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La corrupción no es cuestión de siglas

 

Gervasio Portilla | 14.03.2016


Se acuerdan cuando algunos, ponían como ejemplo al que fuera presidente de Brasil Lula da Silva, se comentaba en todos los medios, su gran gestión y su gran labor social.

No es cuestión de poner en duda lo bueno que hizo Lula, que lo hizo sin duda y negarlo sería mentir; sin embargo, el descontrol del gasto y la corrupción unido en su gobierno y en su entorno de manera extraordinaria; saltando el caso Petrobras, la petrolera brasileña, que parece ser sirvió de instrumento para que el entorno de Lula se enriqueciera de manera obscena y que ha hecho, que cuando han llegado las “vacas flacas” el pueblo brasileño se sienta estafado.

La corrupción, no es cosa de derecha, izquierda o centro; es cuestión de comportamientos humanos y no de siglas; si esto se tuviera claro, nadie utilizaría la corrupción como arma política entre partidos.

Se podría decir aquello de que “en todos los sitios cuecen habas y en mi casa a calderadas”.

O la frase evangélica, de que “el que esté libre de pecado arroje la última piedra”.

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista