Fe y Obras

 

Eutanasia: matar con el permiso del Estado

 

 

 

17.12.2020 | por Eleuterio Fernández Guzmán


 

 

Dice la zarzuela que las ciencias avanzan que es una barbaridad. Sin embargo, nada dice la misma obra musical acerca de que ciencia se utilice para hacer daño, para fomentar el Mal y para comportarse como verdaderos seres humanos deleznables quienes se sirven de la misma para matar, así dicho sencillamente.

Seguramente lo van a cubrir todo con el velo de la bondad y, lo mismo que hicieron en su día y ahora mismo hacen con el aborto haciendo uso de casos concretos y muy bien buscados, van a manifestar que para el enfermo grave es mejor actuar como quieren los matarifes que se actúe.

Ciertamente, es seguro que hay otros métodos de tratar a quien se encuentra en situación grave en cuanto a su enfermedad y sufrimiento. A lo mejor, se le pueden aplicar cuidados paliativos para que el sufrimiento no sea tan grande.

Sin embargo, hay quien piensa que a grandes males hay que aplicar grandes remedios y que lo mejor es facilitar, imponiendo el final de la vida, el tránsito al otro mundo.

No podemos negar que las personas partidarias de lo que aquí se trae están más que seguras que es lo mejor para el enfermo y, hasta es posible que, partiendo de eso se llegue a la situación según la cual se pueda facilitar la muerte a quien, sencillamente, esté cansado de vivir, esté pasando por una depresión o, en el máximo de los supuestos, simplemente porque le dé la gana terminar con su vida pues ya sabemos que cuando se abre la caja de esa tal Pandora cualquier cosa puede suceder y, claro, acaba sucediendo.

Eso lo hemos visto en el caso del aborto que empezó aprobándose para determinados casos, muy concretos, y se ha ido abriendo la manga tanto que ahora puede abortar una menor sin que sus padres, que tienen la obligación “legal” de mantenerla, digamos económicamente y otras mentes más, hasta que pueda valerse por sí misma, decimos, sin que sus padres puedan oponerse a una muerte tan atroz como es matar un ser humano dentro del seno materno por muy de menor edad que sea la madre.

Pues sí. En estos momentos o, en todo caso, va a ser aprobada una norma que promueve, protege, fomenta y paga, la muerte asistida de quien se encuentre, eso suponemos, en situación de enfermedad grave sin siquiera pararse a ver si hay algún remedio menos drástico y la vida de una persona pueda finalizar de una forma que no sea tan traumática.

En efecto, la ley de la llamada muerte “dulce” o Eutanasia está a punto de llegar a nuestras vidas. Y Satanás, ahora mismo, debe estar revolcándose de gozo porque, una vez más, ha puesto a sus discípulos a trabajar y le han devuelto su voluntad con sangre… ajena, eso sí.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net