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Una breve guía de oración

 

¿Cómo experimentar concretamente, a su ritmo, esta forma meditativa cristiana de "ir hacia uno mismo" volviendo la mirada hacia el interior?

 

 

 

24 nov 2021, 10:00 | La Croix


 

 

 

 

 

? 1. Encontrar el lugar adecuado

Busque un rincón tranquilo en su casa donde no le molesten. Un espacio que pueda reservar para la oración colocando una estatua, un crucifijo, una vela, un icono... o un espacio al aire libre.

 

? 2. Fijar una hora y una duración

Para empezar, no es necesario seguir el ritmo de los carmelitas, es decir, ¡dos horas de oración diaria! Pero es importante establecer una cita fija para ritualizar este momento: por la mañana al levantarse o por la noche, antes de acostarse. Empiece con 10 minutos e intente, a medida que rece y sus limitaciones cambien, aumentar gradualmente a 30 minutos. Por debajo de los 15 minutos, nuestra "mente" generalmente no tiene tiempo de calmarse. 20 minutos parece un buen compromiso en nuestras ajetreadas vidas.

 

? 3. Adoptar una buena postura

Una buena posición sentada es muy importante. Posición de loto, como los budistas, en cuclillas, con las nalgas sobre los dos talones, o simplemente sentado en una silla, lo principal es encontrar una postura que soporte un largo tiempo de meditación, con la menor tensión posible, especialmente en los hombros.

Debe basarse en tres puntos (por ejemplo: las nalgas sentadas en una silla, la espalda sin apoyarse en el respaldo y las dos piernas con los pies bien apoyados en el suelo) con la columna vertebral recta para facilitar la respiración. La cabeza y la barbilla ligeramente recogidas y las manos apoyadas en las rodillas o abrazadas.

Los ojos pueden estar cerrados, o medio cerrados, mirando hacia abajo a 45 grados.

 

? 4. Cuidar la respiración

Después de sentarse, la respiración es la segunda clave de la oración. La idea es centrarse en la respiración, a través de la nariz, con la boca cerrada, respirando por el vientre, no con la respiración detenida en la garganta. Asegúrese de que su exhalación ("expirar") sea más larga y profunda que su inhalación ("inspirar"), aproximadamente el doble de larga, sin esforzarse.

Intente seguirla y bajar a su interior mentalmente. Para comenzar la oración, basta con hacer el acto de fe: una señal de la cruz, o una palabra como "Señor, te agradezco tu presencia". "Esta palabra o gesto, hecho con cuidado, es una forma de establecer una relación; también puede ser un silencio, como una mirada que se basta a sí misma entre dos amigos", explica el hermano Anthony-Joseph Pinelli.

 

? 5. ¿Qué "hacer" durante la oración?

Para recogerse y fijar la atención, un soporte puede ayudar:

- Dejar que un verso, una palabra del Evangelio, actúe en uno mismo, repitiéndola mentalmente sin tratar de analizarla.

- Recitar interiormente, y lentamente (solemos decir rumiar), la misma palabra una y otra vez, como un mantra. Por ejemplo, la oración de Jesús, o del corazón, que tanto aman los ortodoxos: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador", que impide que la "mente" volver. El objetivo es estar en la presencia de Dios dirigiéndose a Él con una palabra interior o permaneciendo en silencio con Él.

- Si la mente es demasiado fuerte (lo que es normal y frecuente), una buena solución es intentar contar las respiraciones (inspirar + expirar) en ciclos de 10.

 

? 6. Salir del tiempo de oración con suavidad

Al final del tiempo de oración, notificado por el sonido de la campana del temporizador de su teléfono móvil, por ejemplo, no se levante de inmediato. Tómese el tiempo necesario para volver a la rutina. Si las piernas empiezan a cosquillear, de unos pequeños pasos con el peso de su cuerpo sobre la pierna que se adelanta, para poder empezar de nuevo... ¡con el pie derecho!

 

 

Stéphane Bataillon,
La Croix