Tribunas

La preocupante discrepancia

 

 

José Francisco Serrano Oceja


 

 

 

 

 

Hay en los medios de comunicación una costumbre, al inicio del año civil, que viene a ser algo así como el ejercicio de la bola de cristal, hacer una proyección de lo que va a pasar en el nuevo tiempo que se estrena, una visón general de la agenda de las instituciones.

En las referidas a la Iglesia, creo recordar que, de los últimos días, la de la agencia Europa Press era la más detallada y certera. De entre los muchos temas que trataba estaba el de las relaciones de la Iglesia con el Gobierno de Sánchez.

La síntesis podría estar en una declaraciones del obispo secretario y portavoz de la CEE, monseñor Luis Argüello, en las que afirmaba que “respecto al programa legislativo, que termina siendo antropológico, nuestra relación es de preocupante discrepancia”. Palabras pronunciadas tras la Asamblea Plenaria de los obispos de abril de 2021.

Por cierto que lo que no dice el futurible es que ojalá este año 2022 sea el año de don Luis Argüello. Veremos.

Nada se sabe oficialmente de cómo discurren las conversaciones con el Gobierno, abiertas en varios frentes. Lo único que tenemos es algún tan-tan sobre una especie de estrategia de Sánchez y los suyos de mantener a la Iglesia en un permanente juego del ovillo, tejer y destejer. Es decir, apretar las tuercas en lo económico, complicar el tema de las inmatriculaciones, y ningunear en lo educativo.

En resumen, no seré yo quien diga que la impresión es que el Gobierno le está tomando el pelo a la Iglesia. Ni mucho menos. Y tampoco voy a insistir en las nuevas propuestas legislativas que afectan a la antropología y que son, ciertamente, algo más que lesivas. Lo lamentable es que el Gobierno piense que que puede jugar, o entretener, a la Iglesia porque ésta no se va a plantar.

Podrá subir un poco el todo de voz, pero no va a dar un golpe encima de la mesa. Estamos en los tiempos del “buen rollito”, que es mucho más que los tiempos “del caldito”.

¿Qué ocurrirá cuando alguna decisión gubernamental traspase los límites de lo asumible? Pues vaya usted a saber. ¿Se atreverá le Gobierno a plantear una reforma de los Acuerdos Iglesia-Estado? No la llamaran denuncia, sino reforma dialogada, consensuada. Vamos, en lenguaje yolandista, una interpelación a la ciudadanía eclesial.

Llega un año clave para la Iglesia en lo interno. Los obispos de Cataluña y Valencia camino de Roma, con el cardenal Omella al frente. Vamos a ver qué pronósticos se cumplen y cuáles no. No vaya a ser que alguien tenga que decir aquello de “más de lo mismo”.

 

 

José Francisco Serrano Oceja