Oído Cocina

CON EL MÓVIL EN EL SPA

 

Miguel del Río | 02.10.2016


 

Muy pocos saben que el término SPA significa salud por agua y tampoco que viene de la expresión latina Salutem per aquam. Es más conocido ese dicho de que das la mano y te cogen el pie. Esto es lo que ocurre cuando usas balnearios y piscinas termales y te topas de habitual con usuarios que no saben utilizarlos, algo que se comprueba fácilmente con la visión de tangas, cabezas sin gorros y bermudas largas que llegan casi a los pies. El mal gusto en el vestir no es exclusivo de andar por la calle o acudir al trabajo; también se ceba en todos aquellos establecimientos de uso público como son las piscinas. Ahora bien, nunca pensé que llegaría a ver dentro de un SPA a un bañista con el móvil en la mano y enviando wasaps. Pido disculpas en nombre de todos estos lerdos y panolis por atentar contra la herencia recibida de termas romanas, baños turcos y ordenados balnearios rusos. Estos lugares de salud por agua han sido también siempre templos donde ha de imperar el silencio y, si me apremian, incluso de la meditación a través de la relajación.

Es una lástima que la señal de prohibido usar el móvil en lugares de oración o mientras se disputa un partido de tenis, dentro de poco se empezará también a ver en los SPA urbanos como los pequeños balnearios que son. Echo también la culpa a quienes regentan este tipo de negocios de salud y no saben poner orden para que unos pocos no molesten a la gran mayoría que sí sabe como hay que comportarse en diferentes situaciones. Eso si, no se cortan en cobrar buen precio a la clientela, unos usuarios que acostumbran a callar y aguantar los comportamientos palurdos en nuestros balnearios, y así es como se termina por dar entrada también al teléfono móvil en la piscina. Decir que de los romanos a la actualidad vamos para adelante es mucho decir. Transportes, infraestructuras y sobre todo tecnologías nos han dado mucha libertad de movimiento y acción, pero vamos perdiendo a toda prisa el debido respeto a las formas y, cuando compartimos espacios públicos o comunes, aún más.

 

Miguel del Río