Fe y Obras

Orar por los que oran

 

 

13.06.2014 | por Eleuterio Fernández Guzmán


Cada año celebramos una jornada muy especial. Lo es por las personas a las que se refiere y por la obligación que se nos recuerda acerca de las mismas.

Sabemos que el cristianismo hay hermanos y hermanas en la fe que han decidido, oyendo la llamada de Dios, dedicarse a llevar una vida llamada, muchas veces, contemplativa en la que oran et laboran para pedir al Creador por todos sus hermanos los hombres.

A tales personas se dedica la Jornada Pro Orantibus.

Es bien cierto que no solemos tener muy en cuenta a tales creyentes (que me perdone quien sí los tenga siempre presente) pues hacemos, de los mismos, una especie de “seguro espiritual” porque sabemos que rezan por nosotros. Y eso, francamente, no puede ser ni debería ser.

Cuando pedimos, por ejemplo, algo a Dios, lo hacemos, muchas veces, de forma egoísta pues nos interesa que nos conceda algo. Actuamos así, seguramente, como seres humanos con su naturaleza pedigüeña. Y Dios, que nos conoce bien, nos concede aquello que, verdaderamente, necesitamos y/o merecemos.

Pero aquellos que llevan una vida contemplativa rezan, piden, por sus hermanos los hombres sin importarles que eso pudiera parecer algo fuera de lugar para los mismos hermanos por los que piden. Lo hacen porque saben que Dios escucha sus peticiones pues están muy cerca del Padre con la vida espiritual que llevan adelante.

La Jornada Pro Orantibus, pues, como su propia expresión indica, es para que recemos por los que oran pues ellos oran por nosotros y, por lo menos, como poco, deberíamos ser agradecidos.

No debería parecer que no podemos pedir nada para tales creyentes católicos. La verdad es, justamente, lo contrario.

Por ejemplo, podemos pedir para que

-recen más por nosotros.

-se dirijan a Dios con fervor.

-hagan todo lo posible para que el Creador perdone nuestras ofensas.

-carguen, en su corazón, con nuestras podredumbres.

-sepan argumentar ante el Todopoderoso en bien de sus hermanos los hombres.

-tengan a bien no olvidarnos nunca.

En fin… cada cual puede poner, en esta pequeña lista, los motivos por los que crea que los hermanos y hermanas de vida contemplativa  pueden pedir a Dios por nosotros pues, seguramente, cada cual tiene sus propias circunstancias por las que pedir tan maravillosa y gozosa intercesión.

La Jornada Pro Orantibus de este año 2014 lleva como lema “Evangelizamos orando”. Vemos, por tanto, que tiene un doble sentido tal lema pues nadie vaya a creer que está referido exclusivamente a los creyentes de vida contemplativa sino, justamente, a todos (ellos y nosotros)

Es bien cierto, por tanto, que nosotros también debemos pedir, evangelizar, a través de la oración. Y pedir por los religiosos y religiosas que, día a día, se plantan delante de Dios y le piden, con argumentos poderosos de fe, que no nos tenga en cuenta todas nuestras deficiencias espirituales y que nos perdone, para empezar, por tantas veces que no los tenemos en cuenta a ellos y por las que somos demasiado egoístas como para olvidar que contemplan la vida presente con miras a la vida futura. Y en sus oraciones estamos cada uno de nosotros.

Y eso, se diga lo que se diga, bien merece buenas muestras de agradecimiento.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net