EL EVANGELIO DEL DOMINGO
por Gervasio Portilla García
05.09.2021
XXIII Domingo del Tiempo Ordinario (B)
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS (7, 31-37)
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó le lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:
― «Effetá (esto es, "ábrete")».
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían:
― «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Palabra del Señor
COMENTARIO:
El Evangelio de este Domingo Vigésimo Tercero del Tiempo Ordinario, nos presenta una curación que tiene un significado especial. El contexto evangélico rechaza la distinción judía entre hombres puros y hombres impuros.
En contra de lo que afirman los fariseos, todos los hombres, sean judíos o paganos, enfermos, sanos o pecadores, tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones para con Dios.
La acción de Jesús, condena la discriminación y la forma de actuar de aquellos judíos y el sentido de casta y de privilegios de los fariseos.
La tarea del creyente cristiano es acercarse a todos sin discriminación alguna en la misión universal de nuestra fe desde el amor a Dios y al prójimo.
Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.