Diócesis

 

Consiliario de pastoral Gitana de Burgos: “Intentamos juntar a católicos y protestantes en actividades comunes”

 

Rosalina Vicente, delegada de Pastoral Gitana: "Siempre he sentido la lejanía del pueblo gitano con la Iglesia católica"

 

 

23/05/21


 

 

 

 

 

Fermín Ángel González, consiliario de la delegación de Pastoral Gitana de la archidiócesis de Burgos, que lleva colaborando con este colectivo más de 40 años, explica cómo se trabaja con el pueblo gitano en la archidiócesis: "Intentamos juntar a católicos y protestantes en actividades comunes. Ponemos de manifiesto que los gitanos son personas integradas, con trabajo, pese a que no es lo que muchos piensan".

Aún estaba en el seminario mayor y Fermín enseñaba a leer y a escribir a los gitanos en la "escuela puente" que se ubicaba en la calle Cabestreros. "Facilitábamos su incorporación en las escuelas aportándoles formación básica". Años más tarde, ya ordenado sacerdote, colaboró en distintos talleres de prevención de drogas, destaca la archidiócesis de Burgos.

 

Delegado de Pastoral Penitenciaria

Este sacerdote, celebra con ellos varias eucaristías y colabora en distintas actividades culturales. El P. Fermín también es el delegado de Pastoral Penitenciaria. "A menudo establezco conversaciones con gente de etnia gitana, pero en la prisión de Burgos casi no hay gitanos de aquí" y recalca que después de tantos años acompañando a estas familias, sólo tiene palabras de agradecimiento.

"La experiencia para mí es muy positiva, porque es un colectivo maravilloso. La sociedad no los reconoce como iguales, prueba de ello es que aún tenemos un poblado donde muchas familias viven en precarias condiciones. La integración de los gitanos en la sociedad es fundamental, pero debe serlo respetando su identidad y su cultura, porque si intentásemos cambiarlos ya no serían gitanos".

 

Lejanía del pueblo gitano con la Iglesia Católica

Rosalina Vicente lleva ocho años como delegada de Pastoral Gitana en la archidiócesis de Burgos. Proviene de la diócesis de Huesca, donde José Antonio Satué, el vicario General que había en aquel entonces y Serafina, una monja involucrada en la Pastoral, le invitaron a un evento en Madrid de Pastoral Gitana. En ese encuentro empezó todo. Con su afán de animar a más gente gitana, Rosi consiguió formar un grupo de personas entregadas a colaborar con la diócesis aragonesa.

"Siempre he sentido la lejanía del pueblo gitano con la Iglesia católica, pero también percibo que muchos de los que forman la iglesia, están alejados del pueblo gitano", afirma Rosalina en una entrevista para la archidiócesis de Burgos.

Para esta mujer gitana, el distanciamiento se manifiesta aún más si hablamos de la forma de celebrar la eucaristía. "El pueblo gitano es un colectivo al que hay que acoger y saber descubrir en su ambiente. Ciertas celebraciones podrían desarrollarse de una manera diferente, es imprescindible acercar las distintas culturas en la Iglesia. Junto al equipo que formamos esta pastoral, me siento capaz de anunciar el Reino de Dios al pueblo gitano allá donde sea bien recibido o al menos acogido", señala.

Rosalina Vicente echa en falta cercanía en las celebraciones, para hacer crecer la fe. "Nuestra manera de celebrar la eucaristía no llega a todo el mundo. Ojalá se adaptase el lenguaje y las representaciones culturales, para así reencontrarnos todos como hermanos" porque el pueblo gitano, añade "esté en el culto que esté o fuera de él, lo que no pierde es la fe por Jesús de Nazaret".

 

Prejuicios hacia el pueblo gitano

Desde su experiencia, en la pastoral gitana de la archidiócesis de Burgos intentan culturizar formas de celebrar la eucaristía y apoyar a todas las entidades que trabajan con su colectivo.

"En ocasiones, la sociedad sigue teniendo presente distintos prejuicios hacia el pueblo gitano", señala. Los principales retos a los que hace frente esta delegación están relacionados con esa preocupación, intentando paliar todo tipo de situaciones negativas que sufren las familias.

"Pretendemos contrarrestar las circunstancias que les hacen flojear. Buscamos la cercanía entre los vecinos y el pueblo gitano, considerándonos todos Iglesia y atendiendo especialmente a aquellos que se perciben más alejados", dice la delegada de Pastoral Gitana.

 

Católicos, cristianos, agnósticos o ateos

Entre su labor social, atienden a todo el pueblo gitano, ‘mercheros’ y allegados, de cualquier rincón de la provincia de Burgos, sean católicos, cristianos, agnósticos o ateos. Su función es dar a conocer la iglesia católica y hacer presente el Reino de Dios. "Vamos a domicilios, residencias, hospitales o donde haga falta, queremos conocer la realidad y las necesidades de nuestro colectivo, para poder ofrecerles recursos y acompañamiento", explica Rosalina.

Esta gitana, trabaja en Arrropa, una empresa de inserción promovida por Cáritas Diocesana de Burgos. Actualmente, desde la delegación de Pastoral Gitana trabajan con ocho familias amplias de manera continuada. "Desde que se originó la pandemia nuestro camino está siendo más difícil. Existen muchos más casos de precariedad, gente con problemas de desánimo y con muchos miedos", revela.

Rosi agradece especialmente la labor que realiza la archidiócesis de Burgos con la delegación de Pastoral Gitana, garantizando la organización de distintas actividades. "Tanto el arzobispo don Mario, como el vicario general, Fernando, y especialmente José Luis Lastra, nos animan a hacernos más presentes a través de proyectos. Los sacerdotes de las parroquias de San Pedro y San Felices, San Pedro de la Fuente y San Julián, así como la Facultad de Teología o las Teresianas siempre nos han abierto sus puertas", manifiesta.

 

Expansión de la iglesia evangélica

Dentro de la población gitana destaca la expansión de la iglesia evangélica frente a la católica. La realidad del colectivo gitano se caracteriza por la presencia religiosa de distintos cultos, algo que aún sigue generando distanciamiento.

«Tenemos más puntos en común que diferentes, pero es verdad que a los evangelistas no les gusta que nos presentemos como Iglesia católica, porque dicen sentirse rechazados y no reconocidos. Pero ahora son ellos los que nos rechazan a los que formamos la Iglesia católica, más bien contradicen nuestras creencias. Creen que tienen la verdad absoluta y el verdadero conocimiento de Dios", concluye.