Los expresidentes de Colombia, Andrés Pastrana, y Bolivia,
Jorge Tuto Quiroga, han enviado este miércoles una
carta al papa Francisco para que interceda ante el
presidente Nicolás Maduro y convoque elecciones libres en
Venezuela, sin opositores políticos encarcelados.
Coincidiendo con la audiencia privada que el Santo Padre
concederá a Maduro el próximo domingo en el Vaticano, Pastrana
y Quiroga, en nombre de más de 30 ex-mandatarios que
suscribieron las declaraciones de
Panamá y
Caracas, dicen en su misiva que recurren al Pontífice
porque es la única persona “que puede interceder ante el
presidente de Venezuela para que convoque elecciones libres”.
En otro párrafo de la carta, los firmantes justifican su
petición al Papa porque ha sido la única persona capaz de
romper “muros que por décadas separaron a Estados Unidos y
Cuba, acabando con los últimos vestigios de la Guerra Fría.
Estamos convencidos de que usted podrá restablecer la
concordia, la paz y armonía en Venezuela y lograr el milagro
de que la tierra de Bolívar recupere la libertad y democracia
plena que les legó el Libertador”.
La semana pasada, Andrés Pastrana y Jorge Quiroga viajaron
a Caracas para visitar a los presos Leopoldo López y Andrés
Ceballos, que se encuentran en huelga de hambre desde hace
quince días. Ambos han empezado a mostrar signos de un grave
deterioro físico. “Su Santidad, ¿sería posible que en su
Argentina natal la opositora Elisa Carrió o Mauricio Macri
(alcalde de Buenos Aires) estén bajo arresto domiciliario o en
una cárcel inhumana?”, preguntan los autores de la misiva.
En un largo y respetuoso mensaje a Francisco, los
expresidentes aseguran que recurren a él “en nombre de Lilian,
Mitzy, Patricia (las esposas de los encarcelados Leopoldo
López, Antonio Ledezma y Daniel Ceballo) --además de sus
hijos-- y decenas de otras mujeres más que lloran por sus
familiares y sufren por su patria. Recurrimos a usted porque
los presos en huelga de hambre piden algo legítimo, algo que
sería normal en cualquier país: que se fije fecha para las
elecciones parlamentarias programadas para este año; que se
cuente con observación internacional calificada; y que se
lleven adelante sin presos, sin censura ni represión”.
“Usted siempre pide que 'oren por mí'. Siempre lo hacemos.
Este domingo, 7 de junio, oraremos por usted y por nuestra
querida Venezuela. Nos despedimos con profunda admiración y
respeto eterno”, concluye la carta de Andrés Pastrana y Jorge
Quiroga.
Por su parte, la comisión de Justicia y Paz de la
Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) ha pedido este jueves a
las autoridades del país
en un comunicado, que permitan que representantes de este
organismo visiten a los políticos presos, en especial a Daniel
Ceballos, que se encuentra en huelga de hambre desde hace dos
semanas.
A continuación publicamos el texto íntegro de la misiva que
los expresidentes de Colombia y Bolivia han remitido al Papa:
"Beatísimo Padre:
Nuestra hermana República Bolivariana de Venezuela enfrenta
una dramática situación económica que está provocando una
angustia social colectiva. Ante este escenario, en lugar de
buscar la concordia y el entendimiento, el Gobierno actual
reprimió violentamente las legítimas protestas populares,
criminalizó la oposición política y amordazó la poca prensa
libre, violando todas las convenciones democráticas de las
cuales esta nación es signataria.
La Conferencia Episcopal ha señalado que Venezuela enfrenta
un problema sistémico. Es así y este se origina en la
destrucción del aparato productivo, a través de expropiaciones
y confiscaciones en los últimos años, que hoy han sumido a ese
hermano país en una ciénaga mono-exportadora petrolera,
completamente dependiente de las importaciones para abastecer
las necesidades de consumo de sus ciudadanos. La ineficiencia
gubernamental ha reducido la producción de petróleo, que
combinada con la caída del precio internacional, han reducido
el ingreso de divisas para Venezuela, restringiendo la
disponibilidad de dólares para importar comida, medicamentos y
suministros básicos.
La respuesta del gobierno fue establecer un sistema
cambiario diferenciado que significa que hoy, como en ningún
lugar del mundo, los que gozan de conexiones e influencia
gubernamental pueden adquirir dólares NO a 100 centavos, sino
a 2 o 3 centavos para compras “esenciales”, o empresarios con
acceso al gobierno pueden comprarlos a menos de 50 centavos.
Este incentivo perverso, más la circulación masiva de moneda
local para pagar una burocracia parasitaria, permite a los
poderosos y conectados acaparar las escasas divisas, dejando
al pueblo expuesto a una escalada de precios y sin
abastecimiento de productos esenciales. Esto genera colas
interminables en los mercados, desata una inflación que devora
bolsillos y carteras, y una zozobra permanente en un pueblo
que no tiene harina para los hambrientos, medicinas para los
enfermos ni seguridad contra la delincuencia. Esta es una
tragedia económica y social que ese digno pueblo NO merece.
Una situación como la sintéticamente descrita,
desencadenaría protestas populares en cualquier país del
mundo. En Venezuela también. La respuesta del gobierno no fue
buscar soluciones concertadas, sino buscar a quien culpar y
como acallar la información incómoda. Sólo en el último año y
medio murieron decenas de venezolanos producto de la brutal
represión, siguen encarcelados decenas de opositores por
protestar y 22 periodistas están arraigados -sin ser
escuchados- por el delito de reproducir una noticia
internacional.
Su Santidad, ¿sería concebible que en su natal Argentina la
opositora Elisa Carrió (como Leopoldo López en Venezuela) esté
bajo arresto en una guarnición militar más de 15 meses? ¿Sería
posible que el alcalde opositor Mauricio Macri (como el
alcalde Ledezma de Caracas o Ceballos de San Cristóbal) esté
bajo arresto domiciliario sin visitas, o en una cárcel
inhumana? ¿Sería posible que 22 periodistas vean sus
libertades restringidas por REPRODUCIR y PUBLICAR una noticia
de un periódico español? NO sería posible en su país ni en
cualquier democracia plena que se precie de ser tal. Lo
doloroso es que mientras todo esto ocurre en Venezuela, la
comunidad democrática hemisférica y los organismos
multilaterales miran, contemporizan y callan.
Ese silencio es cómplice y por eso recurrimos a usted.
Recurrimos a Su Santidad porque Usted es el referente moral
más grande del planeta. Recurrimos a Usted porque después de
realizar una visita humanitaria a Venezuela para ver a los
presos políticos, constatamos que ellos están inaccesibles, en
condiciones inhumanas, en huelga de hambre y que sus vidas
están en riesgo; verificamos que sus familiares sufren, la
democracia está al borde del colapso y la libertad
secuestrada.
Recurrimos a Usted en nombre de más de 30 ex-Presidentes
que suscribimos las Declaraciones de Panamá y Caracas, las que
adjuntamos a esta misiva. Pero, más importante, recurrimos a
Usted en nombre de Lilian, Mitzy, Patricia –además de sus
hijos- y decenas de otras mujeres que lloran por sus
familiares y sufren por su Patria. Recurrimos a usted porque
los presos en huelga de hambre piden algo legítimo, algo que
sería NORMAL en cualquiera de nuestros países: que se fije
fecha para las elecciones parlamentarias programadas para este
año; que se cuente con observación internacional calificada; y
que se lleven adelante SIN presos, SIN censura, ni represión.
Recurrimos a Usted porque es el único que puede interceder
ante el presidente de Venezuela este venidero 7 de junio, para
que el presidente Maduro convoque estos comicios libres y
transparentes, con observación internacional, sin mordaza
mediática ni opositores encarcelados.
Si Su Santidad rompió muros que por décadas separaron a
Estados Unidos y Cuba, acabando con los últimos vestigios de
la Guerra Fría, estamos convencidos que Usted podrá
restablecer la concordia, paz y armonía en Venezuela y lograr
el milagro que la tierra de Bolívar recupere la libertad y
democracia plena que les legó el Libertador.
Usted siempre pide que “oren por mí”. Siempre lo hacemos.
Este domingo 7 de junio oraremos por Usted y por nuestra
querida Venezuela. Nos despedimos con profunda admiración y
respeto eterno".