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"¿Vemos a los pobres? ¿Y qué vemos en ellos?"

 

El padre François Odinet, párroco de la iglesia Sacré-Coeur de El Havre, comparte regularmente el Evangelio con personas en situación de precariedad. Acaba de publicar Les premiers ressuscités. Les pauvres, maîtres en résurrection. Le entrevistamos con motivo de las reuniones de Fratello de los días 14 y 15 de noviembre de 2021.

 

 

 

18 nov 2021, 21:00 | La Croix


 

 

 

 

 

En su mensaje para la V Jornada Mundial de los Pobres, el papa dice que "los pobres son verdaderos evangelizadores". ¿Qué quiere decir?

En el Evangelio, cuando Jesús llega a las aldeas, los pobres son los primeros en reconocerle como el Salvador, mientras que las autoridades y los expertos en religión proclaman que es un falso mesías. Aún hoy, nos muestran cómo el amor de Dios nos ayuda a soportar las pruebas y a superarlas, cómo Él nos inspira gestos de fraternidad. Dios se revela a todos, pero lo hace poniéndose del lado de los pobres.

En su mensaje, el papa nos plantea dos preguntas: ¿vemos a los pobres y qué vemos en ellos? ¿Los vemos como personas perdidas, o peor, como personas a las que juzgamos responsables de su condición? ¿O los vemos como aquellos a través de los cuales llega el Evangelio, la buena noticia? Necesitamos escuchar la fe de los pobres. Nos señalan el corazón de nuestra fe, el misterio pascual. La muerte de Jesús en la cruz es, en primer lugar, una experiencia de injusticia y desprecio como la cruz que pesa sobre ellos. Jesús sufre porque "no contaba para nada", como dice Pedro en los Hechos de los Apóstoles. Acepta ser clavado a la cruz de los pobres que debe tocarnos en lo más profundo. Al mismo tiempo, el aliento de la resurrección también llega a nuestro mundo a través de los pobres. Tienen la capacidad de buscar la vida que atraviesa la muerte, la luz que atraviesa la oscuridad.

 

¿No se corre el riesgo de instrumentalizar la figura del pobre en la Iglesia?

Así es; y por eso debemos tener mucho cuidado de que la Jornada Mundial de los Pobres no sea una forma de instrumentalización de los pobres. La pregunta fundamental que debemos hacernos en la Iglesia es: ¿queremos unirnos a su lucha? Creo muy sinceramente que Francisco creó este día con este propósito. Pero si lo utilizamos como símbolo para demostrar que los pobres son importantes para nosotros, una vez al año, no solo no habremos hecho avanzar su causa, sino que los habremos instrumentalizado; y los pobres son muy conscientes de ello. Son muy sensibles a la forma en que los tratamos. Oigo decir a personas en situación de precariedad que no se les pide que lean en la misa, que hagan servicios, que no se les hace responsables de nada. Otra forma de enmascarar a los verdaderos pobres es espiritualizar el término "pobreza". En la Biblia, excepto en las Bienaventuranzas del Evangelio de Mateo, este término se refiere a la pobreza material y social. Sin embargo, en la Iglesia nos apresuramos a utilizarla para sustituir la experiencia de nuestra incertidumbre por el encuentro con los pobres.

 

Francisco propone pasar de la caridad a compartir...

Compartir nuestros bienes, nuestro tiempo con los pobres es importante. Pero seguimos centrados en lo que viene de nosotros, en la actitud de dar limosna a los pobres. Pero cuando se trata de compartir su lucha, nos dejamos desplazar hacia lo que van a compartir con nosotros. La Iglesia en salida es ir hacia ellos; pero, sobre todo, debe ser capaz de ver el mundo desde su perspectiva. Ponen patas arriba nuestras representaciones y nos llevan a revisar nuestras formas de pensar y vivir. Nos mueven como la cruz y la resurrección mueven nuestras ideas sobre Dios. La prueba de un verdadero encuentro con ellos es nuestra conversión.

 

 

Florence Chatel,
La Croix