EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

31.08.2014


XXII Domingo del Tiempo Ordinario (A)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (16, 21-27)

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:

- ¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.

Jesús se volvió y dijo a Pedro:

- Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.

Entonces dijo Jesús a sus discípulos:

- El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

Palabra del Señor


COMENTARIO:

En este Domingo Vigésimo Segundo del Tiempo Ordinario, vemos que los judíos se dan cuenta que Jesús no es el Mesías triunfante que ellos esperaban; sino el Mesías sufriente que al final fue condenado a muerte.

Jesús vivió hasta el último momento su misión de profeta y esta misión le condujo a la cruz. A Él no lo matan ni la arrebatan su vida, Él la entrega de manera generosa por nosotros.

Jesús, nos presenta un modelo propio: "El que quiera venir conmigo, que se niegue a si mismo, cargue con su cruz y me siga".

Cada uno de nosotros debemos de cargar con nuestra cruz; porque la cruz es la forma de afrontar la vida hasta las últimas consecuencias. Y de este modo debe de ser aceptada desde el propio corazón.

Gastamos mucho tiempo en cosas y proyectos vacíos y tarde, demasiado tarde, nos damos cuenta de que realmente hemos estado perdiendo el tiempo.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.