Servicio diario - 28 de marzo de 2018


 

Audiencia: El Triduo Pascual anuncia que "todo ha sido renovado en Cristo"
Rosa Die Alcolea

Audiencia General, 28 marzo 2018 — Texto completo
Redacción

UNIV: El Papa exhorta a la "preparación integral al servicio del hombre"
Rosa Die Alcolea

Oriente Medio: "Jesús transforma nuestra muerte en resurrección"
Rosa Die Alcolea

Estados Unidos: El Papa nombra obispo auxiliar de San Francisco a Robert F. Cristiano
Redacción

Brasil: Mons. Rubens Sevilha es nombrado obispo de Bauru
Redacción

Padre Antonio Rivero: "La Pascua es un estilo de vida"
Antonio Rivero

Beato Bertoldo del Monte Carmelo (Bartolomé Avogadro), 29 de marzo
Isabel Orellana Vilches


 

 

28/03/2018-09:14
Rosa Die Alcolea

Audiencia: El Triduo Pascual anuncia que "todo ha sido renovado en Cristo"

(ZENIT — 28 marzo 2018).- El anuncio de alegría y esperanza que culmina el triduo invita a "despojarnos del hombre viejo para vivir como hombres resucitados", ha anunciado el Papa Francisco en la Audiencia General.

Esta mañana, Miércoles Santo, 28 marzo de 2018, el Papa Francisco ha celebrado la Audiencia General, en la plaza de San Pedro, con la participación de miles de peregrinos, provenientes de países de los cinco continentes.

Los días del Triduo Pascual –ha explicado el Papa– constituyen la memoria celebrativa del único y gran misterio de la muerte y resurrección de Cristo, y marcan las etapas fundamentales de nuestra fe y de nuestra vocación en el mundo.

Estos tres días nos recuerdan los grandes eventos de la salvación realizados por Cristo y nos proyectan a nuestro destino futuro, reforzando nuestro compromiso y testimonio en la historia, ha descrito el Santo Padre.

El anuncio de alegría y esperanza que culmina el triduo, nos recuerda que “las cosas viejas han pasado y todo ha sido renovado en Cristo, muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra glorificación”.

Asimismo, este anuncio renueva en todos los bautizados el sentido de nuestra nueva condición –ha recordado el Papa–. Por lo tanto, es también una “llamada a la responsabilidad en la misión”.

La Resurrección del Señor invita a “despojarnos del hombre viejo para vivir como hombres resucitados”, que hacen del mundo un “espacio nuevo” donde ser, gracias a Cristo y con Él, “instrumentos de consuelo y esperanza” para aquellos que sufren todavía hoy la humillación y la soledad, ha invitado el Papa.

 

Con la ayuda de María

“Dispongámonos a vivir bien este Triduo Santo para que, con la ayuda de la Virgen María, entremos de lleno en el misterio de Cristo muerto y resucitado por nosotros y así dejemos que él trasforme nuestra vida”, ha exhortado Francisco.

El Santo Padre ha saludado a los peregrinos de lengua española presentes en la Audiencia General, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica, y ha deseado a todos los presentes, sus familias y comunidades una “profunda vivencia” del Triduo Pascual, y a todos una “feliz y Santa Pascua”.

 

 

28/03/2018-15:17
Redacción

Audiencia General, 28 marzo 2018 — Texto completo

(ZENIT — 28 marzo 2018).- La Pascua es la fiesta más importante de nuestra fe —ha asegurado el Papa Francisco— porque "es la fiesta de nuestra salvación, la fiesta del amor de Dios por nosotros, la fiesta, la celebración de su muerte y resurrección".

En la mañana del Miércoles Santo, 28 de marzo de 2018, el Santo Padre Francisco ha celebrado la Audiencia General, para miles de peregrinos procedentes de Italia y de otros países del mundo, en la plaza de San Pedro.

“Un cristiano, si realmente se deja lavar por Cristo, si realmente se deja despojar por Él del hombre viejo para caminar en una nueva vida, aunque siga siendo pecador, -porque todos lo somos- ya no puede ser corrompido”, ha anunciado el Papa en su catequesis.

Esta es la grandeza del amor de Jesús; da la vida gratuitamente para hacernos santos, para renovarnos, para perdonarnos. “Y este es el núcleo propio de este Triduo Pascual”, ha explicado el Pontífice.

A continuación, les ofrecemos la catequesis completa del Papa Francisco en español, traducida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

***

 

Catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy me gustaría reflexionar sobre el Triduo Pascual que empieza mañana para profundizar en aquello que los días más importantes del año litúrgico representan para nosotros, los creyentes. Me gustaría preguntaros: ¿Cuál es la fiesta más importante de nuestra fe, Navidad o Pascua? Pascua porque es la fiesta de nuestra salvación, la fiesta del amor de Dios por nosotros, la fiesta, la celebración de su muerte y resurrección. Por eso quisiera reflexionar con vosotros sobre esta fiesta, sobre estos días, que son días pascuales, hasta la resurrección del Señor. Estos días constituyen la memoria conmemorativa de un gran misterio único: la muerte y la resurrección del Señor Jesús. El Triduo comienza mañana, con la Misa de la Cena del Señor y terminará con las vísperas del Domingo de Resurrección. Después viene “Pasquetta” (Lunes de Pascua) para celebrar esta fiesta grande: un día más. Pero es post-litúrgico: es la fiesta familiar, es la fiesta de la sociedad. Marca las etapas fundamentales de nuestra fe y de nuestra vocación en el mundo, y todos los cristianos están llamados a vivir los tres días santos –jueves, viernes, sábado; y el domingo- naturalmente- pero el sábado es la resurrección- los tres días santos, como, por decirlo así, la “matriz” de su vida personal de su vida comunitaria, como vivieron nuestros hermanos judíos el éxodo de Egipto.

Estos tres días vuelven a proponer al pueblo cristiano los grandes eventos de salvación operados por Cristo, y así lo proyectan en el horizonte de su destino futuro y lo fortalecen en su compromiso de testimonio en la historia.

En la mañana de Pascua, volviendo a recorrer las etapas vividas en el Triduo, el canto de la Secuencia, o sea un himno o una suerte de salmo, hará que se escuche solemnemente el anuncio de la resurrección. Y dice así: “Cristo, nuestra esperanza, ha resucitado y nos precede en Galilea”. Esta es la gran afirmación: Cristo ha resucitado. Y en tantos pueblos del mundo, sobre todo en el Este de Europa, la gente se saluda estos días de Pascua, no con un “buenos días” o “buenas tardes”, sino con “Cristo ha resucitado”, para afirmar el gran saludo pascual. “Cristo ha resucitado. Con estas palabras -Cristo ha resucitado- de conmovida exultación culmina el Triduo. No solo contienen un anuncio de alegría y esperanza, sino también un llamamiento a la responsabilidad y a la misión. Y no termina con la “colomba” ( dulce de Pascua italiano n.d.r.) los huevos, las fiestas- aunque todo esto sea hermoso porque es la fiesta de la familia- pero no termina con eso. De ahí comienza el camino a la misión, al anuncio: Cristo ha resucitado. Y este anuncio, al que conduce el Triduo preparándonos para acogerlo, es el centro de nuestra fe y de nuestra esperanza, es el núcleo, es el anuncio, es –la palabra difícil- es el kerygma que continuamente evangeliza a la Iglesia y que ella, a su vez, es enviada a evangelizar.

San Pablo resume el evento pascual en esta frase: “Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado” (1 Cor 5,7), como el cordero. Ha sido inmolado. Por lo tanto, prosigue,  “pasó lo viejo, todo es nuevo” (2 Cor 5:15). Renacido. Y por eso, al principio, se bautizaba la gente el día de Pascua. También por la noche de este sábado yo bautizaré aquí, en San Pedro, ocho personas adultas que comienzan su vida cristiana. Y comienza todo porque habrán nacido otra vez. Y con otra fórmula sintética, explica que Cristo “fue entregado a causa de nuestros pecados y  fue resucitado  para nuestra justificación” (Rom 4:25). El único, el único que nos justifica; el único que nos hace renacer de nuevo es Jesucristo. Ningún otro. Y por eso no hay que pagar nada, porque la justificación –el hacerse justos- es gratuita. Y esta es la grandeza del amor de Jesús; da la vida gratuitamente para hacernos santos, para renovarnos, para perdonarnos. Y este es el núcleo propio de este Triduo Pascual. En el Triduo Pascual, el recuerdo de este evento fundamental se convierte en una celebración llena de gratitud y, al mismo tiempo, renueva en los bautizados el sentido de su nueva condición, que el apóstol Pablo expresa: “Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de allá arriba, […] y no… las de la tierra” (Col 3,1-3). Mirar hacia arriba, mirar al horizonte, ensanchar los horizontes: ¡esta es nuestra fe, esta es nuestra justificación, este es el estado de gracia! Efectivamente, por el Bautismo hemos resurgido con Jesús y hemos muerto a las cosas y a la lógica del mundo; hemos renacido como criaturas nuevas: una realidad que exige convertirse en  existencia concreta día a día.

Un cristiano, si realmente se deja lavar por Cristo, si realmente se deja despojar por Él del hombre viejo para caminar en una nueva vida, aunque siga siendo pecador, -porque todos lo somos- ya no puede ser corrompido; la justificación de Jesús nos salva de la corrupción, somos pecadores pero no corrompidos; ya no puede vivir con la muerte en el alma, ni tampoco puede ser causa de  muerte. Y aquí tengo que decir algo triste y doloroso… Hay cristianos falsos: los que dicen “Jesús ha resucitado”, “yo he sido justificado por Jesús”, estoy en la vida nueva, pero vivo una vida corrupta. Y estos cristianos fingidos acabarán mal. El cristiano, lo repito, es pecador – todos lo somos, yo lo soy- pero tenemos la seguridad de que cuando pedimos perdón el Señor nos perdona. El corrupto finge ser una persona honrada, pero en el fondo de su corazón hay podredumbre. Una vida nueva nos da Jesús. El cristiano no puede vivir con la muerte en el alma, ni tampoco ser causa de muerte. Pensemos –para no ir muy lejos- pensemos en casa, pensemos en los llamados “cristianos mafiosos”. Estos de cristianos no tienen nada: se dicen cristianos, pero llevan la muerte en el alma y a los demás. Recemos por ellos para que el Señor les toque el alma. El prójimo, sobre todo  el más pequeño y el que más sufre, se convierte en el rostro concreto a quien podemos dar el amor que Jesús nos ha dado. Y el mundo se convierte en el espacio de nuestra nueva vida de resucitados. Nosotros hemos resucitado con Jesús: de pie,  con la frente levantada y podemos compartir la humillación de aquellos que todavía  hoy, como Jesús, se hallan en medio del sufrimiento, de la desnudez, de la necesidad, de la soledad, de la muerte, para convertirnos, gracias a Él y con Él, en instrumentos redención y de esperanza, en signos de vida y resurrección. En tantos países –aquí en Italia y también en mi patria- hay la costumbre de que cuando el día de Pascua se oyen las campanas, las mamás, las abuelas, llevan a los niños a lavarse los ojos con el agua, el agua de la vida, como signo para poder ver las cosas de Jesús, las cosas nuevas. En esta Pascua dejémonos lavar el alma, lavar los ojos del alma, para ver las cosas bellas y hacer cosas bellas. ¡Y esto es maravilloso! Esta es la resurrección de Jesús después de su muerte que fue el precio para salvarnos a todos.

Queridos hermanos y hermanas, preparémonos para vivir bien este inminente –empieza mañana- Triduo Santo, para estar cada vez más profundamente insertados en el misterio de Cristo, que murió y resucitó por nosotros. Que nos acompañe en este itinerario espiritual la Virgen Santísima que siguió a Jesús en su pasión –Ella estaba allí, miraba, sufría…- estuvo presente y unida a Él bajo su cruz, pero se avergonzaba de su hijo. ¡Una madre nunca se avergüenza de su hijo! Estaba allí y recibió en su corazón maternal la inmensa alegría de la resurrección. Que ella obtenga para nosotros la gracia de participar desde dentro en las celebraciones de los próximos días, para que nuestro corazón y nuestra vida se transformen verdaderamente.

Y mientras os dejo estos pensamientos, mientras formulo para todos vosotros mis mejores deseos de una feliz y santa Pascua, junto con vuestras comunidades y seres queridos.

Y os aconsejo: en la mañana de Pascua llevad a los niños debajo del grifo y haced que se laven los ojos. Será un signo de cómo ver a Jesús resucitado.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

28/03/2018-09:49
Rosa Die Alcolea

UNIV: El Papa exhorta a la "preparación integral al servicio del hombre"

(ZENIT — 28 marzo 2018).- El Papa ha dado la bienvenida a la Audiencia General, celebrada esta mañana, a los participantes en la Congreso Internacional UNIV, en el 50 aniversario de su fundación.

"Exhorto a todos a vivir los años de formación universitaria como una preparación integral al servicio del hombre, dando testimonio de ello en la alegría y los valores de la fe", han sido las palabras del Santo Padre.

 

`Repensar el futuro'

Francisco ha saludado así a los cientos de jóvenes que participan este año en el UNIV, evento promovido por la Prelatura del Opus Dei, cuyo tema propuesto este año para las actividades de reflexión y debate es Repensar el futuro.

Impulsado en sus inicios por san Josemaría, el UNIV está compuesto por actividades variadas en las que los participantes intercambian ideas sobre problemas sociales, políticos o culturales y participan en los eventos religiosos propios de la Semana Santa en lugares muy relevantes para la fe cristiana, informa la Prelatura del Opus Dei.

La audiencia general con el Santo Padre, la Vía Crucis en el Coliseo o la visita a las huellas artísticas y culturales de los primeros cristianos forman parte de esta experiencia.

En esta ocasión, los jóvenes entregarán al Papa Francisco una colecta que han realizado para destinarla a iniciativas sociales y un mosaico de la Virgen “Mater Ecclesiae” (Madre de la Iglesia) para los cristianos de Siria

 

 

28/03/2018-09:59
Rosa Die Alcolea

Oriente Medio: "Jesús transforma nuestra muerte en resurrección"

(ZENIT — 28 marzo 2018).- "Jesús, muriendo en la cruz, nos da vida, transforma nuestro pecado en perdón, nuestra muerte en resurrección, nuestro miedo en la confianza", ha dicho el Papa Francisco.

Francisco ha dirigido un saludo a los peregrinos de habla árabe, especialmente a los de Oriente Medio, en la Audiencia General, celebrada este Miércoles Santo, 28 de marzo de 2018, en la plaza de San Pedro.

"Queridos hermanos y hermanas —les ha invitado el Santo Padre— en estos días de amor abracemos el misterio de Jesús que, muriendo en la cruz, nos da vida, transforma nuestro pecado en perdón, nuestra muerte en resurrección, nuestro miedo en la confianza".

Así, el Papa ha felicitado a todos la Pascua: "¡El Señor os bendiga!".

 

 

28/03/2018-17:00
Redacción

Estados Unidos: El Papa nombra obispo auxiliar de San Francisco a Robert F. Cristiano

(ZENIT —El Santo Padre ha nombrado obispo Auxiliar de San Francisco (EE. UU.), al reverendo Robert F. Christian, de la Provincia "Holy Name", hasta ahora Decano de Estudio de la "Western Dominican Province", asignándole la sede titular episcopal de Giru di Marcello.

 

P. Robert Francis Christian

El reverendo P. Robert F. Christian, de la Orden de los Predicadores, nació en San Francisco, California el 2 de diciembre de 1948. Asistió a la "Saint Ignatius High School" en San Francisco (1962-1966) y obtuvo un Bachillerato en Literatura inglesa en la " University of Santa Clara" en California (1966-1968 y 1969-1970). En esa época también estudiaba en la "Gonzaga University" en Florencia, Italia (1968-1969).

En 1970 entró en la Orden de Predicadores y completó sus estudios eclesiásticos en el " Saint Albert College" y la "Dominican School of Philosophy and Theology"en Oakland (1971-1974 y 1975-1977).

En 1974 pronunció los votos solemnes. Asistió a la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino en Roma (1974-1975) y luego sirvió en una residencia académica en la "Saint Dominic Parish" en San Francisco (1975-1976).

Fue ordenado sacerdote de la Orden de Predicadores el 4 de junio de 1976.

Después de la ordenación, fue profesor del "Dominican College" en San Rafael (1976-1979) y luego desempeñó el ministerio parroquial en la "Blessed Sacrament" en Seattle, Washington (1984-1985). Obtuvo la Licencia (1981) y el Doctorado en Teología (1984) en la Universidad Pontificia de Santo Tomás en Roma y luego fue profesor de la misma Universidad (1985-1997). De 1997 a 1999 fue socius, vicario y administrador de la "Western Dominican Province", profesor universitario en la "Graduate Theological Union" en Berkeley (California) y miembro del "Clergy Education Board "de la archidiócesis de San Francisco. Fue Vicedecano de la Universidad Pontificia de Santo Tomás en Roma (1999-2014). Después de un año sabático, desde 2015 es Maestro de los estudiantes de la " Western Dominican Province ". Ha sido prior de la comunidad dominicana en el Angelicum en Roma, así como también socius y Delegado del Capítulo Provincial Dominico.

Fue Peritus en el Sínodo de los Obispos sobre la Formación Sacerdotal (1990). Es miembro de la "Anglican-Roman Catholic International Commission""y desde 2013 Consultor del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Además de inglés, sabe italiano, francés, latín y español.

 

 

28/03/2018-16:47
Redacción

Brasil: Mons. Rubens Sevilha es nombrado obispo de Bauru

(ZENIT — 28 marzo 2018).- El Papa ha nombrado obispo de la diócesis de Bauru (Brasil) a Mons. Rubens Sevilha, carmelita descalzo, hasta ahora obispo titular de Idassa y auxiliar de la archidiócesis de Vitória.

Así lo ha comunicado la Santa Sede este miércoles, 28 de marzo de 2018, en un comunicado.

El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Bauru (Brasil) presentada por Mons. Caetano Ferrari, franciscano.

 

Mons. Rubens Sevilha

Mons. Rubens Sevilha nació el 27 de septiembre de 1959 en Tarabai, en la diócesis de Presidente Prudente, en el estado de Sáo Paulo. Completó sus estudios de Filosofía en la Facultad Filosófica Nossa Senhora Medianeira en Sáo Paulo (1980-1982) y los de Teología en la Pontificia Facultad Teológica Teresianum de Roma (1982-1985).

Hizo su profesión religiosa en la Orden de los Carmelitas Descalzos el 5 de febrero de 1980 y fue ordenado sacerdote el 19 de octubre de 1985.

Dentro de su Orden ha ocupado los siguientes cargos: Maestro de postulantes y vicario parroquial en Caratinga-MG (1987-1989); Maestro de novicios en Sáo Roque-SP (1990-1993), Provincial de la Provincia de Sáo José con sede en Sáo Paulo (1994-1996, 2011), Superior del convento y párroco de Santa Terezinha en la archidiócesis de Sáo Paulo (1997-2002, 2008-2011), Superior del convento y párroco de Santa Terezinha en la archidiócesis de Sáo Sebastiáo do Rio de Janeiro (2003-2005),asistente religioso de la Asociación Santa Teresa de Jesús de las Carmelitas Descalzas (1996-2010); consejero provincial de la Provincia Carmelitana de Sáo José (2008-2011).

El 21 de diciembre de 2011 fue nombrado obispo titular de Idassa y auxiliar de la archidiócesis de Vitória, recibiendo la ordenación episcopal el 18 de marzo de 2012.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

28/03/2018-07:24
Antonio Rivero

Padre Antonio Rivero: "La Pascua es un estilo de vida"

DOMINGO DE PASCUA

Ciclo B

Textos: Hech 10, 34.37-43; Col 3, 1-4; Jn 20, 1-9

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Vivamos una vida pascual, pues hay en nosotros un deseo de ser inmortales.

Síntesis del mensaje: Pascua es mucho más que una fiesta o tiempo litúrgico. Es un estilo de vida, un modo de pensar, de sentir, de querer, de actuar, de hablar, que comienza aquí en la tierra y se prolonga en la eternidad. Pascua es compromiso a una vida nueva con Cristo Resucitado, que implica un morir al hombre viejo y un vivir según el hombre nuevo. Y este compromiso comenzó el día del bautismo. Y se prolonga en la eternidad.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, antes de la Pascua los apóstoles actuaban de modo muy humano en su vida. Pensaban con categorías humanas. Reaccionaban y se comportaban muy humanamente. Buscaban sólo las cosas de aquí abajo, como nos recuerda hoy san Pablo en su carta a los colosenses. Ahora entendemos tantos defectos de estos apóstoles de Jesús: sus envidias y ambiciones, sus riñas e intransigencias, sus flaquezas y debilidades, miedos y cobardías. La resurrección de Cristo les dio la fuerza, el coraje, la valentía que necesitaban para llevar una vida nueva de mayor entrega a los demás, una energía para el bien, mayor valentía en la lucha contra el mal, una fe y esperanza más firmes. Y después de la resurrección se lanzaron a ser testigos de la resurrección de Cristo por todo el mundo con osadía, hasta sufrir el martirio por Él. Sí, por convencidos predicaron esa resurrección que ellos presenciaron; por predicarla, se la jugaron y, por jugarse la vida, la perdieron, dando su sangre por Cristo. Y ahora viven eternamente esa vida del Resucitado.

En segundo lugar, por la fuerza del testimonio y de la vida de estos apóstoles, tras ellos corrieron a la fe millones de todas las razas, siglos, culturas, continentes, civilizaciones...por dos mil años, como héroes. Y también cambiaron de vida. De una vida tal vez disipada, a una vida buena. De una vida buena, a una mejor. De una vida mejor, a una vida santa. Esto es vivir según la Pascua. Que hablen santa María Magdalena y san Agustín, que hablen santa Catalina de Sena y san Bernardo de Claraval; que hablen santa Teresa y san Ignacio de Loyola. Y que hable cada uno de nosotros. Cada año entramos en el sepulcro como san Juan: "vemos y creemos". Y gracias a esa fe podemos vivir una vida nueva, por haber muerto al hombre viejo y pasional.

Finalmente, para quienes vivan como dijo el poeta alemán Hans Thomma: "Vengo y no sé de dónde, soy y no sé quién, vivo sin saber cuánto, muero y no sé cuándo, marcho sin saber adónde, me maravilla ser feliz", yo sí les sé responder: Cristo resucitado da la respuesta; es más, Él es la respuesta. ¿Y si la resurrección es mentira? Confieso que no tengo una sola razón filosófica para rechazar esa ocurrencia, pero desafío a cualquiera a que me enseñe una para refutarla. ¿Y si la resurrección es verdad? Confieso que no tengo una sola razón filosófica para demostrarla, pero desafío a cualquiera a que me enseñe una sola para refutarla. Yo no tengo razones humanas. Pero tengo razón: los testimonios, vidas heroicas, muertes soberanas, de los testigos del resucitado. Y cuando doce hombres y, millones después, mueren por alguien es que mueren por algo: por la verdad. ¿Quién da más? Llevamos dentro el ansia de una vida nueva y el deseo de ser inmortales.

Para reflexionar: ¿Se nota en mí la vida nueva de Cristo resucitado? ¿En qué: en mis pensamientos limpios y nobles, en mis afectos ordenados y puros, en mis palabras sinceras y auténticas, en mis decisiones honestas y rectas?

Para rezar: Señor, que también yo dé testimonio de tu resurrección para que los que me rodean crean que Tú estás vivo y te sigan.

 

 

28/03/2018-06:28
Isabel Orellana Vilches

Beato Bertoldo del Monte Carmelo (Bartolomé Avogadro), 29 de marzo

«En los umbrales del Carmelo se halla la figura de este beato que defendió la fe en Tierra Santa y cinceló con su vida una hermosa ofrenda de amor a la Virgen María»

No es fácil reconstruir los hechos de instituciones religiosas tan vetustas como la del Carmelo, identificando los pilares que sostuvieron su primera andadura. Sin embargo, siempre hay alguna pista que merece la pena rastrear, indicios que esta insigne orden primitiva, que tanta gloria viene dando a la Iglesia, consigna en sus anales puntualizando aspectos que han de tenerse en cuenta. El beato Bertoldo, cuya su vida aparece envuelta en cierta neblina, fue uno de los artífices de la misma.

Se sabe que era francés, que pudo venir al mundo en el seno de una noble familia, y que su existencia discurrió a lo largo del siglo XII, ya que habría nacido a finales del siglo Xl. Mientras que algunos le han atribuido la fundación de la orden carmelita, la voz autorizada de estos religiosos solo reconocen en él a su primer maestro general. Cuando Bertoldo —de nombre de pila Bartolomé— llegó a Monte Carmelo, los primeros integrantes hacía un tiempo que gozaban de la vida eremítica. Un flujo incesante de cruzados dispuestos a dar su vida para defender la fe fue una de las características de la época. Muchos jóvenes aguerridos se sumaban a la contienda con este único fin. Era un alto honor que no quisieron eludir. Bertoldo, que se había formado teológicamente en la universidad de París y había sido ordenado sacerdote, se sintió llamado a empuñar las armas contra los infieles. Jerusalén era el objetivo. Allí se dirigía junto a su tío Aimerico, luego primer patriarca de Antioquia, cuando esta ciudad fue tomada por aquéllos. Posiblemente en el fragor de la batalla, es un hecho que no está comprobado, se le pudo dar a entender por revelación que la enconada lucha que se libraba había sido desencadenada por la impenitencia de los soldados cristianos. Bertoldo hizo entonces solemne promesa de consagrarse a la vida religiosa, dedicándola a la Virgen María, si salían sanos y salvos. Obtuvieron el triunfo y emitió los votos.

La cuestión es que pudo llegar a Monte Carmelo, y seducido por la vida eremítica se estableció allí junto a un nutrido grupo de compañeros configurando en 1154 una comunidad cenobítica. Gozaban del favor eclesiástico ya que en 1141 el patriarca de Jerusalén había reformado las órdenes monásticas. Era un momento propicio para ellas. Abrió una veda fértil que dio incontables vocaciones. La capilla que erigieron en las proximidades de la «fuente de Elías», poblada por anacoretas, fue dedicada inicialmente a Nuestra Señora del Monte Carmelo. Su presencia revitalizó el espíritu de oración, meditación y ayuno característico de los primeros integrantes de la orden carmelita que tenían su origen en el profeta Elías. Por esa razón, también se le ha considerado «restaurador» de la misma. El grupo tomó el nombre de Hermanos de Santa María del Monte Carmelo. Siendo Aimerico patriarca de Antioquia visitó el lugar. Iba como legado ad latere de la Santa Sede para Tierra Santa, y designó a Bertoldo de Malefaida primer prior general de los carmelitas. Éste impulsó la creación y reconstrucción de monasterios. De hecho, se le atribuye la expansión de la Orden por otros rincones de Palestina, que luego se extendería por Europa. Es lo que se desprende de la información que Pedro Emiliano proporcionó al monarca Eduardo I de Inglaterra en una carta que le remitió en 1281.

Dios pudo querer consolar el afligido corazón de Bertoldo por las feroces luchas que no tenían tregua y que iban diezmando la comunidad. Le permitió ver cómo entraban en la gloria escoltados por ángeles un importante número de hermanos que habían derramado su sangre en defensa de la fe cristiana sucumbiendo a manos de los sarracenos. De este favor dio cuenta el historiador de la Orden, Paleonidoro. Bertoldo murió el 29 de marzo de 1195. Durante cuarenta y cinco años había dirigido sabiamente a las comunidades manteniendo vivo el amor a la Virgen. Y las huellas del carisma carmelitano se hallaban presentes en las obras que habían emprendido: monasterios en Acre, Tiro y el de Beaulieu en Líbano, una capilla en Sarepta, un hospicio en Jerusalén, etc., además de haber sembrado de comunidades el entorno del Jordán. Tras el deceso de Bertoldo, Alberto, patriarca de Jerusalén, entregó la regla a sus seguidores basada en la contemplación, la meditación sobre las Sagradas Escrituras y el trabajo. Tomando el testigo, Brocardo sustituyó al beato como segundo prior general. Era uno de los carmelitas que había sido formado por aquél gozando de su confianza. El culto dedicado a Bertoldo se fijó en 1564 por el capítulo general de la Orden. Y tras el periodo comprendido entre 1585, fecha en la que su nombre se extrajo del breviario que había sido reformado, en 1609 volvió a consignarse en él.