El Covid y una realidad insegura para nuestros mayores

 

 

Miguel del Río | 07.02.2021


 

 

 

 

 

Los malos datos que siguen llegando a diario del Covid-19 dentro de las residencias de mayores españolas, hablan por sí solos de lo mucho que queda por hacer, hasta alcanzar una mayor seguridad que ahora genera demasiadas dudas. El asunto y todo lo sucedido llevan a duras críticas por parte de Amnistía o Médicos sin Fronteras. Cuando el río suena, agua lleva. O lo que es lo mismo: hay que ponerse a trabajar más duro, para mejorar los déficits que puedan tener estos centros. Desde 2020 se han interpuesto cientos de denuncias, por parte de familias que consideran injusto el final de sus seres queridos.

 

Si hay un país y unos ciudadanos olvidadizos, España y los españoles destacamos con nota, por hablar mucho y, en cambio, hacer poco o nada. En las citas y comparecencias públicas para hablar de tragedias o la pérdida de personas que destacaron en vida por su labor, hechos o gestos encomiables hacia los demás, resulta muy socorrido introducir en los discursos esa frase de que nunca olvidaremos o les olvidaremos, pero no pasan de ser bonitas palabras, que con el tiempo caen en saco roto. Esta manera de abrirme paso ante lo que voy a tratar hoy, tiene que ver con la sucesión de promesas incumplidas.

Mentalmente, porque no hay otra manera, vamos a retroceder a marzo de 2020. Es en el primer semestre de 2020 cuando el Covid irrumpe en escena de forma devastadora. Pese a lo que se diga fruto de la propaganda,  ningún país del mundo estaba preparado para semejante pandemia, y tampoco se contaba con planes o protocolos escritos sobre cómo actuar en situaciones semejantes. España no es una excepción. El coronavirus se ceba especialmente con la población mayor, y el campo de batalla sanitaria se fija  en las residencias de ancianos, y en los hospitales desbordados al tener que tratar tantos casos de coronavirus, para los que no hay cura rápida ni soluciones mágicas. Estábamos aún lejos de la vacuna actual, y la suerte va a jugar, en un primer momento, un papel decisivo para el paciente Covid. A día de hoy, el resultado son 2,3 millones de muertos en todo el mundo, de 80.000 se habla aquí, y la lista está engrosada en su mayoría por personas de avanzada edad (27.524 pertenecen a residencias de ancianos españolas).

Visto aquel panorama del año pasado, en este 2021 seguimos parecido. Pero entonces se dijo desde las instancias oficiales, Gobiernos preferentemente, que había que acometer un plan de revisión profunda de la actuación seguida respecto al Covid dentro de las residencias de ancianos. ¿Palabras también? El hecho es que todo lo ocurrido en este sentido en la denominada primera ola del Coronavirus, tendría que estar solucionado a estas alturas de la enfermedad, y no es así. En el momento sanitario tan delicado que revivimos, los datos y las cifras de positivos y muertos indican que nuestros mayores no están aún todo lo seguros que debieran dentro de los complejos asistenciales, públicos, concertados o privados, en que viven.

 

“Las cifras de muertos indican que nuestros mayores no están aún seguros dentro de complejos asistenciales, públicos o privados, en que viven”

 

Cuando dejemos atrás la pandemia, será preciso actualizar, mejorar y, si es necesario, revolucionar muchos aspectos del sistema de bienestar del siglo XX que han quedado obsoletos. Los protocolos a seguir dentro de las residencias de mayores es uno de estos aspectos. La crisis del Covid ha puesto de manifestó que el personal de las residencias españolas se vio superado y sin recursos médicos. Se supo incluso por el Ministerio de Defensa que el Ejército había encontrado ancianos fallecidos por Covid conviviendo con otros residentes.

Más datos que hay que tener muy en cuenta de cara al futuro, aunque no prosperen las causas judiciales interpuestas por familiares de los ancianos muertos. Desde marzo de 2020 se han producido 441 diligencias penales, aunque muchas de ellas han sido archivadas. No quiero pararme tanto en este último hecho como en el contenido, el porqué de tantas denuncias, que incluso han movilizado a importantes organizaciones de carácter humanitario y sanitario como son Amnistía o Médicos Sin Fronteras. Pues bien, los familiares de los ancianos fallecidos en muchas residencias se han personado en los juzgados de toda España con denuncias de homicidio por imprudencia, por el funcionamiento y la situación calamitosa de algunos de estos centros, por posibles delitos contra la salud de los trabajadores, por abandono de familia, por prevaricación y por rechazo de traslado a UCI. Todo ello resulta espeluznante.

Incido en que una cosa es que no prosperen, y otra muy distinta que no se tenga en cuenta todo este historial del Covid y las residencias de mayores en España. El Gobierno central ha trasladado a los autonómicos la mayor vigilancia de los geriátricos y su coordinación con los sistemas sanitarios públicos. También pide que las regiones dispongan de planes de contingencia por Covid, así como de mayor y mejor organización, prevención e higiene en relación con los trabajadores, usuarios y visitantes a las residencias. Suena bien, pero falta un aspecto esencial: comprobarlo. Si como ocurre en el momento actual, las residencias siguen siendo un gran foco dentro del Coronavirus, es que las cosas aún no se hacen como pide el Ministerio de Sanidad, se está en ello o, lo peor imaginable, no se actúa como es debido dentro de la grave situación sanitaria que padecemos. Es cierto que la vacuna trae tranquilidad. Si a eso se suma hacer las cosas, en todo momento, como es debido, mejor que mejor para todos, pero especialmente para nuestros mayores.

 

“Familiares de ancianos fallecidos en muchas residencias se han personado en juzgados de toda España con denuncias por posibles delitos”

 

 

Miguel del Río