Tribunas

Dicen que ser progresista está de moda

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

Con esto de que los periodistas tenemos que leer todo y de todo, o casi de todo, algunas veces te llevas una sorpresa. No hace mucho reseñé un libro de monseñor George Gänswein, aún Prefecto de la Casa Pontificia y secretario de Benedicto XVI, en el que recopilaba sus conferencias recientes. Me sorprendió el enfoque de los temas y la profundidad con la que los abordaba.

Es cierto que podemos pensar que le conocemos más por su trabajo con el papa emérito, en la gestión, en la organización, que por su vertiente intelectual.

Y en esas estaba cuando leí hace poco la homilía de don George en la ordenación de 27 sacerdotes del Opus Dei del pasado 22 de mayo. El texto no solo tiene valor por la argumentación, lo tiene por quién lo dice, dónde lo dice y a quién se lo dice.

Para calentar motores, he aquí el primer párrafo. Ojo que al celebrante principal se le entiende todo. Por cierto, estuvo en la ceremonia, como no podía ser menos, el prelado del Opus Dei, don Fernando Ocáriz. No voy a decir nada de don Fernando, en estos tiempos complejos, por que se me entendería todo.

“Cada época –dice don George-, también la nuestra, tiene su lenguaje. Cada época tiene su sensibilidad lingüística. Y cada época tiene también sus palabras preferidas. Hoy, en los primeros puestos de la clasificación de las palabras preferidas, figura una palabra: progresivo o, aún más de moda, progresista. Aparece en todas partes el contemporáneo progresista, el político progresista, la mujer progresista, el cristiano progresista, el párroco, el obispo progresista. Ser progresistas está de moda, se considera “in””.

Y añade: “¿Qué esperan los fieles de un joven que dentro de poco deberá y podrá acompañarles como sacerdote? ¿Un vice-párroco progresista? ¿Un trabajador progresista en la viña del Señor? ¿Quién se puede permitir no ser progresista? ¡Se le trataría inmediatamente como arrinconado, y punto!”.

A partir de ese momento, el secretario del Papa emérito Benedicto recuerda en su homilía la doctrina de la esencia y la misión del sacerdote. Va desgranando el perfil de sacerdote que necesitan los fieles con un lenguaje e ideas claritas.

Y en un momento, casi, al final, advierte: “Cuando los sacerdotes y los mismos obispos ya no tienen el valor de anunciar el Evangelio con fuerza e íntegramente, sino que dispensan opiniones e ideas propias, es una desgracia. ¿No tenemos ya bastante con lo ocurrido recientemente? Y quien quiere incluso inventar una nueva iglesia, abusa —abusa, repito— de su autoridad espiritual”.

En España, que es lo que conozco, no encuentro ningún obispo progresista en lo doctrinal, que defienda públicamente el sacerdocio femenino o la abolición de la disciplina del celibato, etc, por ejemplo.

Pero ojo al uso que hace don George de la categoría progresista, que va más allá del uso habitual, del lugar común.

Y no creo que decir eso sea ya de conservador.

 

 

José Francisco Serrano Oceja