El Papa Francisco recibió en la mañana del pasado lunes, 1 de diciembre, a los prelados de la Conferencia Episcopal de Suiza al final de su visita “ad Limina” a los que entregó un discurso. En el texto, el Santo Padre habla de la larga tradición cristiana del país y de la responsabilidad de los obispos de mantener una fuerte fe en su tierra.
”Sin una fe viva en Cristo resucitado -escribe- las hermosas
iglesias y monasterios terminan convirtiéndose poco a poco en
museos; todas las obras dignas de alabanza y las instituciones
pierden su alma dejando sólo entornos vacíos y personas
abandonadas . La misión que se os ha confiado es pastorear el
rebaño, caminando. según las circunstancias, delante, en medio o
detrás…. El pueblo de Dios no puede subsistir sin sus pastores,
obispos y sacerdotes; el Señor ha dado a la Iglesia el don de la
sucesión apostólica al servicio de la unidad de la fe y de su
transmisión completa”.
El Pontífice anima a los eclesiásticos a continuar sus esfuerzos
en la formación de los seminaristas, ”un reto para el futuro de
la Iglesia”, y les invita a prestar atención a sus sacerdotes,
sobre todo cuando se alejan u olvidan el significado de la
paternidad episcopal. ”Un dialogo humilde, verdadero y fraterno
-observa- a menudo permite un nuevo comienzo”. También les pide
que aprecien el apoyo y compromiso de los laicos diferenciando
bien el trabajo de sacerdocio común de los fieles y el
sacerdocio de servicio y que seleccionen con esmero a los
catequistas y formadores para que los laicos puedan integrarse
realmente en la vida de la Iglesia siguiendo un camino que
comienza en el bautismo.
”La Iglesia -recuerda Francisco- procede de Pentecostés… cuando
los apóstoles salieron y empezaron a hablar en todas las
lenguas, manifestando así a todos los hombres, por la fuerza del
Espíritu Santo, su fe viva en Cristo resucitado. El Redentor nos
invita siempre a anunciar la Buena Nueva sin dejarnos llevar por
los caprichos humanos”. Finalmente imparte la bendición
apostólica y manifiesta el deseo de que los obispos suizos
puedan seguir cultivando con diligencia y paciencia el campo de
Dios, manteniendo la pasión por la verdad, y los alienta a
proseguir juntos el camino, confiando el futuro de la
evangelización de su país a la Virgen María y a la intercesión
de San Nicolás de Flue, San Mauricio y sus compañeros.