Tribunas

 

Verdad vs sentido

 

 

Ángel Cabrero

 

 

 

 

 

Nada es verdad, nadie tiene la verdad, la verdad no está en ningún sitio. Luego todo esto que he escrito tampoco es verdad y, sin embargo, todo relativista, que no admite para nada la verdad, dirá que es verdad que nadie tiene la verdad. Cuando hay gentes dispuestas a llegar a esos extremos, se alcanzan grados de paroxismo, de barbaridad defendida con tal de que no me vengan con que hay que buscar la Verdad.

“Una hoja de ruta” es un libro con ocho autores, a cual más sugerente, que trata de temas relacionados con el subtítulo: “La pretensión cristiana en la época postmoderna” y que se inicia con el artículo del editor que se pregunta “¿Qué está pasando?”.

“Se ha caído en un absoluto relativismo, -nos dice Miguel Ángel Garrido- aunque con una consecuencia que podríamos llamar paradójica. Si todo es relativo, nadie tiene derecho a oponerse al otro en nada. Vivimos en una pista de coches de choque de una feria en la que cada uno puede hacer lo que quiera con tal de no chocar con el de al lado. Sin embargo, eso no es exactamente así” (p. 20).

Y, lo mismo que los coches de choque, la inmensa mayoría de las personas que puede uno encontrar por la calle, realmente no saben a dónde van. Sí, en ese momento van a la oficina o al supermercado. Incluso tienen pensado ir a la playa unos días de vacaciones, pero más de eso no figura en su hoja de ruta. Verdaderamente no saben a dónde van.

“En una sociedad del relativismo absoluto tendría que tener cabida el que acepta que existe la verdad, el que busca la verdad (una manía más). Sin embargo, en la sociedad posmoderna, el relato con remitente es la única opción que no se acepta: es el lobo de Caperucita, el demonio del cristianismo, la burguesía del marxismo” (p. 20). No se puede aceptar lo absoluto, la Verdad con mayúscula, y eso simplemente deja al hombre vacío.

Es una sensación terrible, pero difícil de reconocer. Ante el vacío está el móvil con millones de sandeces. Está el placer desordenado, de cualquier tipo. Está la pasión por el dinero, como única cosa que puede llenar al pobre personaje sin sentido.

“La ciencia y la tecnología, las verdaderas soluciones, han reemplazado a la filosofía y la religión con su conocimiento verdadero. Fue más allá de hablar de soluciones verdaderas”. Estaba presentando una religión del todo nueva, que rescataría a la humanidad de su valle de lágrimas” (p. 28). Es el dinero, es el saber tecnológico, que no se sabe por qué no es rechazado como verdad absoluta. Es lo que recorre la cabeza perdida de una buena cantidad de las personas con quien nos cruzamos.

Los temas tratados en este libro son muy variados, pero en el fondo, con distintas cuestiones, de alguna manera persiste el ¿pero qué está pasando? Porque cada vez es más notorio, para las personas normales que vivimos con los valores de siempre, que hay un desmadre verdaderamente preocupante.

“Convertir en motivo de descalificación el parentesco histórico de determinadas propuestas racionales con las suscritas por confesiones religiosas tiene como consecuencia constatar que “Occidente, desde hace mucho, está amenazado por esta aversión a los interrogantes fundamentales de su razón, y así solo puede sufrir una gran pérdida” (p. 103).

 

 

Ángel Cabrero Ugarte

 

 

 

 

 

 

 

Miguel Ángel Garrido,
Una hoja de ruta,
Rialp 2021