HABLAR DE RESIDENCIAS SIN DAR SOLUCIONES URGENTES

 

 

Miguel del Río | 18.01.2022


 

 

 

 

 

Coincidiendo con el fallecimiento por Coronavirus de miles de ancianos dentro de sus residencias, pronto se hablaría de cambiar el modelo actual, por otro nuevo y más transparente. El tiempo pasa, la desgracia se ceba nuevamente con nuestros mayores, pero nada se ha hecho, aún, para mejorar determinadas condiciones de muchos de estos centros, sean de carácter público (peor) o privado. Lo único real es la frenética construcción de nuevos proyectos dentro del sector tercera edad, que repiten el aspecto de moles gélidas, alejadas completamente de la fisonomía de hogar que se pretende, algo para lo que se necesitan primero normas, inexistentes.

Incluso antes de la declaración oficial de que estábamos en pandemia, este periódico siempre ha dedicado grandes espacios a todo lo relacionado con la tercera edad, los pensionistas y también, por supuesto, a las residencias de mayores. Poquitos medios como El Diario Cantabria destacan, inmersos de nuevo en momentos sanitarios críticos, cómo los contagios y muertes por Covid se han multiplicado nuevamente, y golpean de manera tan injusta a nuestros ancianos, como ya ocurrió con miles de casos y defunciones en 2020.

Dentro de la historia de la mala gestión del Coronavirus van a quedar penosas imágenes. Ninguna parecida a todo lo ocurrido en los centros de mayores, la elevada cifra de fallecidos (más de 30.000), y la indefensión ante lo ocurrido de usuarios y familiares, muchos de los cuales buscan en la actualidad respuestas en los tribunales. Se anunció entonces que España, su Gobierno principalmente y los de las diferentes comunidades autónomas, debían acometer una seria reforma de su sistema asistencial, referido en concreto a las condiciones de gestión de las residencias de mayores, fueran públicas o privadas.

El 13 de marzo de 2020 se decretaba el estado de alarma en todo el país, han pasado casi dos años desde entonces, y el momento actual en las residencias vuelve a ser calamitoso. De los compromisos con respecto a acelerar cambiosuna mayor inspección, que los resultados sean públicos, y que los centros empiecen a abandonar el aspecto de hospital para parecerse a hogares-, si te he visto ni me acuerdo.

Ante el panorama de parálisis, Comisiones Obreras ha pedido una auditoria pública que esclarezca lo que el sindicato considera un escandaloso exceso de mortandad entre las personas mayores residentes en estos centros. Esta petición concreta viene a demostrar que, aunque se pretenda lo contrario, el debate social y búsqueda de responsabilidades ante mucho de lo ocurrido dentro del Covid, sigue muy vivo. Lo mismo se puede decir de la necesidad de impulsar esos cambios urgentes planteados, y no demorarlos ni un día más.

El virus y sus diferentes variantes han dejado ya muy claro, aunque muchos no se quieran dar por enterados, que no hay ningún escenario totalmente seguro, como pueda ser la normalidad en hospitales o residencias de mayores, cuya situación en enero de 2022 vuelve a ser altamente complicada. Los vaivenes del Coronavirus, su comportamiento en definitiva, deberían contar después de dos años con protocolos de actuación, universal, bien definidos y eficaces. No es así. En las residencias de mayores tenemos lamentablemente un ejemplo.

Igualmente, sobre lo deseable de hacer de las residencias algo lo más parecido a hogares, España no está siendo precisamente espejo en el que mirarse. Hay todo un boom de construcción de residencias privadas, con precios mensuales desorbitados, cuya fisonomía exterior e interior no se parecen en nada a hogares. Por eso, sino hay cambios en el modelo actual, tampoco prisa por hacer nada, y no paran de llevarse a cabo proyectos empresariales en este campo, no entiendo que se planteen promesas que está claro no se van a cumplir. Más bien parece que solo se trata de replicar las criticas habidas, antes y ahora, sobre lo que está pasando dentro de las residencias con el Covid-19. Los miles de ancianos muertos, bien merecen esa auditoria que se pide. También queda aprender de los errores para que algo así no vuelva a suceder, en el caso de que volviéramos a vivir una pesadilla como la actual. No olvidemos que aunque cada vez se aprecia más el intento de sectores concretos (económicos ante todo) de dar carpetazo al Coronavirus, los hechos son tozudos, y demuestran que seguimos teniendo un gran problema para su control definitivo. Tan solo hay que ver lo mal que hemos terminado 2021 y lo peor que empezamos 2022. Y también se vuelve a hablar de lista de fallecidos diarios, en su mayoría ancianos, muchos de ellos residentes en centros de mayores. Cuando se dice eso de “no os olvidaremos”, la mejor manera de demostrarlo es mediante la investigación exhaustiva de todos los hechos, ¿qué falló?.

 

 

Miguel del Río