Tribunas

Irradiar la Divina Misericordia

 

Alice Ollivier. Association Hozana


Coronilla. D Casp de Pixabay.

 

 

 

 

 

Estamos en primavera y - como la fiesta de Pascua - esta estación nos invita a renacer, a hacer brotar al hombre nuevo en nosotros con Cristo Resucitado, a irradiar la luz de Dios.

Pero ¿qué puede ayudarnos a vivir esta renovación, a dejar florecer en nosotros, las gracias del Señor? ¡Su infinita misericordia!

La octava de Pascua consta de los ocho días que van de la Pascua de Resurrección al Domingo de la Divina Misericordia. Dios es misericordia y ésta se encarnó en su Hijo, Jesús, que nos lava de todos nuestros pecados, transformándonos en hombres y mujeres llamad@s a una vida nueva. Le ofrece su misericordia a toda la humanidad, sin condiciones.

«Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.» Santa Faustina, a través de su diario, nos transmitió las oraciones que recibió de Jesús durante sus apariciones. En particular, nos invita a rezar el Rosario de la Divina Misericordia.

Esta Coronilla puede ser objeto de una novena preparatoria para la Fiesta de la Divina Misericordia. Esta serie de oraciones empieza el Viernes Santo, es decir, nueve días antes. Cada día, se ruega el rosario por un grupo de almas particular. Todas están llamadas a experimentar la Divina Misericordia: las almas de los pecadores (día 1), las almas de los sacerdotes y los religiosos (día 2), las almas devotas y fieles (día 3), las almas de aquellos que todavía no conocen a Jesús (día 4), las almas de nuestros hermanos separados (día 5), las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños (día 6), las almas que veneran y glorifican la misericordia de Jesús de modo especial (día 7), las almas del purgatorio (día 8), las almas tibias (día 9).

Si es posible, podemos rezar esta Coronilla a las tres de la tarde, la Hora de la Divina Misericordia: la hora de la muerte de Cristo.