Biblia

 

Tierra nueva, tierra prometida

 

Simbólicamente, la Tierra Prometida es ese futuro accesible al hombre donde Dios ofrece y da su amor y su paz sin reservas.

 

 

 

08 nov 2021, 09:00 | La Croix


 

 

 

 

 

El pueblo hebreo, en el Antiguo Testamento, basó toda su existencia en la promesa de Dios de "tomar posesión de una tierra". Se trataba de una figura que anunciaba la Salvación eterna que estaba por llegar.

Los bautizados son hoy, en la fe, los que esperan la nueva tierra de ese descanso prometido (Heb 4,9-13), la "morada" celestial donde Jesús vive y reina desde su resurrección y de la que la Iglesia ofrece contacto. Jesús, el nuevo Adán, es, según san Pablo, el primogénito de la nueva creación (Rm 5,12-21), el mundo nuevo para el que todo hombre está hecho, y que el Evangelio describe dando sus leyes. Su aplicación cambia los hábitos y el comportamiento, y la persona evangelizada pasa gradualmente del estado del "hombre viejo" (Ef 4,21) al del "hombre nuevo", el ciudadano de la tierra nueva.

Esta creación está actualmente en proceso de parto (Rm 8,22). El creyente no reniega del mundo actual, sino que lo practica para vivir en el mundo que se le promete. Sabe que la tierra que conoce pasa, que "cuantas obras hay en ella quedará al descubierto" (2 P 3,10), pero vive en la esperanza del "mundo nuevo" (Ap 21,1) y que "según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia" (2 P 3,13).

En la nueva tierra se restablecerá el plan universal de salvación previsto desde la "primera creación". La vida eterna de la nueva creación es el horizonte, la meta, el rumbo de los bautizados.

 

 

Sébastien Antoni, asuncionista