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Sobre las supuestas reglas secretas de los sacerdotes con hijos

 

 

28/02/19


 

 

Hace una semana, justo antes de que se celebrase la cumbre anti-pederastia en el Vaticano, saltaba otra noticia que ponía en tela de juicio la falta de transparencia en la Iglesia católica sobre algunos asuntos espinosos.

Se trataba de un documento interno de la Santa Sede con unas pautas de actuación para sacerdotes que tienen hijos. Ese manual interno ha sido, al parecer, "secreto o tabú" dentro de la Iglesia durante décadas pasadas, pero desde hace ya varios años, de tabú nada.

La noticia parte de Vincent Doyle, un psicoterapeuta irlandés, que descubrió cuando tenía 28 años, a través de su madre, que el sacerdote católico que siempre había conocido como su padrino, era en realidad su padre biológico. A partir de este descubrimiento, Doyle fundó "Coping International" (www.copinginternational.com),una asociación para la defensa de los derechos de los hijos de sacerdotes católicos de todo el mundo.

Doyle que ha estado estos días en Roma, coincidiendo con la reunión de la protección de menores, defiende que el sacerdote que ha sido padre debe velar por su hijo, pero que si se queda en el paro tras abandonar el estado clerical, pues no es la respuesta a su paternidad, porque no se podría ocuparse de su hijo.

Como quiera que el Papa Francisco está llevando a cabo, en línea con sus predecesor Benedicto XVI, una política de transparencia y claridad informativa, el portal oficial del Vaticano, Vatican News ha publicado una entrevista firmada por el vaticanista y ahora director editorial para el Dicasterio de la Comunicación de la Santa Sede, Andrea Tornielli, al cardenal Beniamino Stella, Prefecto de la Congregación del Clero.

 

El cardenal explica las directrices del Dicasterio aplicadas en los casos de sacerdotes de rito latino que tienen descendencia.

En esta entrevista deja claro Stella, que el criterio fundamental es buscar el bien de los hijos y que esos niños tienen el derecho a crecer con un padre al lado, y no solo que reciba la manutención adecuada, sino el afecto y cariño que todo padre debe procurar a sus hijos.

Así, el Prefecto para la Congregación del Clero señala que, en estos casos, son los sacerdotes los que tienen que pedir la dispensa para dejar de ejercer el sacerdocio, y que el Vaticano les anima a ello aunque se le siga considerando aptos para ejercer el ministerio, porque su deber prioritario es cuidar y amar a su prole.

Nuevos aires en la Iglesia católica que implican un ejercicio de coherencia y responsabilidad y asumir las consecuencias de los actos. Porque lo que está en juego en este caso no es salvar el sacerdocio a toda costa, sino asumir las responsabilidades como padres.

 

Zenón de Elea.