Veraneo en Groenlandia, con Plácido y los políticos

 

 

Miguel del Río | 18.08.2019


 

 

La sequía de noticias en agosto, por merecido descanso, es cosa ya del pasado. Tres impactos informativos en el mes que lleva el nombre del emperador romano Octavio Augusto lo ponen de manifiesto: Trump quiera comprar Groenlandia, Plácido Domingo es señalado por acoso sexual, y nuestros políticos, a falta de presidente y Gobierno nombrados, son criticados por tomarse vacaciones.

 

Por una vez, puede que Donald Trump haya interpretado bien las señales del abundante surrealismo que nos invade, de ahí que aproveche esa extravagante personalidad de magnate ricachón para desembocar en su oferta de comprar Groenlandia. El avance de lo irracional (surrealismo) genera incluso que los agostos ya no sean informativamente como antaño, en que los periodistas debíamos tener noticias de reserva, ante la sequía de información y actualidad que se avecinaba durante el octavo mes del año. Ahora ya nada es igual. Lo mismo surge esto raro del Ártico, que las acusaciones de acoso sexual al tenor español Plácido Domingo, que se disparan flechas envenenadas en contra de que nuestros políticos se tomen vacaciones, sin que aún haya un Gobierno que coja el timón de la gestión nacional.

Como no quiero escribir sobre una sola cosa, permítanme elegir el comodín de las tres cuestiones, y entrar a opinar brevemente sobre cada una. A fin de cuentas, los promotores de estas noticias es lo que pretenden: que mordamos el anzuelo y hablamos por los codos sobre cada asunto.

Empiezo por la isla de Groenlandia. Hace cuatro días, este territorio estaba más solo que la una en el mapa. Comprar aquel rico y protegido enclave helado al Reino de Dinamarca no es otra cosa que desviar inteligentemente la atención de todo lo que está pasando en Estados Unidos, con sus guerras comerciales, desprecios a Europa y sus dirigentes, y creciente violencia interior derivada del racismo y las diferencias sociales que impulsa el discurso del inquilino de la Casa Blanca. El Show de Trump, a través de la televisión y Twitter, no es otra cosa que un regreso a la política rancia del enfrentamiento de bloques, rearme, Guerra Fría e imperialismo, como cuando su país compró Alaska a Rusia, en 1867, por 7.200.000 dólares.

 

“Los agostos no son como antaño, ahora surge el Ártico, Plácido Domingo, y la critica a las vacaciones de políticos, sin un Gobierno”

 

Segundo notición. Lo de Plácido Domingo ha resultado ser el sorpresón de este verano de 2019. Que la prestigiosa agencia The Associated Press publicara el 13 de agosto una denuncia por acoso sexual, avalada por ocho cantantes y una bailarina, tienen al tenor contra las cuerdas, mientras aparecen a diario, al menos en España, conocidas voces que defienden a capa y espada su trayectoria.

El movimiento Me Too (Yo también) surgió en 2017 para denunciar la agresión y el acoso sexual, a raíz de las acusaciones de abuso sexual contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein. Me identifico con esta iniciativa, porque la igualdad será irrealizable mientras las mujeres sean sometidas a cualquier tipo de violencia sexista.

Bienvenido también lo rápido que determinados personajes aparecen para hablar de Plácido Domingo, cuando antes han estado callados frente a los muchos problemas que tiene nuestro propio país con los acosos de todo tipo, desde los escolares a los laborales. Se sabe el problema, pero todo lo que se hace al respecto son palabras huecas, mientras los acosados y sus familias conviven con el problema casi en la más absoluta soledad, incomprensión y abandono administrativo y social. Dicho esto, tampoco hay que hacer valer una opinión sobre otra en el caso de Plácido Domingo, mientras respetemos lo que realmente hay que respetar, la presunción de inocencia, que aquí no se hace casi nunca y como medien en la noticia las televisiones, menos aún.

Termino el artículo con las vacaciones de los políticos españoles, criticadas porque aún no hay un presidente investido, ni conformado un Gobierno, lo que imposibilita al tiempo el rodaje normal del Congreso y del Senado. Meterse con esto en pleno mes de agosto, es como lo de Trump comprar Groenlandia: tiene mucho de irracional y todo de demagogo. La política copa mucho de lo que ocurre a diario en este país, y con los periodos tan continuados que llevamos de elecciones, cambiar el chip en un determinado momento resulta hasta imprescindible. Ya que nos hemos cargado la normalidad de los agostos, no hagamos lo mismo, por favor, con esa otra identificación tan  ibérica de regresar en septiembre con fuerzas y, sobre todo, con ideas.

 

“Bienvenido lo rápido que determinados personajes hablan de Plácido Domingo, cuando antes han estado callados frente a los acosos”

 

 

Miguel del Río