Biblia

 

¿Siguen siendo actuales los Diez Mandamientos?

 

Jesús no quita nada de la ley dada a Moisés. Pero lo concentra en dos propuestas fundamentales: "Amarás al Señor tu Dios" y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Ambos están inextricablemente unidos y llevan a cumplimiento los Diez Mandamientos.

 

 

20 sep 2021, 03:48 | La Croix


Las Tablas de la Ley y el comienzo de cada uno de los Diez Mandamientos en hebreo.
Vitral decimonónico de la Sinagoga y Museo Alsaciano de Estrasburgo, Francia.

 

 

 

 

 

 

Jesús afirmó en su vida pública que no había venido a abolir la ley, sino a cumplirla. La Iglesia retoma este planteamiento de Cristo, invitando a los fieles a seguir los diez mandamientos del Antiguo Testamento, marco reconocido por Jesús como esencial para la vida de fe. Así, deja muy claro que la ley, el decálogo, sigue estando a la orden del día. A pesar de su formulación prohibitiva -por ejemplo, "no matarás"- la Iglesia nos invita a leer los mandamientos como una forma de vida y no como un catálogo de preceptos negativos.

Si no quita nada a la ley, Jesús la reúne en dos "mandamientos", ambos igualmente importantes: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente"; y el segundo, que se le parece: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mt 22,37-40). Si analizamos más detenidamente los Diez Mandamientos, también descritos como las "diez palabras" confiadas por Dios a Moisés, podemos ver que los tres primeros preceptos describen el modo en que el creyente puede relacionarse con Dios. Los otros siete regulan la relación entre los hombres.

 

Un camino hacia la plenitud

La expresión "mandamientos" podría hacerlos restrictivos: por el contrario, la Iglesia los ve como un camino de liberación, invitando al lector a comprender que rechazar el asesinato, el robo, la codicia y el adulterio hace que uno sea libre para amar. Los diez mandamientos del Deuteronomio son, pues, faros que abren un camino de realización humana.

Jesús toma este camino para invitar al creyente a seguirle, como en su encuentro con el joven rico (Mt 19,6). Cuando este le pregunta a Jesús el camino para entrar en la vida eterna, Jesús le responde que debe observar los mandamientos. Como judío devoto, el joven ya observaba estos preceptos. Entonces Jesús le invita a seguirle: "Vende todo lo que tienes y sígueme...". Pero este paso adicional es demasiado exigente para el joven. Si las "diez palabras" son un primer e indispensable paso para liberarse de toda esclavitud, Jesús viene a completar -a cumplir- esta ley de vida mediante este "mandamiento único" del amor a Dios y al prójimo.

 

 

Christophe Henning,
La Croix