Iglesia-Estado

 

Manifiesto de Hospitales Católicos, Camilos y San Juan de Dios contra la ley de eutanasia que entra en vigor esta semana

 

Constatan que la sociedad puede hacer posible que personas con vidas frágiles o muy limitadas se encuentren integradas y acogidas

 

 

24/06/21


 

 

 

 

 

La Orden de Religiosos Camilos en España, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Hospitales Católicos de Madrid, la Conferencia Española de Religiosos CONFER y la Federación Nacional LARES han presentado su posicionamiento en torno a la Ley de Eutanasia que entra en vigor esta semana.

En un acto presencial desde el Centro San Camilo de Tres Cantos y retransmitido por YouTube, comprometidos con el alivio del sufrimiento y el cuidado de la vida, los convocantes defienden la vida como un bien y un valor fundamental sobre el que se sustenta la persona por lo que su respeto es imprescindible.

 

Cuidar la vida

Desde el respeto a la dignidad humana exigen no dañar la vida ni la integridad personal, sino  promover y cuidar la vida, actuando para aliviar el sufrimiento. En este contexto, la sedación paliativa correctamente indicada, cuando no son efectivas otras medidas, y administrada previo consentimiento del paciente, respeta y humaniza el proceso del final de la vida mitigando el sufrimiento intenso e incoercible.

En el manifiesto constatan que la sociedad puede hacer posible que personas con vidas frágiles o muy limitadas se encuentren integradas y acogidas, dedicando suficientes recursos sanitarios y sociales que hagan posible afrontar estas situaciones. Para lo que ofrecen su compromiso con la humanización del cuidado de la vida de las personas sin pretender alargarla o acortarla irresponsablemente.

 

Invitación a otras asociaciones católicas

Tras la lectura del manifiesto, las entidades convocantes han invitado a adherirse a otras congregaciones y asociaciones católicas dedicadas al cuidado de la salud, así como a profesionales sociosanitarios.

Los religiosos Camilos y San Juan de Dios son dos Instituciones religiosas dedicadas a la asistencia sanitaria fundamentalmente en los cuidados paliativos y en el periodo final de la vida o de aquellas personas con graves discapacidades y limitaciones funcionales.

Por eso, ante la promulgación de una Ley de Eutanasia en España afirman que si no se da un soporte social, y también sanitario, efectivos, el dolor y el sufrimiento que a veces se presenta en situaciones de final de la vida o de situaciones de dependencia graves y muy limitantes, pueden generar desesperanza y deseos de no vivir en unas condiciones que a veces pueden llegar a ser muy penosas.

"Es posible que, sin ayuda, -y, en parte, por el abandono social- se origine un desequilibrio entre las fuerzas interiores de la persona y las cargas que la enfermedad o discapacidad le imponen", señalan los firmantes.

 

Acelerar la muerte: daño irreparable

Por eso declaran que acelerar la muerte, ya sea por acción o por omisión de tratamientos y cuidados debidos a cualquier persona al final de su vida o en situación de grave discapacidad, nos parece un daño irreparable que no estamos dispuestos a infringir a nadie.

Así mismo, afirman que facilitar una acción suicida o una actuación homicida, aunque esta actuación sea solicitada y aceptada por el propio interesado, es un error, porque supone un desprecio por la dignidad humana, ya que suprime a la persona a manos de otras personas.

Declaran también en la realidad del final de la vida o ante enfermedades incurables, se debe prestar gran atención al respeto de la voluntad del paciente (voluntades anticipadas de tratamiento), al respeto a la vida del paciente y al acompañamiento al final de la existencia, a través de programas como los cuidados paliativos o similares.

Estas congregaciones ofrecen su firme compromiso profesional y espiritual para aliviar y superar el sufrimiento y la desesperanza que podamos encontrar en las personas que atienden a fin de que encuentren la paz y la esperanza, para que hallen el alivio y un motivo para seguir adelante, aunque sea cuando el vivir se hace más difícil.