable del demonio o que se niegue su existencia en las iglesias es el mayor triunfo de Satanás porque puede así operar a sus anchas sin que sus víctimas puedan protegerse u ofrecer resistencia”.

En su juventud: una tragedia y grandes heridas

Al pasar los años, dos hechos marcaron su vida con un profundo sufrimiento. En primer lugar, empezó una relación con un chico a los 21 años, que considera “abusiva y tóxica desde el principio”, y se quedó embarazada, separándose del padre de la niña –que tenía problemas con las drogas– poco después y convirtiéndose en madre soltera a los 23 años. En segundo lugar, el padre de Victoria fue asesinado en la puerta de su casa por un vecino al que reclamó una deuda.

“Así, de manera trágica, nos encontramos solas tres mujeres –mi madre, mi hermana y yo– con una niña para hacer frente a un sinfín de juicios, derivados del asesinato de mi padre y de la situación con el padre de mi hija”. Un proceso que recuerda como “extremadamente desgastante a nivel emocional y económico, donde sufrimos estafa tras estafa por parte de muchos abogados y personas sin escrúpulos que aparecieron para ‘ayudar’ a una viuda y a una madre soltera”. Además, las murmuraciones y el hostigamiento de los vecinos, unidos al recuerdo permanente de la tragedia, hicieron imposible su vida allí, por lo que abandonaron la península Ibérica y se dirigieron a las Islas Canarias “para empezar de cero”.

La oscura influencia de la santería

En las Canarias, un nuevo lugar de residencia y un nuevo empleo. ¿Una nueva vida, alejada de las desgracias? Pronto descubrió que no. “El piso en el que vivía se encontraba en un edificio lleno de santeros y babalawos [sacerdotes de este culto]. Yo en ese momento nunca había oído hablar de la santería, por lo que no me generó ningún inconveniente ni temor”, afirma.

Sin embargo, poco tiempo después se dirigió a la santera que vivía debajo de su casa y “subía todos los días a la azotea, siempre con gente y con gallinas. Construyó allí una caseta, ilegal y sin consultar a los vecinos, donde realizaba sus rituales”. Por la humedad que generaba en la vivienda de Victoria, ésta le llamó la atención. Y la santera la miró fijamente a los ojos y le dijo: “Escúchame bien esto que te digo. Soy capaz de hacer tanto el bien… como el mal”.

Y sucedió otra cosa: una compañera de trabajo, movida por la envidia, “me dejó un muerto”. Era la esposa del jefe de Victoria en la empresa, y “no podía soportar que los clientes preguntaran siempre por mí, así que pagó mucho dinero a un santero para hacerme daño”. Era habitual que aquella mujer recomendara “amarres” a los otros empleados.

A partir de entonces, empezaron a suceder cosas extrañas en su casa. “Escuchaba constantemente gritos en latín, como de ultratumba… que me sumían en un estado de miedo y pánico. La gente me veía por la calle y salían corriendo; se espantaban al verme. Me quedé muy delgada, no tenía apetito, no conseguía tragar nada…”.

Además, empezó a tener visiones, principalmente de difuntos. En el velatorio de un tío suyo, lo vio “como si estuviera vivo, haciéndome gestos para avisarme de algo”. Al día siguiente tuvo un accidente y supo que la advertencia era sobre ello. “Tengo desde siempre sueños donde veo cosas que al final acaban ocurriendo… Son sueños inducidos por el enemigo que me hacen sufrir mucho”.

Llegó a ser una marioneta de la santería

Victoria estaba desesperada. Y una amiga le recomendó acudir a una santera –algo, por desgracia, muy común sobre todo en las Islas Canarias– para que la ayudara. Hoy lo tiene claro: “Maldigo ese día porque es el principio de un prolongado infierno, aunque, por otro lado, estoy profundamente agradecida porque al final me llevó de vuelta a Dios”.

La santera lanzó los cocos para adivinar lo que le pasaba… “y me cuenta toda mi vida, incluso cosas que nadie sabía o podía saber”. Victoria salió de su consulta temblando. “A partir de ese día, mi vida da un vuelco radical y me convierto en una marioneta de la santería. Es el primer paso que me introduce en la tiniebla de la brujería. Lejos de recuperar la tan ansiada paz, vivo los siguientes 8 años consumida por el miedo y el pánico”.

Comenzó a acudir cada semana a la santera. “Siempre decía que había algo en mi casa que tenía que limpiar porque siempre me estaban haciendo algo para dañarme. Me hacía ‘limpias’, pero yo seguía teniendo problemas”, explica. “La santera me decía que yo era ‘muertera’, que atraía a los entes difuntos y que hasta que yo no me ‘rayara’ no me iban a dejar en paz”. El “rayamiento” es la ceremonia de iniciación en algunos tipos de santería.

Así se convirtió en santera

Al principio, Victoria se resistió. “Tardé dos años en tomar la decisión y seguir su consejo. Nunca me gustó el mundo de la santería, pero nadie me dijo que Jesús me podría ayudar. Estaba desesperada. Mirara donde mirara, nada estaba bien en mi vida, todo salía mal”. Finalmente, accedió: a cambio de 400 euros, fue “rayada” en Lanzarote, después de haber pasado por una iglesia (católica) –para “adivinar” ante una imagen de la Virgen María si a ella “le agradaba” el ritual que iban a hacer– y un cementerio –para encontrar a un difunto que también lo aprobara–.

En la ceremonia de rayamiento, recuerda, “entré en trance, y al salir y volver en mí, no podía hablar. Al abrir los ojos con dificultad vi que todos los que habían participado (todos rayados) tenían caras de muertos”. A continuación, la sangre: sacrificaron gallinas, “me cortaron un mechón de pelo y lo empaparon con la sangre que brotó de los cortes [de las gallinas] en una gasa que partieron en dos”, para dedicárselo a los orishas (divinidades intermedias de la santería) Elegguá y Yemayá. Hoy, Victoria lo tiene claro: “Me había consagrado al demonio, y la santera, su servidora en la tierra, recibía poder por ello”.

Sin embargo, y en contra de las promesas que le habían hecho, “mi vida no cambió. Yo sigo igual, si acaso peor, y siempre sin paz”. Por eso le propusieron el siguiente gran paso para un santero: “me dicen que tengo que viajar inmediatamente a Cuba a ‘hacerme santo’”. Las técnicas de manipulación, las habituales: “te hablan de tu pasado con total exactitud, te dicen que una persona te ha hecho algo, te lo crees. Luego empiezan a hablar de tu presente y de tu futuro... y como han adivinado el pasado, crees también el resto. Juegan con la información, la ignorancia, la curiosidad y, claro está, la desesperación de las personas para resolver problemas de manera rápida y dejar de sufrir”.

En caída libre hacia el abismo

El relato de Victoria abunda en muchos más detalles. Cuando viajó a Cuba para la ceremonia –que le costó esta vez 4000 euros–, a su madre no le extrañó: “no se preocupaba porque ella estaba familiarizada con la brujería, algo de lo que se hablaba con naturalidad en la familia, y pensó que este viaje ayudaría a la salvación de su hija y su nieta”. Por fin, le hicieron el ritual.

Es muy interesante su reflexión actual: “Cuando te ‘haces santo’, tus pecados se agudizan; en mi caso, el de soberbia. Me sentí como una persona totalmente nueva. Ahora era ‘Dios’. Me sentía empoderada. Pensaba: ‘he sufrido mucho estos años, pero ahora a mí ya no me toca nadie’… Sin embargo, el miedo no desaparece en lo más profundo”. E insiste en la ignorancia de la fe que tenía, y que le impedía acercarse a su verdadero bien: “Nunca supe que podía rezar el Rosario o pedir oraciones de liberación para ayudarme a salir de ese mundo. Sentí un gran alivio cuando tiempo más tarde tiré todos esos objetos a la basura”.

Durante el primer año tras su iniciación, sucedió algo que recuerda ahora vivamente: “Mi hija recibió la primera comunión, y recuerdo estar dentro de la iglesia esperando a que entrase por el pasillo junto con los demás niños. De repente, rompí a llorar de una manera incontrolable. No era yo. Yo no tenía ningún sentimiento, mi corazón estaba seco. Era el maligno que lloraba al sentir al Espíritu Santo que acompañaba a esos niños a punto de recibir el sacramento de Jesús”.

De la obsesión a la posesión

“Yo cada día estaba peor”, reconoce Victoria. Y el mal también afectaba con fuerza a su hija, una niña inocente. “Estaba en un estado de nerviosismo extremo. Veía sangre en la cocina y me decían que iba a haber una muerte”. Todo iba empeorando. “Empecé a temer por la vida de mi hija y me obsesiono con que corre peligro. Ya no razonaba con cordura. Me dicen los santos que mi hija se va a morir. El espíritu de obsesión se apodera de mí… Estaba desquiciada por dentro, era un pánico interno, espiritual que yo no podía controlar”, recuerda.

Su salud física y mental se fue resintiendo a causa de este sufrimiento atroz. “Estaba fuera de mí, me escondía detrás de las esquinas de la escalera, luchaba contra mí misma porque me entraban ganas de suicidarme” cuando subía a la azotea de su casa para dar culto a sus “santos”… Y llegó un momento en que sintió cómo se le metió “algo oscuro en el cuerpo”.

Sí: era una posesión. “¡Al llegar a mi casa ya no soy yo! Me orino encima, me meto con ropa en la ducha. Me empiezo a reír con la voz de otra persona. Yo me oía a mí misma decir: ‘Verás lo que voy a hacer contigo’. Yo me desdoblo, soy consciente de lo que me pasa, pero no puedo hacer nada. Ahí empieza el combate cuerpo a cuerpo. Me lanza al suelo varias veces. Me pone de pie y me lanza de nuevo al suelo con violencia. Me lleno de sangre y moratones. Me intenta arrancar los collares [de la santería] del cuello. Me los quita balanceándome de un lado a otro... Estoy a su merced”.

En camino a la liberación

“Dios me hizo experimentar algo similar a la Pasión de Cristo. Fui flagelada hasta la extenuación dejándome al borde de la locura”, explica ahora. “Los vecinos escuchaban el estruendo, pero no hicieron nada. Pronto se extiende el rumor por el barrio. Para ellos, yo ‘acabé loca’”. Acudió corriendo a casa de su madre, que estaba en proceso de conversión, y que le echó agua bendita. “Siento que me quema y que el agua echa un olor pestilente”.

Llamaron a unos laicos católicos, de la Renovación Carismática, para que hicieran oraciones de liberación. Se pusieron a rezar el rosario. Al día siguiente, la oración a San Miguel Arcángel… “Yo no podía besar la cruz cuando me lo ordenaban; me mordía los labios. En un momento dado, el demonio intentó engañar a los que rezaban accediendo a adorar a Jesús para que lo dejaran en paz. El demonio no soporta el rosario. Insultaba a la Virgen cuando rezaba el rosario. Se me movía la cabeza de un lado para otro para impedirme rezar”.

El combate espiritual continuó, y se acentuaron los efectos cuando Victoria decidió deshacerse de sus “santos” y objetos de santería. En un momento dado, se consagró a la Virgen María. Aquel día, en la Misa, “después de la comunión, noté cómo empezaban a salir una multitud de espíritus de mi cabeza, de delante a atrás. Ese día fui liberada. La Virgen, que aplastó la cabeza del demonio, me liberó”.

Poco después, acudió a un retiro que dirigió el P. Ghislain Roy en Madrid. “Él oró por mí durante 45 minutos, me impuso las manos y me dijo que yo ya estaba liberada. Desde entonces, me vuelvo a consagrar a la Virgen dos o tres veces al año. Escucho Misa diaria. Estuve en castidad 6 años hasta que me casé”.

Un peligro que queda ahí

Tras su liberación, con su consiguiente conversión y cambio de vida, Victoria no baja la guardia. “Han sido años de mucha paz, pero me he dado cuenta de que la liberación no ha sido completa. He vuelto a tener sueños premonitorios”. También sufre perturbaciones en la oración. “Creo que tantos años en la santería y la herencia del pecado familiar del ocultismo me siguen haciendo vulnerable a los ataques del enemigo”.

“El espíritu de muerte ha vuelto trayendo pensamientos de suicidio. Llena de miedo, he tenido que soltar el cuchillo mientras cocinaba en varias ocasiones”, explica. Hasta ha dejado los estudios que ocupaban su tiempo por las tardes para centrarse en la oración, “lo único que puedo hacer para luchar este nuevo combate espiritual”.

Alerta sobre la santería

Victoria advierte de algo que se extiende peligrosamente: “la santería se ha expandido y normalizado en las Islas Canarias, y en España en general, hasta un punto que debería generar alarma en las autoridades públicas”. Sin embargo, éstas “no reaccionan, a buen seguro porque muchos están involucrados en la red ya sea espiritual o económicamente”.

Frente a los que aseguran que la santería es inocua, o que nos encontramos ante una opción religiosa legítima más, es tajante: “Estuve muchos años en ese entorno y les aseguro que no hay ninguna santería buena, en ninguna está Dios. Sólo hay oscuridad, maldad, ruina, miedo y destrucción”. Su intención, al dar a conocer su testimonio, “no es otro que poder ayudar a quitar la venda de los ojos a personas atrapadas en el ocultismo. Quiero pedir oración por estas almas atribuladas: la mayoría de ellas son víctimas que fueron engañadas por personas sin escrúpulos explotando su desesperación”.

 

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2. El mayor mercado de vudú en el mundo está en Togo.

FUENTE: El País

 

 

El mayor mercado de fetiches de África Occidental se encuentra en Lomé, la capital de Togo. Los comerciantes aseguran que sus creencias animistas no pasan por su mejor momento debido a la pandemia y a las nuevas corrientes evangélicas tan de moda en el continente. Así encabezaba el diario español El País el pasado mes de marzo este reportaje firmado por Lola Hierro.

No es lo mismo vudú y brujería. Eso es lo primero que Okeke Dako quiere dejar claro: ellos no son de lanzar maleficios y de dañar al prójimo. Aunque por poder, podrían, reconoce. Los conocimientos están ahí, pero si un maestro chamán osara utilizarlos, sería expulsado de la comunidad y despojado de su credibilidad, de su reputación y de sus medios de subsistencia.

Dako es uno de los guías oficiales del Mercado de Fetiches de Akodessewa, abierto de lunes a domingo de ocho y media de la mañana a seis de la tarde. Se encuentra en Lomé, capital de Togo, y está gestionado íntegramente por familias de origen beninés. “El vudú tiene dos caras: una negativa y otra positiva, como todo en la vida. La buena es para ayudar y la mala es la hechicería que ves en las películas de Hollywood. A eso la gente le llama vudú, pero es brujería. Nosotros sólo usamos la magia para ayudar”.

El mercado de fetiches es el mayor de objetos vudú de África occidental, presume este hombre, heredero de una estirpe de sacerdotes o curanderos tradicionales. Se dice que este particular supermercado lleva en pie desde el siglo XVII, y también que hasta 20.000 objetos se acumulan aquí, pero ambos extremos son difíciles de contrastar. Lo que sí es cierto es que sigue abierto como uno de los epicentros del animismo. “Los animistas son las personas que creemos en el milagro de Dios”, aclara Dako.

Y está en Togo y no en Benín, cuna de esta religión, por una sencilla razón: “Somos las mismas personas porque Benín y Togo eran el mismo país. Fueron los colonizadores quienes vinieron a dividir el país y trazar nuevas fronteras”, afirma. El animismo es un conjunto de creencias religiosas que comparten la idea de que todo lo que existe en el mundo, desde animales, plantas y seres humanos, hasta objetos inanimados y paisajes, poseen consciencia propia.

Previo pago de 5.000 francos CFA (7,5 euros) por una entrada que da derecho a tomar fotografías y a realizar una visita guiada en una nube de efluvios a animales muertos y hierbas exóticas, Dako o cualquier otro de los que lucen bata verde –aquí todo es muy oficial– ofrecen al visitante un viaje por el mundo del animismo. Esta fue la única que se profesaba en África antes de las colonizaciones europeas, pero el islam, el cristianismo y las nuevas vertientes pentecostales y evangélicas les roban fieles. Los datos son antiguos, no obstante. Las últimas estimaciones, de la Universidad de Lomé, son de 2009, y calculaban que, de una población de 8,2 millones de togoleses, el 43,7 % era cristiana, el 35,6 % animista, el 14 % musulmana sunita y el 5 % seguía otras corrientes.

Por otra parte, la covid-19 y sus restricciones al movimiento han hecho descender notablemente las visitas turísticas. Ambas circunstancias han diezmado los ingresos de la veintena de familias que vive de cuidar las necesidades espirituales de sus fieles y presentar las particularidades de su religión a los extraños. En un buen día, el mercado recibía una media de 30 visitas turísticas. “Con la pandemia ha bajado mucho; ayer tuvimos 12”, compara Dako.

Para los creyentes, un mercado de fetiches es como una farmacia. Pero en vez de antiinflamatorios y antibióticos, aquí se venden animales disecados, enteros o por piezas: cabezas de primates, murciélagos, camaleones, aves, serpientes, colas de caballo... Hasta un armadillo. Las piezas se exponen en precarios puestecillos de tablones irregulares de madera, generalmente un poco polvorientas, y siempre muy apretujadas unas contra otras.

Ojo: no se pueden adquirir de cualquier manera, sino siguiendo la lógica: es el sacerdote vudú a quien uno acude cuando tiene un problema. “Hace 70 años, en África, la casa de nuestros abuelos eran como el hospital. Cuando enfermas, primero tienes que ir a ver al sacerdote vudú y después de darle tu nombre, él hará la consulta para que el Oráculo lo sepa qué ha pasado. Después, prescribirá en un papel los animales que necesita; vas, los compras y se los das. Con esos ingredientes se hace un polvo que puede mezclarse con perfume, talco o jabón. Se vierte en una taza, se añade agua y se entrega como una poción”, describe Dako.

Los ejemplares que se exhiben en el mercado no han sido sacrificados para su venta, advierte el guía. “Los compramos ya muertos en Benín, Ghana y Nigeria, y aquí en Togo tenemos cazadores locales que van al bosque y buscan ejemplares para traerlos aquí”. Lo primero que hay que hacer con ellos, según el guía, es abrirlo, extraer las tripas e introducir en su interior hojas antibióticas y otros remedios desinfectantes, pues resulta imposible saber si ese animal murió por una enfermedad, y toda precaución es poca. “Es como una momificación”, compara.

Los sacerdotes vudú también pueden crear amuletos que, con el conjuro adecuado, pueden brindar distintos tipos de protección (accidentes, personas tóxicas, males de ojo, problemas económicos...) y ayudar a mejorar aspectos de la vida como, por ejemplo, aumentar la capacidad de memorizar. También existen los famosos muñecos vudú, que aquí son figuras de madera muy rudimentarias que representan tanto a hombres como a mujeres. Son iguales, y solo se diferencian en que la masculina tiene un pene y la femenina unos pechos. En principio, es únicamente una pieza de madera, pero el sacerdote puede emplearlo para curar a distancia, como una telemedicina ancestral.

Dako describe el modus operandi: “Si tú vives en Madrid, por ejemplo, y te sientes mal, pero no puedes venir a Togo a ver al sacerdote, puedes decirle qué problema tienes, le mandas el dinero y él comprará los ingredientes. Por la noche, el sacerdote te pedirá que vayas a la cama y tu espíritu saldrá de tu cuerpo. Desde Togo, el sacerdote iniciará una ceremonia para llamar a tu espíritu, que saldrá de tu cuerpo. Tu cuerpo se queda en Madrid, pero tu espíritu viajará a Togo y entrará en la estatua. El sacerdote hará la ceremonia con el muñeco cuando tu espíritu esté dentro y te curará; luego, el espíritu volverá a tu cuerpo”.

La comunidad lamenta que cada vez tienen menos fieles porque estos deciden profesar otros credos. Aunque, en muchos casos, siguen practicando el animismo en secreto. “Algunas personas son hipócritas porque van a la iglesia y se presentan como musulmanes o cristianos, pero luego siguen practicando en secreto. Se sienten avergonzados porque en la iglesia no está bien visto el vudú; los curas y los imames prohíben que practiques dos religiones”, analiza el guía.

Estos fieles en la clandestinidad no se dejan ver en ceremonias tradicionales, pero siguen recurriendo a la magia. ¿Cómo? Por teléfono: el guía asegura que la gente que siente vergüenza de ser vista en el mercado llama para pedir lo que necesitan. Incluso remedios contra la covid-19, como se ha visto en otras partes del mundo. Pero Dako recuerda en este punto de la conversación que el vudú es un remedio para los males del alma, no los físicos: “Hoy en día tenemos el hospital moderno. Cuando las personas enferman van directamente a ver al médico al hospital. Nuestros remedios son espirituales, y solo los sacerdotes vudú pueden ayudarte. Si tienes fe, serás sanado”.

 

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3. España: encuentran una cabra decapitada en un ritual de santería.

FUENTE: Diario de Avisos

 

 

El usuario de Twitter Cristo Padilla (@plastimancanario) encontró a finales del pasado mes de marzo un baifo (cría de la cabra) sacrificado brutalmente en la costa de Ojos de Garza, en el término municipal de Telde (Gran Canaria, España). El animal estaba decapitado y todo apunta a que fue víctima de algún ritual de santería, según la plataforma animalista Leales.org, de la que se hizo eco el Diario de Avisos. Fue siguiendo su ruta habitual de limpieza por esta zona de la Isla cuando Plastimancanario se topó con el cadáver del baifo. En su declaración advirtió que olía mal y que creía que el sacrificio ilegal fue reciente.

La plataforma insiste en que el sacrificio de animales por rituales en santería es un delito penal castigado con cárcel, ya que atenta contra el artículo 337 del Código Penal, al tratarse de maltrato animal. Además, quienes contratan los servicios que conllevan al maltrato animal también pueden ser acusados de cómplices, incluso ser víctimas de estafa, debido a que pagan por algo inmaterial y sin pruebas de resultados.

 

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4. México: los colibríes, en peligro de extinción por su uso para rituales.

FUENTE: Diario de Xalapa

 

 

Cada vez son más los animales que desafortunadamente se encuentran en peligro de extinción, según explica Nayeli Collinot en el Diario de Xalapa. Tal es el caso del colibrí, el cual está a punto de desaparecer por su uso en brujería y amarres. Así es: las plumas de esta hermosa ave son utilizadas para adornos e incluso para rituales y algunos remedios caseros, motivos por los cuales son el foco de cazadores y personas dedicadas a la hechicería.

Los colibríes son originarios de América y hay 330 especies, 58 de estas son de México. Una de sus características principales es que puede aletear 200 veces por segundo. Se encargan de extraer el néctar de las flores, por lo tanto, son importantes polinizadores, y parte fundamental del planeta. De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), de las especies que se conocen del colibrí, 9 están en peligro crítico de extinción.

Desafortunadamente estos animalitos suelen ser cazados o capturados para venderse en distintos mercados o locales dedicados a la brujería, puesto que se tiene la creencia de que el colibrí y sus características ayudan a ‘atraer el amor’. Los ‘amarres’ realizados en el mercado negro suelen tener como protagonista a esta especie y los amuletos pueden llegar a costar desde 300 hasta 400 pesos, dependiendo si se adquieren vivos o muertos.

En su mayoría los colibríes suelen perder la vida casi al instante en que son capturados, debido a que necesitan alimentarse cada 10 minutos por sus rápidos movimientos. Para realizar los ‘amarres de amor’, los brujos o chamanes suelen meter a una hembra colibrí y un macho en una bolsita de color rojo, les vierten miel y amarran la bolsa para supuestamente 'atraer el amor' y buena suerte. Esta situación es lamentable, sobre todo porque ha sobrepasado fronteras, pues este tipo de brujería no sólo se realiza en México, sino también en otros países; de hecho, hace varios años hallaron en la frontera de EE.UU. un paquete lleno de estos animalitos muertos, pues incluso se podían pedir online.

Los colibríes son una especie mítica desde hace muchos años, lo cual se debe a su belleza y enorme labor en los ecosistemas. Los mayas los respetaban pues tenían la creencia de que aquellos que se atrevieran a atrapar o meter a estos animalitos en una jaula recibirían un terrible castigo de sus dioses. De hecho, ellos consideraban que el colibrí es un ave sagrada y que su existencia se basa en la libertad (como debería ser). También lo veían como un símbolo de buena suerte.

Otra de las creencias populares que hasta la actualidad se conserva es la que señala a los colibríes como mensajeros de aquellas personas que amamos. Es lamentable que cada vez haya menos aves de este tipo y que se deba principalmente a rituales o brujería, los cuales menosprecian la vida de este pequeño pero importante ser vivo.

 

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5. México: ahorcan a un perro para usar su sangre en un ritual de santería.

FUENTE: E-Consulta

 

 

Presuntamente drogado, un hombre ahorcó y mató a un perro en la unidad habitacional La Margarita (Puebla, México) para supuestamente usar la sangre en un ritual de santería, hecho que fue grabado y difundido en redes sociales. Según relata Arturo Gutiérrez en E-Consulta, el video de poco menos de un minuto muestra cómo el individuo toma un trozo de manguera para asfixiar a un perro pequeño, color negro.

Otro hombre allí presente graba la situación y reprocha al primero su acción. “Estás bien pendejo, Tamara, la neta, las cosas que haces, todo por tu droga güey, piensas que eso es bueno”, dice el que graba la escena. Pero el otro le responde: “Te voy a decir algo: los perros de aquí no importan y el color de la sangre es lo que más importa; si eres bueno o malo, se sabe”.

Como el drogadicto fuera otra vez cuestionado, se alteró y reto: “¿sigues?, ¿o qué pedo?”, ante lo que su interlocutor pidió que ya lo dejara salir. El caso fue difundido en redes sociales y la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de Puebla indicó que turnaría la información a la Secretaría de Bienestar Animal.

 

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6. Nigeria: oleada de homicidios rituales realizados por jóvenes para lograr éxito y dinero.

FUENTE: RT

 

 

En los últimos meses, Nigeria ha adquirido rápidamente notoriedad en los medios internacionales por la ola de brutales asesinatos rituales que asola el sur del país, donde grupos de sospechosos secuestran a sus víctimas para obtener partes de sus cuerpos y con ellos hacer hechizos, amuletos o incluso pociones. Lo contaba el pasado mes de marzo David Nieto en el medio RT.

En aquel entonces, la última de esas atrocidades fue el asesinato de Oluwabamise Ayankole, de 22 años, que fue secuestrada después de subir a un autobús de transporte público en el estado de Lagos. Posteriormente fue asesinada y le extrajeron partes del cuerpo, lo que, según las autoridades, confirmó la sospecha de que el homicidio se ejecutó para un ritual.

La gota que colmó el vaso fue un caso ocurrido en el estado de Ogun, donde cuatro jóvenes, entre los 17 y 20 años, intentaron cocinar en un caldero la cabeza de Sofiat Okeowo (Sofiyah, en algunos medios), de 19 años. Después de su detención, los asesinos dijeron que habían estado preparando durante 15 días un ritual para obtener dinero. Según relataron, querían ganar mucho para conducir coches exóticos y vivir en apartamentos de lujo.

Soliu Majekodunmi, de 19 años y novio de la víctima, dijo que encontraron las instrucciones del ritual en Facebook (red social que está prohibida en territorio ruso; pertenece a la compañía Meta, calificada en Rusia como organización extremista). En sus palabras, Majekodunmi simplemente escribió en la barra de búsqueda “cómo hacer un ritual de dinero” y recibió una respuesta inmediata: se necesitaban tres huevos de paloma, algunos otros ingredientes baratos y, sobre todo, el cráneo de una mujer. El hombre llamó a Okeowo, y cuando ésta llegó, él y sus conocidos la atacaron y la decapitaron.

Los 'Yahoo-boys'

La más moderna versión de los rituales en Nigeria se conoce como 'Yahoo plus' y sus adeptos se autodenominan 'Yahoo-boys'. Ya no forman parte del bajo mundo criminal, sino que se han vinculado a una subcultura juvenil omnipresente, estrechamente ligada al ciberfraude, a la que muchos sueñan con unirse desde el colegio. Los adolescentes no tienen que buscar mucho para encontrar modelos a seguir: a los 'Yahoo-boys' más exitosos les gusta presumir en redes sociales de sus lujosas vidas, sus fastuosas fiestas y sus caros vehículos.

Hay muchas variantes y leyendas sobre cómo funcionan los rituales para ganar dinero, especialmente entre los 'Yahoo-boys'. En una de ellas se cree que un espíritu le lleva el dinero al ritualista después de haber realizado los sacrificios necesarios con partes humanas. Hay otro tipo de ritual que es realizado para llevar a cabo ciberfraudes con éxito. Si se ejecuta apropiadamente, se cree que la víctima, normalmente un extranjero, obedecerá todo lo que le diga el ritualista, incluso el suministro de millones de dólares.

Aparte de los 'Yahoo-boys', hay informes sobre una clientela organizada para los asesinatos rituales. Según esa versión, no todos los que ejecutan estos homicidios utilizan directamente las partes humanas, sino que trabajan para personas poderosas que las compran. Medios locales afirman que existen mercados de partes humanas en algunas zonas del país, especialmente en Lagos.

Las investigaciones afirman que muchas personas que buscan poder y riqueza, como políticos y empresarios, utilizan partes humanas como amuletos para la buena fortuna y para fortalecerse contra sus enemigos. A menudo, esas partes son requeridas por hierbateros para hacer sacrificios que supuestamente les otorgan poder, riqueza o incluso salud. La popularidad de estas creencias ha llegado a tal punto que incluso cuestionar la existencia de poderes sobrenaturales se considera un tabú en gran parte de la sociedad nigeriana.

Cuando la realidad supera la ficción

Se especula que la mayoría de las personas que han desaparecido en los últimos años en Nigeria suelen ser víctimas de asesinatos relacionados con rituales. Según los expertos, el incremento de esta tendencia en el país africano se debe a un sistema de crianza pobre y al afán de dinero rápido. Otros, en cambio, culpan a la influencia del cine y la popularidad de las películas sobre rituales.

Algunos nigerianos han expresado que los rituales sobre dinero en las cintas de Nollywood han influido negativamente en la juventud. Así, el Gobierno Federal de ha ordenado a los cineastas que eliminen de sus películas todo contenido relacionado con tales prácticas. “Muchos han culpado a Nollywood por presentar rituales de dinero en algunas de sus películas, diciendo que esto ha influido negativamente en la juventud vulnerable. Para mitigar esa situación, he ordenado a la Junta Nacional de Censores de Cine y Vídeo […] que tengan en cuenta esta cuestión a la hora de desempeñar su función de censurar y clasificar las películas y videos”, anunció recientemente el ministro de Información y Cultura nigeriano, Lai Mohammed.

Por otra parte, Dafe Bright, oficial de Relaciones Públicas del Comando de la Policía del estado de Delta, considera que la causa principal de esta tendencia creciente es la “mala crianza” de los hijos y la necesidad de ganar dinero rápido. “Los jóvenes no quieren volver a la escuela, y los que van prefieren usar su dinero para comprar resultados. El hambre de dinero rápido es en parte causa de esta tendencia, pero el 80 % es debido a la mala crianza de los hijos”, declaró el mes pasado a la BBC.

Al lamentar la interminable oleada de asesinatos rituales en Nigeria, Farooq Kperogi, profesor de periodismo en la Universidad Estatal de Kennesaw (Estados Unidos), afirmó que “la única solución” del problema radica en “liberar a los nigerianos de supersticiones estúpidas, atrasadas, improductivas y asesinas”. Añadió que si los rituales del dinero fueran reales, las personas que los realizan “serían ricos y no dejarían que nadie conociera el secreto”.

 

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7. España: condena a una red de tráfico de nigerianas sometidas a rituales vudú.

FUENTE: El Caribe

 

 

La Audiencia Provincial de Madrid, en España, condenó el pasado mes de abril a la mayor mafia de trata de seres humanos desarticulada en la Comunidad de Madrid a penas de hasta 74 años de cárcel por traer a España bajo la promesa de tener una mejor vida a mujeres de Nigeria, a quienes sometían a rituales de vudú para restringir su voluntad. Lo cuenta Andrés Tovar en el medio dominicano El Caribe.

En el banquillo de los acusados se sentó una veintena de integrantes nigerianos de este entramado corrupto, uno de los mayores caídos en la región. Una decena llegó a un acuerdo con el fiscal en el juicio, celebrado el pasado octubre, mientras otros tres se encuentran en paradero desconocido, entre ellos las consideradas líderes de la mafia.

Para el juicio, la Comunidad de Madrid tuvo que convocar un concurso público de traductores e interpretes ante el elevado número de acusados, según han informado fuentes jurídicas. En una sentencia los magistrados penan a tres de los 24 acusados a penas de entre 4 y 74 años de cárcel, siendo el cumplimiento efectivo de 20 años de cárcel para el máximo condenado.

Se les condena por delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, delitos de prostitución, inmigración ilegal, delito de falsedad documental y cooperación con organización criminal. Los acusados integraban un entramado liderado por dos de las acusadas huidas de la Justicia. Al menos desde el invierno de 2014, captaron en Nigeria a mujeres jóvenes, incluso menores de edad, de precarias condiciones económicas y sociales a las que engañaban por la falsa promesa de conseguir una vida mejor en Europa.

Después de someterlas a rituales de vudú para controlar y restringir su voluntad y su libertad de movimientos, las trasladaban, siguiendo diferentes itinerarios, hasta España donde, valiéndose de otros miembros del entramado, en rebeldía, las obligaron a residir en domicilios de miembros de la red que se encuentran en ignorado paradero.

En las viviendas de las víctimas fueron forzadas a ejercer la prostitución y a entregarles las ganancias obtenidas por ello, hasta el completo pago de una cantidad determinada de manera arbitraria por las dos principales responsables del entramado. Asimismo, por medio de diferentes miembros de la red, que igualmente se encuentran en rebeldía, y de personas que colaboraban con ellos, obligaron a las víctimas a trasladarse a Ibiza, donde continuaron ejerciendo la prostitución forzada en beneficio.

 

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8. Venezuela: la conversión de un policía que se hundió en el pozo de la santería.

FUENTE: Religión en Libertad

 

 

En Venezuela, el sacerdote católico Luis Toro realiza una incansable labor apologética que resulta en no pocas ocasiones en la conversión de los protestantes con quienes debate o que se acercan a él. Sin embargo, también enfrenta el creciente fenómeno de la santería, que como contó el seminarista también venezolano Cleyver Josué Gómez Jiménez a CARF, se ha convertido en la “religión oficial del Estado” gracias al presidente Hugo Chávez.

La influencia que está alcanzando esta práctica es enorme, especialmente en las altas instancias políticas. Una muestra de ello fue el primer encuentro cultista santero celebrado en este país en junio de 2021. Según algunas estimaciones, el 30 % de los 28 millones de venezolanos siguen de una forma u otra la santería. El antropólogo y especialista Ronny Velásquez eleva esta cifra al 50 % de la población.

Un ejemplo de esta labor es una de las últimas entrevistas realizadas por el padre Toro en su canal de YouTube, que siguen más de un millón de personas. En ella, el venezolano Pedro Sánchez narra su travesía por este culto que le llevó a perder una fortuna, a parte de su familia y casi, a su propia muerte. Sánchez, que durante 24 años fue miembro de la Guarida Nacional en el comando antisecuestros, relata que su trabajo le ponía en contacto diario con duras situaciones y generó en él una personalidad fuertemente agresiva.

“Todo eso me llevó a preocuparme por todo, menos de pensar en Dios”, relata. Llegado un momento su vida se “llenó de desilusión” y trató de llenar su vacío con las mujeres y las relaciones. Durante aquellos años, Sánchez sólo buscaba cambiar su vida y creyó encontrar el modo de hacerlo siguiendo los consejos que le daba una novia espiritista: “Le gustaba mucho leer el tabaco -una práctica de brujería santera-, me dejé llevar y empecé a hacer baños espirituales y leer las cartas”.

Consagrado a Orula y la santería

Sus primeros pasos en la santería le llevaron a realizar una “consulta” al oráculo y a la principal deidad de este culto, Orisha. “Me dijeron que para que cambiase mi vida tenía que hacer la mano de Orula”, un ritual de consagración que, según la religión Yoruba, “tiene como objetivo final recibir a este espíritu para proveer del sistema adivinatorio”. Pero poco después de este ritual de iniciación, que contó con sacrificios de animales y que él mismo no aprobaba, le invitaron a continuar recibiendo rituales “para que mi vida siguiese cambiando”.

“Aquello implicaba mayores gastos, viajar y reunir 5 millones [de bolívares], un dinero que no tenía pero que reuní porque pensaba que eso solucionaría mi vida”, menciona. Pero en su fuero interno, Sánchez sabía que no era el camino: “Algo me decía que fuese a misa y cuando iba me tapaba el eleke -una pulsera verde y amarilla santera consagrada a Orula y que sincretiza a San Francisco de Sales-”.

Lejos de el prometido cambio, relata que los problemas “comenzaron a llegar” y no tardaron en agravarse. Entre otras prácticas que le impusieron en la santería, estaba obligado a vestir de blanco durante un año, no podía comer en la mesa con cubiertos y tuvo que estar con la cabeza tapada tres meses: “Eran cosas del diablo”.

“Un día saliendo del banco de Venezuela me dieron un tiro y casi me matan, perdí mucho dinero que hice trabajando, tenía una vida mundana muy fuerte y me adentré en la lujuria, orgías y drogas y no tenía ni para comer pero sí para comprar comida a los santos”, relata. Para Sánchez “todo se vino abajo” y tomó la decisión de poner fin a su vida. “Me sentía lleno de problemas y colgué una cuerda para ahorcarme, pero llegaron a tiempo de impedir que lo hiciese”, explica.

“Bienvenido a la casa de Dios”

El santero, desesperado, recibió una invitación de su novia para ir a un retiro de familias de Emaús y pese a que “no quería estar ahí”, recordó el llamado que sintió para acercarse a la Iglesia. El policía se quedó para “darle una oportunidad”, pero mostrando públicamente su pertenencia a la santería. “Bienvenido a la casa de Dios, lo bueno aún no ha comenzado”, le dijo el sacerdote.

Conmovido por la acogida y vivencias del retiro de Emaús, sintió que ya no podía dedicar más tiempo de su vida a la santería y fue consciente de “la necesidad grandísima de Dios que tenía”. El domingo, el último día de retiro, tomó la decisión. “Las 30 parejas [que acudieron al retiro] se quedaron asombradas cuando dije: `Renuncio a Satanás y a la santería, desde hoy quiero ser un hijo de Dios´”.

Concluido el retiro, acudió al padre Toro. “Nunca olvidaré la cara de felicidad que se le puso cuando le enseñé mi eleke. Me agarró de la mano, me llevó a la capilla y me dijo que me arrodillase. Agache la cabeza y usted comenzó a orar. Cuando abrí los ojos ya no tenía la cadena y desde ese momento sentí una paz muy grande en mi corazón: ‘Este es el camino, Dios quiere que esté a Su lado’”, menciona al padre Toro. Acto seguido, se confesó por primera vez en su vida con el sacerdote en pleno año de la Misericordia.

Sánchez, “ansioso por buscar a Dios” acudió a un retiro en la iglesia de Coromoto: “Allí terminé de encontrarme con ese Dios que necesitaba y mi vida cambió. Siempre dije que la fe no existía, pero comencé a meterla en mi vida y desde ese momento comencé a creer que hay un Dios verdadero que está todo el tiempo al lado de nosotros, aunque no quería verlo. Dios me dio una lluvia de bendiciones”.

Pero aún había cuentas que saldar con su pasado Yoruba: tenía que deshacerse de todas sus pertenencias y restos de animales que conservaba en un antigua casa familiar. “Llegó el momento de la verdad, pero llamé a los que me dieron todo eso y me dijeron que me lo quedase. Era la prueba que Dios me estaba colocando, y entendí que no quiere tibios. Pensé que llegó el momento de salir, ya estaba en la Iglesia pero faltaba subsanar. Fui con una gran alegría y decisión y lo tiré todo contra el río. Ese día terminé de liberarme de todo lo que me ataba”, recuerda.

Y en lugar de servir a las deidades y espíritus santeros, Sánchez comenzó a servir a Dios y a su prójimo. “Mi vida comienza cuando fui a servir por primera vez a Emaús, y para gloria de Dios, la llama no se ha apagado”, relata. Ya lleva 23 servicios.

 

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9. Argentina: juzgan a un pae umbanda por abusar sexualmente de sus nietas.

FUENTE: InfoSur

 

 

Con testimonios que helaron la sangre, el pasado mes de abril comenzó a ventilarse en el Tribunal Oral Criminal 2 de Florencio Varela (Buenos Aires, Argentina) el juicio a Ramón Alberto T., un presunto Pae Umbanda que abusó sexualmente, con la complicidad de su hija Débora Soledad T., de sus nietas. El imputado solicitó no estar en el debate, ni oír a los testigos. Así lo contaba Romina Martinez Parfeniuk en el medio InfoSur.

Los magistrados del TC Nº 2 de Florencio Varela, Dres. Santiago Zurzolo Suárez, Natalia González Aguirre y Fabio Stremel, escucharon por un periodo de tres horas la declaración del padre de las jóvenes, la perito en psicología que realizó el informe victimológico a las en su momento menores. Las jóvenes narraron lo sufrido entre 2016 y 2018 en la casa de su madre en el barrio San Rudecindo.

El primero en declarar fue Luis – progenitor de L. y C.– quien rememoró cuando conoció a Débora T. Dijo que empezó su relación después de conocerse en un local nocturno donde ella trabajaba, que comenzaron una relación sentimental y se la llevó a vivir a Avellaneda, donde quedó embarazada de su primer hijo. El hombre aclaró que en cierto momento se mudaron a un terreno en Varela, donde vivió hasta que, según dijo, “me echaron”.

Sobre los hechos, narró que recibió un mensaje anónimo con el texto “Este es el momento que podes salvar a tu hija”. “Me fui a la escuela a verla, le dije para que se viniera conmigo, me dijo que no podía irse, que tenía miedo que se iba a escapar, y así fue…”. Prosiguió en su relato: “Me llamó al mes que la fuera a buscar. La lleve a vivir conmigo y a los meses le contó lo sucedido a la hija de la mujer que estaba conmigo e hicimos la denuncia…”.

Luis explicó que tiempo después -2018- recibió el llamado desde la Escuela de C. -su otra hija- para que la fueran a buscar. “Ahí me enteré lo que había pasado. También hicimos la denuncia y acá estamos”. Por último, aclaró que previo a los hechos había intentado judicializar la situación de su ex mujer para poder ver a sus hijos, pero que no pudo poner un abogado por no contar con los recursos económicos correspondientes.

Relatos creíbles

Declaró la perito en psicología Lic. Neira, que entrevistó a Luis – padre de las adolescentes-, quien recordó toda su historia con Débora. El vínculo que ella tenía con la madre y el padre. También sobre su intervención al ser llamado en 2016 y 2018 por sus hijas L. y C. Al ser consultada sobre la entrevista que tuvo con una de las victimas (L.), contó que en el relató no observó fabulación y fue creíble.

Destacó que en la historia de vida de la víctima existía “un contenido místico religioso”: los adultos – madre y abuelo– cometían los abusos a fin de “quitar espíritus malignos o macumba”. Además, destacó que la adolescente “tenía las defensas necesarias para pedir ayuda, y la escuela –sus amigas– fue un elemento importante para ello”.

L., con firmeza, no dudó en sentarse frente a los jueces Zurzolo, González y Stremel y relatar lo que vivió en la casa de barrio San Rudecindo en 2016 cuando a sus 14 años fue llevada por su madre a dormir y compartir una cama con su abuelo. “Mi mamá me dijo que tenía que ayudarla, primero que tenía que cebarles mate y luego dijo que tenía que aprender de lo sexual. Me hacían ver videos pornográficos”, contó. Por momentos conteniendo las lágrimas relató: “… Ella –Débora T.– me dijo que tenía que perder la virginidad con un Pae, que tenía que ser con mi abuelo para no lastimarme… Mi abuelo se subió arriba mío y me violó. Lo hizo unas veces más y luego me escapé…”.

Luego, como testigo de la Fiscalía, intentó expresar su testimonio ante el tribunal C., pero los nervios de recordar aquellos momentos traumáticos le impidieron expresarse; Por ello, el Representante del Ministerio Publico Fiscal Dr. Selier solicitó la exposición del video de la Cámara Gesell que se le realizó a la joven en diciembre de 2018, en la que expresó el abuso perpetrado por su abuelo con la connivencia de su madre. “Mi mamá y mi abuelo me obligaba a hacer cosas… Me hacían dormir con ellos y él me abusó… Mi mamá me pegó varias veces porque no quería hacerlo… y mi abuelo había dicho que si hablaba me iba a matar”.

Los hechos

Recordemos que Ramón Alberto T., está representado por el defensor Oficial Dr. González Stier y en el caso de Débora T., cuya defensora es la Dra. Montiel. A Ramón T., Pae Umbanda de San Rudecindo, se le imputa el delito reiterado de abuso sexual con acceso carnal agravado por aprovecharse de la convivencia preexistente con un menor de 18 años de edad y suministro de material pornográfico. En tanto a la hija de éste Débora T., que a su vez es madre de las víctimas, llegó al debate acusada de ser partícipe necesaria en el caso de su hija mayor (L) y autora en el episodio de la segunda joven (C).

Ambos hechos sucedieron en el interior de una vivienda de calle Aconquija del barrio San Rudecindo de Florencio Varela. El primero fue en el transcurso del mes de junio y agosto del año 2016 aproximadamente cuando Ramón Alberto T. abusó sexualmente en forma reiterada y mediante la utilización de amenazas, de su nieta L. (14), además de suministrarle y exhibirle material pornográfico, siendo parte en la ejecución del hecho Débora Soledad T., progenitora de la menor, por su cooperación sin la cual Ramón Alberto T., no habría podido cometer el delito descripto.

También a los encartados –Ramón Alberto T. y Débora Soledad T.–, se les imputan los hechos cometidos durante el transcurso del año 2018, donde C. (14 años) fue abusada sexualmente en forma reiterada y mediante la utilización de amenazas por Ramón Alberto T., siendo parte en la ejecución del hecho Débora T.

Segunda jornada del juicio

La segunda jornada contó con varios cuartos intermedios por la emotividad de algunos relatos. Los magistrados escucharon la declaración de la imputada Débora Soledad T., quien narró cómo fue su infancia y adolescencia en la casa del barrio San Rudecindo. Recordó los abusos sexuales que enfrentó al inicio de su adolescencia, los cuales fueron perpetrados por el imputado, Ramón T. También sobre cómo conoció a Luis, su relación afectiva y convivencia en la localidad de Avellaneda, de la cual nacieron 5 hijos.

Asimismo, recordó las razones que derivaron en su mudanza a un lote al lado del de su familia; la separación de su pareja, la vuelta a los abusos por parte de su progenitor y luego las agresiones de las que fueron víctimas en 2016 y 2018 sus hijas L. y C. La audiencia debió ser interrumpida en varias oportunidades, dado a que a lo largo de su declaración la imputada entró en un profundo llanto al contar los abusos en su adolescencia, los de su adultez y sobre los ataques sexuales a sus hijas mayores que, según dijo, los permitió “por el temor que le tenía a su padre.

Como perito por la defensa oficial de Débora T., expuso su informe la licenciada en psicología Urrutia, quien manifestó que de las entrevistas con la imputada realizó un informe, y en éste la mujer de 36 años “es una víctima más de su padre”. Por último, prestó testimonio como testigo la Lic. Camarón, que mantuvo tres entrevistas con Débora T., y remarcó que su conclusión es que la imputada es una persona cuya “historia de niñez y adolescencia está atravesada por la violencia doméstica y sexual”.

 

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10. Una asociación católica africana ayuda a las víctimas del vudú y la brujería.

FUENTE: Aleteia

 

 

Con una sonrisa generosa, un rostro sereno y un andar apacible, Grégoire Ahongbonon mira a su alrededor con una mirada amable y curiosa. Ha aprendido a reducir la velocidad y esforzarse por ver más allá de las simples apariencias. Durante los últimos 30 años, Ahongbonon ha viajado por África occidental para ayudar a las personas que padecen trastornos y enfermedades mentales. Lo cuenta Agnès Pinard Legry en Aleteia.

Este beninés de 70 años podría pasar desapercibido con su chaleco y sus anteojos rectangulares, pero es de esas personas que trabajan, día tras día, para construir un mundo mejor, más justo y más fraterno, “para construir el Reino de Dios aquí y ahora”, explica con toda la humildad que le caracteriza. Cuando lo miras a los ojos, casi puedes ver los rostros de las 2.000 personas —los “olvidados de los olvidados”— a quienes ha ayudado, a través de su Asociación Saint Camille de Lellis, fundada en 1991 para acoger a personas con desórdenes mentales. La asociación tiene centros en Benín, Costa de Marfil, Burkina Faso y Togo.

Podríamos ver el rostro de Janvier, un joven que pasó siete años encadenado, atado por sus padres antes de ser liberado por Ahongbonon y los miembros de la asociación. También podríamos ver el rostro de otro joven que descubrió la víspera del Domingo de Ramos, en 1994. Una mujer había ido a buscar a Ahongbonon, al enterarse de que estaba cuidando a enfermos mentales, para poder ayudar a su hermano. Pero cuando entró en la casa, descubrió a un hombre encadenado de brazos y piernas sobre el suelo húmedo en una habitación con poca luz. Cuando recuerda este recuerdo, los ojos de Ahongbonon se nublan, sin odio, pero con una profunda tristeza. “Su carne estaba repleta de gusanos”, recuerda. Liberado y luego tratado, murió unos días después. “Pero murió con dignidad, de pie y no encadenado”, dice.

En Ahongbonon no faltan historias como estas: la Asociación Saint-Camille-de-Lellis ahora tiene 21 centros de acogida y rehabilitación. Proporciona medicamentos gratuitos a más de 20.000 personas con enfermedades mentales cada mes. Muchas vidas se han salvado gracias a la acción, el sacrificio personal y la energía inagotable de Ahongbonon.

“Han ayudado mucho”, dice, sin querer atribuirse el mérito de nada. “En Saint Camille, queremos que se recuperen para ayudar a lograr la construcción de un mundo mejor”, dice. “Los curamos y los reintegramos. He visto a enfermeras que han sufrido trastorno bipolar acudir en ayuda de los pacientes a su vez… Es increíble”.

Con la Asociación de San Camille, la lucha de Ahongbonon va mucho más allá de brindar ayuda médica a personas con enfermedades y trastornos mentales. También lucha contra el vudú, el animismo y la brujería, que causan estragos en muchas sociedades africanas. Considerados embrujados o encantados, los enfermos mentales son generalmente aislados y amarrados para que no “contaminen” a los demás y así se “purifiquen”. “La ignorancia está pasando factura en África occidental”, denuncia Ahongbonon.

Enérgico y activo, Ahongbonon también ha experimentado una profunda angustia psicológica, hasta el punto de tener pensamientos suicidas. Después de abandonar la escuela a una edad temprana, se fue a Costa de Marfil para probar suerte, donde comenzó a trabajar como reparador de neumáticos mientras iniciaba una pequeña empresa de taxis. Pero en un momento en que su negocio prosperaba, Gregoire, que entonces tenía 26 años, tuvo que enfrentarse a su colapso repentino, ya que todos sus taxis fueron incautados temporalmente. Lleno de deudas, perdió a sus amigos y se encontró más aislado que nunca.

Pero cuando estaba pensando en suicidarse, de repente tuvo un despertar impulsado por su fe. A partir de entonces, trabajaría con los más desvalidos. “Cada vez que el Señor aparece de una manera que nos ilumina, nos deslumbra de una manera nueva y nos hace ver nuevos caminos”, dice. “No fue fácil al principio ir a la cárcel, encontrarme con toda esa gente que había cometido faltas, delitos. Pero si quieres vivir el Evangelio, no eliges lo que quieres. Hay alguien muy dentro de ti que revela lo que quiere. La prisión se ha convertido en mi Galilea”.

Ahongbonon dice que los enfermos mentales son los últimos de los últimos. “Existen como personas que ya no existen. Los golpean, les tiran piedras, los insultan”, dice. “No se les da lugar en la sociedad”. “Estas enfermedades crean muchas divisiones en las familias”, dice Ahongbonon. “El paciente a menudo delira y, por lo tanto, puede insultar y maldecir a sus familiares. Pero nunca olvida lo que su familia le hace a cambio: las cadenas, el aislamiento…”

La asociación Saint-Camille-de-Lellis tiene tres misiones: la atención médica, pero también la reintegración en la sociedad y la reconciliación de las familias. “Debemos cambiar la mentalidad de las personas a través de acciones, no a través de grandes discursos”. Y da testimonio de su propia experiencia: “A menudo digo que si realmente existiera la brujería, yo sería el primero en ser golpeado. No puedo creer en Dios y tener miedo de un médico brujo. Soy un tabernáculo ambulante. Tengo a Dios en mí en todo momento. Lo que me pase a mí es lo que debería pasarme”.

Su compromiso personal y su trabajo han sido recompensados con varios premios internacionales, incluido el Premio Ginebra 2021 de Derechos Humanos en Psiquiatría. Pero Ahongbonon no se enorgullece personalmente de esto. “Mi oración diaria es: ‘¿Cómo puedo hacer la voluntad de Dios?’ Le pido a Dios que me ayude a hacer no lo que yo quiero sino lo que Él quiere”, enfatiza. Y prosigue: “Sólo puedes dar lo que Dios te da. Y cuando Dios te da, no te detienes. Cuanto más das, más te dará Él, pero si te reservas para ti, Él no te dará nada. Así que hay que darlo todo”.

 

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La RIES es una red de expertos y estudiosos católicos sobre el fenómeno sectario y la nueva religiosidad, presentes en España y Latinoamérica, y abarcando las zonas lusoparlantes. Pretende ofrecer, también con este boletín informativo, un servicio a la Iglesia y a toda la sociedad. La RIES no se responsabiliza de las noticias procedentes de otras fuentes, que se citan en el momento debido. La RIES autoriza la reproducción de este material, citando su procedencia.