Tribunas

 

Investigar a los sacerdotes

 

 

Ángel Cabrero

 

 

 

 

 

Hay opiniones y reacciones muy diversas al saber que se pretende investigar a los sacerdotes acusados o sospechosos de abusos a menores. Que la Iglesia abra una investigación si tiene alguna sospecha de algún sacerdote que esté obrando mal, podemos decir que es una obligación. Investigar sobre casos pasados, a veces treinta o cuarenta años, me parece que no tiene mucho sentido, si no es por un afán ejemplarizante.

Que unos señores de partidos de izquierdas estén tan empeñados en investigar a los sacerdotes y que no investiguen al noventa y tantos por ciento de acusados o sospechosos que no tienen nada que ver con la Iglesia, manifiesta un deseo de hacer daño.

Me sorprende que a nadie se le ocurra hacer un recuento -no lo llamaríamos investigación- de las buenas obras de los sacerdotes de la Iglesia. Evidentemente a estos parlamentarios de extrema izquierda no se les ocurrirá nunca semejante cosa, pero ya podría haber alguna institución o las mismas diócesis, que nos dijeran cuales son las actividades de los sacerdotes.

Porque son muchos miles de curas quienes entregan sus vidas, de un modo heroico en muchas ocasiones, para estar a disposición de las necesidades más importantes de las personas. Porque si hay algo vital en cualquier hombre o mujer es el cuidado de su alma, ya que lo que importante al final es que alcancemos la vida eterna. Y en nuestra sociedad hay muchos más pobres espirituales -que no es lo mismo que pobres de espíritu- que pobres materiales.

De estos pobres materiales la Iglesia se ocupa mucho más que cualquier institución civil, de un modo constante, desde tiempo inmemorial, pues los primeros hospicios, los primeros centros de caridad históricamente son de la Iglesia, y en los tiempos que corren siguen siendo los que más contribuyen.

Pero hay una caridad más importante que es la que se dirige al alma. A una persona triste y desalentada no se la ayuda con unas limosnas, que seguramente no precisa. Lo que más necesita la sociedad nuestra es alimento del alma. El sacerdote está trabajando horas y horas para llegar a estas ayudas, que no puede dispensar ninguna otra persona. Ante un accidente con pérdidas humanas se llama enseguida a los psicólogos, pero quienes han ayudado desde siempre y con la máxima eficacia han sido los sacerdotes.

¿Quién abre una investigación para saber cuántas horas dedican muchos sacerdotes a los confesionarios? Eso sí es heroico. Muchas horas esperando al penitente, atendiendo a filas a veces muy largas de penitentes, que necesitan ese empujoncito de la Gracia para recomenzar después de una caída. Si, son los pecados lo que más dañan a las personas, lo que las deja tristes, desanimadas.

Hay mucha tristeza en esta sociedad nuestra. Mucho dinero, mucha comodidad pero también  muchas penas, que se arreglan en gran medida acercándose al confesionario. Y allí está el sacerdote, muchos sacerdotes. Y no se hace ningún estudio o investigación sobre esas horas dedicadas sin ganar un euro por ello, por puro amor a los demás.

Cuantos sacerdotes que tienen que ir de una parroquia a otra, para intentar no dejar sin misa el domingo a ningún parroquiano, haciendo esfuerzos agotadores para llegar a todo. ¿Alguien ha hecho un estudio sobre la actuación de estos héroes? Porque es verdaderamente heroico ir de un lado para otro, constantemente, con afán de servir. ¿Por qué no investigan un poco?

 

 

Ángel Cabrero Ugarte