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¿Tiene la teología un lugar en los campos del saber?

 

La teología se enseña en todas las facultades cristianas, como la filosofía, la sociología, la antropología? Pero, ¿se puede hablar todavía hoy de una "ciencia de Dios"? ¿Qué lugar ocupa esta disciplina en el campo del conocimiento?

 

 

 

13 ene 2022, 18:00 | Sophie de Villeneuve, La Croix


 

 

 

 

 

Responde Gilles Berceville, teólogo, dominico.

 

 

La palabra viene del griego y significa la ciencia de lo divino. ¿Cuál es su objetivo? ¿Sigue teniendo un lugar en los campos del conocimiento y en nuestras vidas hoy en día?

Sí, porque todos los cristianos son teólogos. Todos estamos llamados a entender lo que creemos y a estudiar la palabra de Dios para conformar nuestra vida a ella, con nuestros propios recursos.

 

¿Así que debemos estudiar la palabra de Dios?

Me encanta esta palabra estudio, que es la atención que se presta a un objeto que amamos, al que estamos apegados, que frecuentamos. Hay que frecuentar la palabra de Dios, asimilarla y estudiarla.

 

Entonces, ¿la teología consiste en estudiar la palabra de Dios, pero no en saber quién es Dios?

Sí, por supuesto. Prefiero la palabra "conocimiento" al término "ciencia", cuyo significado se ha vuelto mucho más restringido. La teología es un conocimiento cuyo objeto es la palabra de Dios, porque creemos que Dios nos habla. Nos habla para darse a conocer porque quiere que seamos sus amigos. La teología trata de Dios y de lo que nos lleva a él.

 

La teología parece ser un sistema que articula dogmas, bastante complicados, a los que el hombre común no tiene necesariamente acceso?

Hay diferentes maneras de ser teólogo. En la Iglesia, algunos tienen ministerios particulares, exégetas de la Sagrada Escritura, historiadores de la tradición de la Iglesia... Personas que tratan de expresar la fe con todos los recursos de la cultura. Esto es teología académica, que no es toda la teología. La teología universitaria reúne a una comunidad de personas que debaten juntas, con técnicas más o menos pesadas, o más o menos ricas, cuestiones relativas a la fe.

 

Algunos dicen también que la teología puede secar la vida espiritual... ¿Es esto cierto?

Sí, porque hay formas buenas y malas de hacer teología. Una determinada teología puede embotar o lastrar innecesariamente la vida cristiana. El teólogo Dominique-Marie Chenu dijo de cierta escolástica que se había "echado a perder", es decir, que se había desarrollado por sí misma y que apenas servía de alimento. Por el contrario, la teología debe animar nuestra fe permitiendo que se exprese en nuestra cultura.

 

Llevamos dos mil años haciendo teología. ¿Queda algo por decir sobre Dios?

Por supuesto. El mundo cambia, y Dios sigue hablándonos en nuestra propia historia. Tenemos siempre cosas que descubrir, y cuanta más teología hagamos, más debemos maravillarnos ante la grandeza del misterio de Dios. Mucha gente cree que los cristianos son personas aburridas porque no se hacen preguntas: eso les parece. Al contrario, ¡deberíamos estar llenos de preguntas! Preguntas que crecen con la experiencia y que de alguna manera hacen la vida más interesante.

 

Entonces, ¿podemos seguir haciendo preguntas sobre Dios?

Siempre podemos hacernos preguntas. Siempre es beneficioso releer los grandes textos del pasado, como las Escrituras, pero no sólo, porque hay cuestiones inagotables. Además, la cultura y la historia no dejan de plantear nuevas cuestiones, como las cuestiones de ética o de moral. La teología moral de hoy se pregunta por la vida cristiana en el mundo en que vivimos. El cristianismo actual ya no es el mismo que el de antaño; está secularizado y, por tanto, plantea nuevas cuestiones.

 

Entonces, ¿la teología también da respuestas sobre el mundo en que vivimos?

Hay varias ramas de la teología. La teología dogmática contempla a Dios y se alegra de lo que comprende. Estudia la Trinidad, la Encarnación redentora, el propósito de Dios en la historia. Otras teologías más prácticas estudian cómo responder concretamente a las llamadas del Evangelio hoy: es la teología moral o la teología espiritual.

 

Usted enseña teología espiritual. ¿En qué consiste?

Yo la definiría, a mi manera, como una teología de la santidad cristiana enseñada de forma histórica y práctica. Uno de sus objetivos es ayudar a los cristianos a orientarse por los caminos de la existencia cristiana actual.

 

¿Se basa en grandes figuras espirituales?

Se basa especialmente en el mensaje y la experiencia de los santos, pero ante todo, como toda teología, en la propia Sagrada Escritura y en la enseñanza de la tradición y el magisterio.

 

¿Qué puede aportar la vida de los santos a nuestra comprensión del misterio de Dios?

Las vidas de los santos son una experiencia ejemplar de personas que han buscado a Dios y han amado a sus hermanos. Para la teología espiritual, como para toda la teología, es un lugar teológico importante para nuestra comprensión de la fe. De generación en generación, la fe debe encarnarse siempre, en la existencia de cada persona.

 

Usted ha estudiado mucho a Catalina de Siena. ¿Qué se puede decir de la forma en que vislumbró el misterio de Dios?

Catalina de Siena ha sido proclamada Doctora de la Iglesia, por lo que tiene especial importancia para la teología. Vivió en una época en la que la Iglesia estaba muy dividida, la época del Gran Cisma de Occidente (que durante cuarenta años vio dos sucesiones papales enfrentadas, una en Roma y otra en Aviñón). Lo que caracteriza a Catalina es su pasión por la unidad de la Iglesia.

 

Pero nuestros problemas de unidad hoy no son los de la Edad Media?

No, pero nuestra pasión por la unidad debe seguir siendo fuerte, y los textos de Catalina pueden estimular el amor que debemos tener por la Iglesia.

 

¿Cualquiera puede dedicarse a la teología y encontrar la felicidad en ello? ¿No hay que ser religioso para hacerlo?

Todos somos teólogos como bautizados, como dije antes. Para hacer teología en la universidad, hay que tener gusto por ella y cierta preparación. Pero las facultades de teología de hoy en día están abiertas de par en par.