Biblia

 

Los árboles del Jardín del Edén

 

El relato de la creación en la Biblia menciona dos árboles en el Jardín del Edén, que simbolizan la felicidad a la que están llamados los seres humanos: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

 

 

 

09 feb 2022, 14:00 | Jean-Pierre Rosa, La Croix


Thomas Cole, El jardín del Edén, hacia 1828,
Carter Museum, Fort Worth, Texas, EE.UU.

 

 

 

 

 

En el jardín del Edén, hay dos árboles notables: el árbol de la vida, en el centro del jardín (Gn 2,9), y el árbol prohibido, el árbol del conocimiento del bien y del mal. La desgracia de Eva y Adán es que se han "descentrado" tanto del lugar que Dios les había asignado que consideran que el árbol del conocimiento está en el centro del jardín (Gn 3,3).

Para el profeta Ezequiel, Egipto puede compararse a un árbol como ningún otro: "Hijo de hombre, di al faraón, rey de Egipto, y a su gente: "¿A quién crees parecerte en tu grandeza? ¿A un ciprés, a un cedro del Líbano, de espléndido ramaje, espesa sombra, sublime altura, cuya cima llegaba hasta las nubes? [?] El cedro se hizo más esbelto que todos los árboles del campo. Crecía y se multiplicaban sus ramas, se extendían sus tallos por la abundancia de agua. En sus ramas anidaban todas las aves del cielo, bajo sus tallos parían todas las bestias del campo, habitaban a su sombra naciones numerosas. Era hermoso en su grandeza, en la extensión de sus ramas, porque dirigía su raíz hacia las aguas profundas. Los cedros del jardín de Dios no podían igualarlo, [?] Ningún árbol se le semejaba en hermosura en el jardín de Dios" (Ez 31,1-8). Pero ahora, como en el Génesis, el árbol no reconocía a quién lo había hecho crecer y "su corazón se ensoberbeció".

Por lo tanto, será necesario esperar al profeta del final de los tiempos, el Mesías, para que la "Buena Noticia sea anunciada a los pobres". En ese momento, el árbol del jardín producirá sus frutos: "Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos" (Is 61,11).

Es evidente que el evangelista tenía en mente todas estas imágenes y comparaciones cuando, refiriéndose al Reino de Dios, pone en boca de Jesús estas palabras: "¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas" (Lc 13,18-19).